Nuestro conocimiento mutuo con Fiat Toro nació con el lanzamiento de la pick up mediana de Fiat, a mediados del año pasado. Hace poco, probamos la versión Freedom 4×4 (pero con todos los opcionales disponibles, que no son pocos), y -también el año pasado, nos habíamos subido a la full Volcano AT9, con una excelente impresión. Cerrábamos aquella nota destacando Diseño, Calidad percibida, Info y practicidad Tablero, Motor y Presentación interior. Por el contrario, no nos convencía el Auxilio temporal, algunos detalles del portón trasero, Navegador y Pantalla Táctil, Plazas traseras y Visibilidad hacia atrás. De todos modos, insistimos, el balance fue muy bueno.
Varios miles de kilómetros después, nos subimos a la misma Volcano AT9 para hacernos una escapada al Dique de La Quintana, pequeño embalse cordobés, construido a principios de la década del 50, emplazado en la homónima localidad, a unos 60 km de la capital mediterránea. Ahora, con 26,000 km, nos subimos a la Toro para encarar una jornada de distensión, en un «mini curso» de kayak en este atractivo embalse.
Y nos interesaba, además, porque si bien 26,000 km en un vehículo «normal» es poco y nada, a la hora de evaluar «longevidad», en este caso, Toro pasó por muchas manos (no todas «suaves») y entonces, equivalen a muchos mas de un caso habitual con un propietario/conductor. Y notamos la misma calidad que cuando comenzaba a rodar hace poco menos de un año. Buen andar en ruta y en tierra. Incluso, a velocidades bastante superiores a las legales/permitidas, mantuvo un excelente andar, estable, y mas parecido a un sedán que a una pick up. Tramo de tierra para recordarnos su -también- buen andar en ese suelo.
Llegamos al pintoresco embalse, muy cercano al pueblo José de la Quintana, y que sirve también de usina generadora de la empresa de energía cordobesa, con vinculación al Dique Los Molinos. Lo primero que llama la atención es la ausencia de infraestructura; algo que han buscado mantener los lugareños, para que no se transforme un otro «lago San Roque». Y es así que sus aguas son totalmente transparentes, con una profundidad máxima de unos 35 m. Su longitud es de poco mas de 500 m. No está permitido embarcarse con motor, una de las claves para esta llamativa transparencia.
La gente de Ecotrek nos dió algunas instrucciones iniciales/básicas a los 5 participantes, y comenzamos a desandar la geografía del lago. Transparencia que se mantiene en toda su extensión, salvo en algunas pocas zonas cercanas a las costas (de difícil acceso, otra de las claves de su limpieza) por la existencia de algas, o mejor dicho plantas acuáticas. A pesar de nubes y llovizna (en la primera parte de la jornada), aves y plantas de llamativo colorido se mostraron en todo su esplendor, todo muy virgen, muy natural, muy atractivo. Finalmente, un rato libre para seguir navegando o nadar en sus aguas, un verdadero placer.
Retornamos con Fiat Toro Volcano AT9, disfrutando de su gran confort a bordo, dejando atrás una inolvidable, aunque sencilla, jornada de distensión, de esas que se vuelven necesarias en estos «conglomerados» tiempos. Fiat Toro, Dique y kayak, excelente combinación.