Tal vez no nos demos cuenta, pero en poco tiempo, muy poco, hemos pasado a hablar de los autos chinos como algo residual, de bajo precio y calidad, casi sinónimo de descartable, a asombrarnos con cada nuevo modelo, por diseño, por tecnología, por equipamiento, por prestaciones… por todo. Hace poco nos hacíamos eco del «auto que salta», el Yangwang U9, no casualmente propiedad del grupo BYD (Build Your Dreams), gigante asiático que nació como fabricante de baterías y que desde 2003 cuenta con su división automotriz. El grupo cuenta con 194,000 empleados, número que no amerita mayores comentarios. Tremendo.
Denza es la marca de lujo de BYD, digamos, o tal vez la marca más extrema, además de Yangwang y una tercera, difícil de escribir y pronunciar. Este Denza Z9GT cuenta con 2 opciones en cuanto a motores: eléctrica e híbrida. Esta última, con un conjunto conformado por un motor térmico de 2 litros turbo y 4 cilindros con 207 CV, encargado de cargar las baterías, y para moverlo, 3 motores eléctricos: uno en el eje delantero, de 270 CV y dos en el eje posterior, de 300 CV cada uno, totalizando 870 bestiales caballos, con los que puede acelerar de 0 a 100 km/h en 3.6 segundos, valor similar al del Porsche 911 Carrera S, como para tomar un parámetro. En modo eléctrico puede circular 200 km.
Y por otro lado, el eléctrico no cuenta con el 2.0 turbo naftero pero agrega otro motor eléctrico, llegando a más bestiales 962 CV, consiguiendo bajar la aceleración a 3.4 segundos. Autonomía de 630 km. Además, sus baterías son compatibles con cargadores de hasta 270 kW, consiguiendo una carga muy rápida, recuperando autonomía de manera casi instantánea, digamos. Pero no todo es solo potencia. Además, tren trasero direccional y un equipamiento digno de las premium alemanas, y diría bastante más. Llegará a Europa a finales de 2025 y a un precio que rondaría los 100,000 euros, bastante en términos absolutos pero bajo teniendo en cuenta que apunta a Porsche Panamera entre otros.
Visualmente cuenta con un diseño fluido, deportivo, similar al producto alemán, con una resolución trasera que se acerca (sin serlo) al formato Shooting Brake. Quizás trompa algo impersonal, o en todo caso similar a otros tantos modelos chinos de alta gama, en contrapartida de lo que ocurre en el sector posterior, muy personal, aunque algo exagerado a nivel lumínico, y con alguna reminiscencia a Mercedes-Benz. Interior como se espera, muy tecnológico y digital, con altísima calidad percibida, cámaras reemplazando retrovisores y un ambiente de lujo. Los chinos están «rompiendo todo».
