Mitsubishi está navegando aguas no muy tranquilas, aunque creo que lo que viene será mejor para la marca de los 3 diamantes, a mi criterio una de las automotrices de mayor calidad a nivel histórico, si bien en los últimos tiempos viene deambulando entre alianzas y definiciones. Participa de Renault-Nissan, alianza que me animo a dar por perimida, a partir de la nueva «fusión» Honda Nissan, que incluiría a Mitsubishi, en principio al menos (y ojalá sea así, sino la tendrá complicada de manera individual). La marca japonesa merece un futuro mejor que el actual (a nivel oferta de producto), y creo lo conseguirá. La marca vende bien en algunos mercados como Japón, algunos países asiáticos y otros de Sudamérica y Africa, pero no le va bien en Europa, contando con una oferta muy limitada y de modelos Renault con logo japonés.
Claro que tiene nuevos productos, como la icónica pickup L200/Tritón o el nuevo Outlander, pero no son suficientes el actual mundo del automóvil. Y hablando del mercado norteamericano, habiendo dejado de vender su «exitoso» Mirage, poco le queda para ofrecer a los compradores de aquel enorme país. Por eso, el anuncio oficial, digamos, de un nuevo SUV, o en todo caso un mix con el mundo crossover, eléctrico, y que llegaría a esas tierras en 2026. Mitsubishi fue una adelantada en la movilidad eléctrica en Estados Unidos con el i-Miev en 2009 (que también vendió en Europa); claro, caro y con prestaciones modestas como su autonomía de 100 km (hablamos de hace 15 años…). El nuevo modelo se basará visualmente en el concept Chil-Out de 2021, será fabricado en Japón, y la marca apuesta que sea el comienzo de una nueva etapa en aquel mercado.