Todo «cambio de timón» dirigencial, estratégico, en cualquier empresa, implica cambios en las prioridades, en las previsiones, en los planes. Sin ir más lejos, la visión que tenía el recordado Sergio Marchionne, otrora líder de FCA, encontraba a Alfa Romeo y sobre todo a Lancia, en un estado terminal, casi vegetativo, a la espera de la desconexión de los aparatos que las mantenían con vida. Sobre todo hablando de Lancia, insisto; a Alfa le dio algo de expectativa. Luego John Elkan tuvo una visión diferente, y un interés en reflotar esas míticas marcas. También debemos ser justos con el líder fallecido del grupo; los tiempos han cambiado y hoy la nostalgia por marcas y modelos antiguos está en su nivel más alto.
Como sea, la nueva conducción de Stellantis, inevitablemente, junto con respiro económico, trae consigo nuevos planes, nuevas prioridades, nuevas condiciones para sus marcas. Y como hemos comentado en otras oportunidades, las 2 míticas marcas italianas tienen 10 años para mostrar buenos resultados, tarea nada sencilla para ambas. Para Lancia porque hoy no tiene producto ni mercado, y para Alfa Romeo porque tiene una imagen no muy buena en muchos mercados, y «con la pasión italiana» y el diseño deportivo, hoy no alcanza. Se sabe que Alfa Romeo, por decisión de su lider Jean Philippe Imparato, demoró la presentación del SUV Tonale (segmento C-SVU); modelo que estaba listo para ser presentado, pero que no encajaba perfectamente con la nueva estrategia de Stellantis, según el propio Imparato, quien se involucró directamente en la fase final de puesta a punto del modelo. Ahora tiene luz verde, y será lanzado en 2022.
Teniendo en cuenta que MiTo y Giulieta pasaron a mejor vida, y que Giulia y Stelvio, dos espectaculares modelos, no han alcanzado el éxito esperado (sí, algo más Stelvio), y que no tendrán reemplazos directos, la realidad de Alfa Romeo en cuanto a producto, hoy, no es tan distinta a la de Lancia. Por eso, con Tonale solo no alcanza para mostrar buena salud comercial. Y de hecho, Alfa también está trabajando en un B-SUV por debajo de Tonale, algo que no constituye novedad y que hemos comentado en otras oportunidades. En algún momento se creyó que podría ser bautizado Palade, pero finalmente mantendrá el nombre del famoso paso rutero de los Alpes, Brennero, aunque no descarto se preserve aquella denominación para otro SUV más chico. El Brennero será un SUV eléctrico, en la categoría B-SUV y buscará darle volumen a la marca, iniciando la recuperación de una de las automotrices con «más historia y pedigree» del mundo. Ojalá.
