Solo una de estas 3 cuestiones puede resultar sorpresiva, y hasta cierto punto. Desde que se presentó la nueva generación Charger hace un año, reemplazando a su antecesor y a Challenger al mismo tiempo, se sabía que inicialmente comenzaba la versión eléctrica, la más potente con 630 CV en su variante más picante, pero que luego llegaría la naftera, de la mano del moderno Hurricane 6 (en línea) con potencias de 425 CV y 560 CV, más que interesantes para un 6 cilindros. Y también que luego se presentaría el 4 puertas. Bueno, ambas cuestiones están llegando al mercado.
La tercera, la de la posibilidad del motor HEMI nuevamente en Charger (como lo tenía la generación anterior y el Challenger), digamos que no puede considerarse una sorpresa del todo, porque el icónico V8 está volviendo a las marcas norteamericanas de Stellantis, pero no era algo confirmado ni mucho menos. Y de no haber sido desplazado Carlos Tavares, me animo a asegurar que el HEMI (5.7, 6.2 y 6.4) tenían alojamiento en el cementerio como estaba previsto. Y aunque no es oficial, la misma Dodge reconoce que está analizado dotar al Charger de una versión naftera HEMI, quizás la Hellcat del pasado.
¿Qué ocurre? Que no es tan sencillo. La plataforma STLA Large, sobre la que se asienta la nueva generación Charger, permite conjuntos eléctricos e híbridos, incluso nafteros, no está pensada para el HEMI. Y adaptar el icónico motor a esta plataforma requiere algunas modificaciones, viables pero no tan menores y en la actual realidad de Stellantis no estoy seguro vaya a encarar este proyecto. Tampoco tengo dudas que el mercado lo está pidiendo y que si ven que resulte redituable, se decidirán. El Hurricane 6 es moderno, potente y eficiente, pero el HEMI… es el HEMI.