El Prelude fue el primer Honda raro, quizás el primer japonés raro, cuando se abrió la importación a fines de la década del 70. Una coupé, chica, con casi nulo espacio en las plazas traseras, y un diseño llamativo, con aires a Civic, pero con personalidad propia. El modelo continuó su vida industrial y comercial, pasando por distintas generaciones (algunas casi restylings) en 1982, 1987. 1991, llegando a la última, la de 1996 que se produjo hasta 2001, fecha en que Honda lo discontinuó. Más actual, hace un par de años, Honda mostraba un concept que adelantaba las formas de una nueva generación Prelude, en aquel momento pensada solo eléctrica, manteniendo el concepto estético del primero, una coupé bien deportiva.
Claro, los tiempos cambian, los eléctricos siguen apareciendo como el horizonte próximo del mundo del automóvil (y yo sigo teniendo mis dudas respecto a cuándo ocurrirá eso), pero está claro que todavía hay un tiempo en el que prevalecerán (de duración desconocida), o en el peor de los casos convivirán, con híbridos cada vez más eficientes. Como sea, la participación del motor de combustión interna, está asegurada por ahora. De hecho el próximo Prelude, ya anunciado y mostrado en las web oficiales de la marca, tendrá una configuración justamente híbrida.
Y teniendo en cuenta que, aunque no confirmado oficialmente, se supone tendrá base (plataforma y más) Civic, no resulta descabellado pensar en compartir su configuración híbrida. Claro, los 184 CV del conjunto híbrido el Civic (con la base de 2.0) suenan a poco para un Prelude; seguramente el motor eléctrico será de mayor potencia para elevar el resultado conjunto. Prelude nación con 4.1 m de longitud y el último tenía ya 4.52 m. Teniendo en cuenta que el Civic llega a 4.55 m, «por ahí» va a andar la de la coupé. Estéticamente no ha cambiado en lo más mínimo respecto a lo visto en el concept de 2023, mostrando un resulta personal y logrado, me parece.