
Pareciera que sí, empezamos por la conclusión final. ¿Estamos en contra del auto eléctrico? Aclaremos este punto. Si analizamos esta pregunta desde un punto de vista meramente pasional y subjetivo, podría decirse que sí, al menos parcialmente. Y es que para quienes hemos crecido con icónicos modelos con motor a combustión (desde un «humilde» Renault 11 turbo hasta un Lancia Delta Integrale del grupo B del rally mundial y tantos otros ejemplos), pensar ahora en modelos «aburridos» y silenciosos, a batería, genera cierto temor inicial. También es cierto que luego de probar el Nissan LEAF eléctrico, uno de los primeros y por lo tanto no tan moderno ni prestacional, aún así, reconozco que cambié mi muy negativa percepción inicial hacia los eléctricos, sin dejar de sostener cierta melancolía por aquellos tiempos.

Pero, si dejo de lado estas cuestiones pasionales y trato de analizar el tema de un modo más frío, más técnico, menos visceral, las conclusiones son algo diferentes. Es cierto que la «ecología» del motor eléctrico debe ser analizada en su conjunto. No necesaria ni forzosamente cualquier eléctrico y bajo cualquier condición es menos nocivo. Claramente la generación de esa electricidad debe ser con fuentes limpias, las baterías (su tratamiento post vida útil) deben ser manejadas con cuidado y con cierto protocolo, la fabricación de los eléctricos (proceso industrial) también debe ser sustentable. En fin, quedan varias cuestiones por resolver antes de decretar de manera tajante y con cero margen de error «los eléctricos son el futuro limpio».

Más allá de esta -todavía abierta- discusión respecto a si son más ecológicos que los actuales térmicos, analizando todo el proceso de inicio a fin, y sin pretender introducirme en esa zona gris, lo cierto es que falta un tiempo, en el mejor de los casos, para llegar a la electrificación total. Y es que aun asumiendo que el futuro de la movilidad pasará por la electricidad (esto es algo fáctico), se pueden pensar en alternativas intermedias como eslabón entre ambos mundos. Sí, hay muchos eléctricos en la actualidad; me refiero al uso masivo de ellos en todo el mundo. Y se están llevando a cabo 3 vías diferentes de energía para los vehículos, que no utilizan derivados del petróleo ni son directamente eléctricos.

Por un lado está el hidrógeno, como combustible directo, no como pila de combustible (en ese caso hablaríamos de un eléctrico «convencional», digamos). Quizás es la tecnología menos avanzada de las 3 y que exige algunos desafíos relacionados con el tratamiento del hidrógeno. Este gas se utiliza de manera directa, como si fuera GNC (digamos) y los actuales motores térmicos podrían funcionar, con algunas modificaciones. Aunque hay algunas automotrices (como BMW y Toyota) que están trabajando en este sentido, y de hecho el Toyota Yaris a hidrógeno (concepto) es una muestra de ello, todavía falta para llegar a ser masivo.

Por otro lado, están los combustibles ecológicos o bio combustibles, que no deben confundirse con los e-fuel o sintéticos. Los más conocidos son los derivados de alimentos, como maíz por ejemplo, aunque luego siguieron otras generaciones utilizando aceite de cocina usado y otros similares. Actualmente las investigaciones pasan por microorganismos utilizados para su elaboración y algunas plantas marinas. La gran ventaja es que pueden ser utilizados casi sin modificaciones por los actuales motores a combustión. Sin embargo, requieren grandes cantidades de «alimentos» destinadas a combustible, con lo polémico que resulta el título, y además no son del todo limpios en cuanto a emisiones.

Finalmente los e-fuel o combustibles sintéticos, algo a lo que Porsche viene apostando fuertemente, con una planta de producción en Chile y muchos recursos destinados a su desarrollo. Como dicen desde la automotriz alemana, «un 911 no puede dejar de contar con un motor a combustión». Los e-fuel toman hidrógeno y lo combinan con CO2 (Dióxido de Carbono), obteniendo un combustible sintético para utilizar en motores térmicos, con características de funcionamiento no tan diferentes a los actuales. Su aspecto negativo a resolver es que el proceso de elaboración no es sencillo ni de bajo costo; con los números actuales, fabricarlos cuesta bastante más que la nafta, además de otros desafíos relacionados con su producción.

Todo parece que indicar que los autos eléctricos dominarán la industria automotriz en unos… ¿10/15 años? Al menos en algunas regiones como la europea. Electrificar Estados Unidos llevará más tiempo, y otras regiones como la nuestra, bastante más, por las grandes distancias y en nuestro caso por la nula infraestructura. Pero más temprano que tarde reemplazarán a los actuales motores térmicos. De todos modos, creo que tendremos una etapa intermedia con bio combustibles y/o e-fuels, y me animo a pronosticar que, a pesar de lo antes expuesto, habrá un futuro en el que que convivan los eléctricos a batería y los nuevos combustibles ecológicos para motores a combustión. Este complejo tema excede estas breves líneas; simplemente hemos dejado planteado este complejo y de múltiples aristas, tema.
