Hace poco menos de 4 años dábamos la triste noticia del final de la dupla deportiva de Dodge, Charger y Challenger. En ese momento todo pasaba por lo eléctrico y no había lugar para nafteros de gran consumo (y prestaciones). Poco después, la marca del carnero presentaba la nueva generación Charger, inicialmente coupé eléctrica, incorporándose luego el 4 puertas (como su antecesor) y las variantes nafteras. Hace un año, un portal del mundo del automóvil, hacía una encuesta en el mercado norteamericano, que arrojaba que de cada 4 Charger vendidos, solo 1 sería eléctrico. Acertado pronóstico.
La realidad es que el mercado no quiere un Charger eléctrico, y esto ha forzado a Stellantis a bajar previsiones de producción y ventas del Daytona (EV), y al mismo tiempo a aumentar la producción del equipado con el motor Hurricane Six, un «6 en línea» – 3 litros, que llevan varios modelos de Stellantis en aquel mercado. El panorama empeora al conocer la idea de Trump de eliminar subsidios a eléctricos, lo que haría menos deseables estas variantes. Más aún, aunque la plataforma STLA Large no previó la incorporación de un V8, no resultaría raro que, así como la RAM ya volvió a ofrecer el HEMI, también lo haga Charger. Veremos.
