OK. Cambiemos el chip. O ubiquemos las coordenadas apropiadas, en todo caso. Estamos hablando del Volkswagen Golf, del modelo que nació en 1974 y que lleva 7 generaciones a sus espaldas, casi todas vendidas en Argentina, salvo la V (con la trompa del Vento anterior) y la VI. El que sigue siendo el rey de Europa, por delante de Ford Fiesta y Renault Clio, independientemente de que generación se presente. Uno de los 5 autos más vendidos de la historia. No es poco.
¿Esto implica que lo tengamos que tratar con algodones?, ¿darle privilegios?, ¿cuenta con un hándicap inicial por su nutrido CV? Para nada. Simplemente se trata de tener en claro de quien estamos hablando, solo eso. Y de aquel humilde Golf I de 1974, que buscaba convertirse en la motorización europea básica, a este VII actual, «ha pasado mucha agua bajo el puente». No solo en lo cualitativo (Golf tiene poco que envidiar a sus parientes premium) sino también en la multiplicidad de la oferta.
Hoy, Volkswagen vende, Golf «normal», GTI (con 220 CV llegará este año a Argentina), GTD (un GTI diesel), R (300 CV), Variant (rural), Sportsvan (heredero del Golf Plus, algo así como un Golf monovolumen), Cabrio (sobre la generación anterior), Alltrack (un «variant off road»), GTE (híbrido), e-Golf (eléctrico). Precios entre USD 21.000 y USD 42.000.
No poca oferta. Y de hecho, la de Golf está entre las más amplias de todas las automotrices.
Ahora sí, pasemos al frío -y subjetivo- análisis del este Golf que Volkswagen vende en Argentina en 3 versiones (probamos la intermedia). Y para hacerlo en orden, lo primero es el diseño exterior. Si hiciéramos una encuesta acerca del diseño exterior del Golf (y con el interior, lo mismo), irían a «ballotage» 2 respuestas. «No me convence, muy clásico, no ha evolucionado», la que tiene su parte de verdad, y «Es un Golf, y está bárbaro», y también es veraz. Ocurre que, el perfil del comprador de Golf busca eso: cambios en cada generación, que lo hagan más moderno, pero que no se noten. Y así podríamos sintetizar el diseño del Golf: «cambios que no se notan». Allí está la clave.
Y a nosotros nos encanta esta generación. Sí, es cierto, a primera vista puede parecer que Volkswagen solo aplicó un leve botox al anterior Golf VI. Sin embargo, los cambios son importantes y han dejado a Golf con un aspecto moderno y atractivo. Mirando su perfil encontramos algo sutil muy interesante: la línea de cintura muestra una -muy- suave curvatura que consigue un «ligero aspecto CC» (coupé de 4 puertas). No estamos diciendo que Golf sea un coupé de 4 puertas, no hemos ingerido algún elixir alcohólico; sin embargo, el efecto conseguido es ese. En la actual -7ª- generación luce (y es) «más bajo y más ancho» y esto consigue mostrar el «Golf más deportivo» de la historia, claro, todo muy sutil.
Buen ángulo entre capot y parabrisas, otro guiño al clasicismo, inevitable en Golf y bien logrado. Espejos de generoso tamaño, con intermitentes incorporados, de gran ancho, muy visibles. Como en otros modelos (se me viene a la cabeza el actual BMW Serie 3), el capot cuenta con 2 nervaduras, que no solo cortan la superficie sino que crean otro volumen en caída hacia los costados. Tendencia actual.
Seguimos en el perfil, y encontramos ópticas en ambos extremos que lo invaden y otro guiño a la modernidad (a la seguridad de peatones), el capot presenta una gran curvatura hacia adelante, consiguiendo una trompa más baja.
Bienvenida ausencia de cromados y detalles «barrocos»; no es que no nos gusten, pero en muchos casos se exageran. No en este caso.
Otro detalle en honor a su historia, ausencia de 3ª ventanilla lateral, como en todos los Golf anteriores. Si bien la caída del techo es suave, se nota la pendiente hacia atrás. Cubiertas Dunlop 205/55R16, llenando ambos guardabarros. Detalle curioso, a lo ancho de las puertas, y entre éstas y el zócalo, un «hueco» visible. Ni malo ni bueno, mejor evacuación de agua. Ausencia de antena, o mejor expresado, integrada al parabrisas.
Vamos al frente. Dos detalles ya comentados. La gran caída del capot hacia adelante, consiguiendo una trompa baja y las 2 nervaduras muy marcadas. Y acá aparece -casi- lo único criticable en el apartado estético: sus ópticas de «muy poco trabajo en diseño», que nos hacen creer por momentos que estamos ante un humilde Gol. No pedimos Xenón (menos láser) en esta versión, pero podría tener una percepción de mayor modernidad. Igualmente, su poder lumínico es bueno.
El logo VW adquiere gran protagonismo y la parrilla cuenta con 2 franjas horizontales (deja la tradicional parrilla plástica negra VW), una cromada y la otra de un negro más bien brillante, interesante. Antinieblas delanteros (con función «cornering») que pasan desapercibidos y sensores de estacionamiento completan el sector.
Pasemos atrás. Diseño compacto, simple y sobrio, como siempre. Solo el logo VW cromado y de gran tamaño (bastante mayor que el delantero). Opticas estilo Vento 2015 (en realidad la frase debería ser al revés), pero con mayor volumen (profundidad). Doble escape que le da un aire deportivo. Sutiles reflectores de iluminación («ojos de gato»). A lo ancho, en la parte baja del paragolpes, sector en plástico negro opaco. Sensores de estacionamiento y sigla TSI Bluemotion. Luneta de buen tamaño y bastante plano en su todo su ancho. Tercera luz de stop sobre alerón integrado y un antinieblas trasero.
Capítulo aparte para Bluemotion. ¿Que es?
Básicamente, un paquete de tecnologías que contribuye a reducir consumos y emisiones contaminantes. Disponible tanto en versiones diesel como nafteras, se nutre de ciertos elementos para mejorar la eficiencia energética.
En el caso del Golf probado, centralmente se refiere al Sistema Start&Stop, aunque tambien puede involucrar a cubiertas de menor rozamiento, recuperación de energía en frenado, catalizadores y otros elementos.
Volvamos al análisis y preparémonos para ingresar al Golf, tarea bastante sencilla (sobre todo adelante) por el mix de puertas grandes y buen ángulo de apertura. Muy cómodo. Una de las primeras cosas que llama la atención al sentarnos es todo el tablero, de forma convexa, con ambos extremos (en realidad izquierdo y centro) inclinados hacia el conductor. Lo segundo que resalta es el gran aplique metálico opaco que no nos disgustó pero preferimos el negro. Cuestión de gustos.
Volante de excelente tamaño y grip aunque, podría ser más circular su sección; sería más cómodo aun. Base plana, otro guiño al mundo deportivo. Logo VW en volante redondea un muy atractivo diseño, con los típicos mandos a distancia de Audio, Comandos por Voz, Teléfono y Computadora de a bordo (está compartida por display entre relojes y pantalla táctil). Doble regulación (manual obviamente), con la horizontal muy amplia, no tanto la vertical y un cuero cosido opaco de gran calidad percibida (y real). Terminando con el volante, que nos encantó, bocina central con excesivo delay, tornándose poco práctica.
Vamos al tablero. Excesivo uso del «metálico», entre instrumentos, en consola central, en sector de caja y en climatizador. Demasiado para mi gusto, pero es materia opinable. Excelente empuñadura y tacto de la palanca de la DSG, que además, está rodeada de 6 teclas, de las cuales solo 2 se usan en esta versión Confortline: Start&Stop y Alarma Sonora de los sensores de estacionamiento. En otras versiones agregan Parking Assist (si bien VW llama Parking Assist a los sensores del Golf) y otros. Cuadrantes principales del tablero con velocímetro y tacómetro, algo aburridos pero de rápida lectura y muy sobrio. Dentro de ellos, 2 más (¿muy?) pequeños para nivel de combustible y temperatura de agua.
Panel de la computadora en display entre cuadrantes. Extraño botón de puesta a cero del odómetro (aunque mucho más aggiornado que en los Toyota). La computadora de a bordo, manejada desde el volante, muestra ( y comanda), Audio, Teléfono/Bluetooth, Alerta vehículo y Datos de viaje (Consumos promedio e instantáneo, temperatura de aceite, advertencia límite de velocidad, Velocidad instantánea y promedio, Distancias, duración viaje y Autonomía). Lo lógico, no hay mucho más para inventar en este ítem.
A la izquierda del cuadro de instrumentos (un tanto antiguo el término..) encontramos la clásica perilla circular de luces de todos los VW, con manejo tambien de antinieblas, tirando hacia atrás con 2 posiciones para delanteras y trasera. Al lado, comando de regulación interna de luces altas y bajas, eléctrico. Salidas de climatización rectangulares; las preferimos a la circulares (tan de moda que hasta algunos Mercedes-Benz las ha adoptado). Al centro, balizas muy bien ubicadas aunque con comando que podría ser más grande y visible (ante una situación de emergencia no se puede perder tiempo buscándolo).
Más abajo, la pantalla táctil central, de buen tamaño, y acá nos encontramos con uno de los 2 déficit (casi imperdonables) en cuanto a equipamiento: no tiene navegador (tampoco Control de Velocidad Crucero, menos grave). Y si bien es opcional, debería estar de serie. No hay excusas.
Volvamos a la pantalla, que cuenta con botones a ambos costados para Radio, Phone, Media, Mute (bien a mano), Setup (pantalla, fecha y hora, idioma y formato teclado virtual), Sound, Car (Distancia, velocidad, tiempo y consumos parciales con buena interfase visual) y Menú (Junta todo lo anterior).
La pantalla es de buena resolución (también se ven las distancias para maniobras), con muy buena información, rápida lectura y bastante intuitiva. Aplausos.Descendemos al climatizador, también muy práctico e intuitivo. Solo criticable el tiempo de respuesta en cuanto a la temperatura, sobre todo en calefacción. Es de dos vías y al alcance del conductor. Entre asientos también freno de mano, algo retrasado pero a su alcance. Portaobjetos varios; podrían ser más siendo un modelo tan práctico y de mayor tamaño. En guantera el Volkswagen Infotainment, para distintas opciones de ingreso de archivos. Buena combinación de negro y metalizado mate, a pesar que, insistimos, preferimos el negro dominante («,» entre ambas palabras..)
Las butacas, en agradable tela textil, son muy cómodas, de buen tamaño y muy anatómicas, con regulación manual (podría pedirse al menos respaldo eléctrico en la del conductor) en distancia y altura. Ambas de gran alcance. Desde petisos, hasta jugadores de basquet, todos encontrarán un altura razonable de butaca. Uno de los muy pocos autos de todos los probados con tan amplia regulación. Excelente. En cuanto a la calidad general del habitáculo, es muy buena, sobria (salvo la terminación metálica mencionada) y sobre todo con excelente ergonomía (todo a mano) y comandos que accionan muy suavemente. Materiales duros y blandos, con una alta calidad de terminación, destacable.
La visibilidad es muy buena en general, aun con la butaca en posición (muy) baja como nos gusta usar. También aplausos para alfombras textiles (no de goma) y plafond central superior con iluminación tipo LED, bien blanca y potente. Hemos dejado el párrafo de la pantalla central y nos estamos olvidando de mencionar el excelente sonido del audio, realmente comparable al de modelos premium. Alta fidelidad. Los espejos exteriores cuentan con «guiño interior», interesante. Y manijas de puertas, gaveta y bajos en zonas de pies, con iluminación difusa, otro detalle del mundo premium.
Pasamos atrás, de manera cómoda no tanto por las puertas (no tan grandes), sí por su apertura. Nos sentamos y la visibilidad siguen siendo muy buena; hacia adelante por apoyabezas en butacas de tamaño contenido y hacia los costados por linea de cintura normal. El espacio a lo largo es bueno (butacas delanteras con buches y pies que pueden ubicarse por debajo), no tanto a lo ancho; esto, sumado al falso túnel central, complicará el buen humor del quinto pasajero en tramos largos. Salidas de ventilación entre butacas. Atrás se respira el mismo aire -cuasi- premium del resto del auto. Buen ángulo de inclinación de respaldo y buena altura de cojín. Cómodas (sobre todo 2) plazas traseras. Como resumen, si nos llevaran adentro del Golf con los ojos vendados y recién los abriéramos una vez sentados, podríamos perfectamente creer que estamos al comando de un premium alemán.
Vamos al baúl. Destrabe eléctrico desde llave (o automático si las puertas están destrabadas) y apertura con logo push. Gran boca de carga pero piso alto, con espacio de carga mejorable. La misma buena terminación que el resto del auto. Auxilio normal (es noticia en estos tiempos modernos), hasta con llanta de aleación, como las otras 4. Pasamos al frente, y abrimos el capot. Primera buena sorpresa, ausencia de varilla; en su lugar amortiguador (siguen los detalles de alta gama). Buena presentación del vano motor con medidores de aceite y agua muy a mano. El motor es el 1.4 TSI de 140 CV y excelente rendimiento y la caja DSG de 7 relaciones.
El equipamiento es el esperable en esta versión Confortline, pero podría ser mayor. En seguridad, ABS con distribución electrónica de frenado, ASR (Control de Tracción), ESP (Control de Estabilidad), Anclajes ISOFIX, 7 Airbags. En confort, pack eléctrico, Climatizador de doble vía, Audio muy completo y de excelente sonido, Sensores de estacionamiento delanteros y traseros con visualización en pantalla. Lo más importante que pierde respecto a la «full» Highline: Faros Bi-Xenón/LED, Techo Solar corredizo, lavafaros y Entrada y Arranque sin llave. No es poco, aun con los $ 40.000 de diferencia.
Y llegamos al aspecto mecánicos de este Golf. Su motor es usado en varios modelos del grupo (VW, Audi, Seat) y ya en lo papeles es más que interesante. El andar es muy bueno en cualquier circunstancia. En ciudad es muy confortable, con ausencia de ruido motor (solo se siente en ralentí y con el capot abierto), con suspensiones algo duritas pero cómodas y una caja DSG que ayuda -y mucho- en este aspecto. Es una caja (doble embrague) rápida; solo criticable el delay al arrancar en primera o MA.
La caja DSG cuenta con 3 modos de uso. Manual/secuencial, bajando cambios hacia atrás y subiendo hacia adelante (preferimos al revés pero es solo cuestión de gustos), y en el que, si bien no puede tildarse de lenta, no muestra sus mejores armas.
Automática «normal», con un pasaje rápido entre cambios, suavidad absoluta, pasando a la siguiente al llegar al corte y realizando los cambios entre las 1500 y las 5000 rpm, dependiendo de la presión sobre el acelerador. Finalmente Sport, solo en modo automático, con pasajes entre 3500 y 600o rpm, muy rápida, despertando lo mejor del motor 1.4 TSI. De lo mejor en modo automático.
Por más tránsito citadino pesado que encontremos, a bordo del Golf estaremos relajados. De lo mejor, con una dirección eléctrica de asistencia justa en cada momento (algo durita, mejor). Y si pasamos a la ruta, el panorama es aun mejor, con ausencia de turbulencias (al menos hasta 130 km/h), motor de baja rumorosidad (por sí mismo y por la caja DSG que en 7ª lo hace transitar relajado, a bajas rpm), solo levemente opacado por las cubiertas algo ruidosas en asfalto rugoso, hilando muy fino. Cuenta con Start&Stop (se puede desactivar) sensible al freno: si se lo aprieta a mitad de recorrido, no se para el motor, a fondo sí, muy práctico. El poder frenante (y el tacto) también es del mundo premium: el Golf se detiene rápidamente y con absoluta seguridad.
Si exigimos al Golf 1.4 TSI en circuitos sinuosos, con curvas de alta y baja velocidad, nos asombraremos por su tenida. Más aun teniendo en cuenta que el comprador medio rara vez estará emulando al Flaco Traverso en Rafaela. Fuimos al habitual circuito complicado en las sierras cordobesas y podemos afirmar que el ESC (Control de Estabilidad) entró poco en acción; clarísima prueba de la eficiencia de la puesta a punto del conjunto mecánico (se desactiva solo por sistema, no con botón independiente, mejorable). Al principio notamos un excesivo chillido en las cubiertas, pero descubrimos que la presión de inflado estaba en las 24 libras. Las llevamos a las 29 permitidas y la cuestión cambió drásticamente: perdimos algo (muy poco) de confort de marcha en ciudad pero el manejo deportivo se volvió incuestionable.
Prestaciones. El consumo, tópico habitual de Automotiva, y el mismo análisis de siempre (ver cuadro). En ruta, puede hablarse de un consumo promedio de 13/14 km/l y más, a límites legales y puede servir de guía. En ciudad no. ¿ Y entonces nos quedamos sin análisis de consumo en tránsito urbano? No para tanto. Pero sí debemos ser conscientes que los números en ciudad son muy -pero muy- relativos, o quizás, mejor expresado, muy dependientes. Básicamente de dos cuestiones: el tránsito y el manejo de cada uno.
Hemos conseguido 8 km/l y hasta 13.5 km/l en ciudad. ¿Cual tomamos como parámetro? Difícil aventurar una respuesta y por eso preferimos hablar de «banda de datos» en lugar de una fría cifra. En un manejo normal, en el Golf .4 TSI se pueden conseguir entre 10.5 y 12.5 km/l si se es cuidadoso. Ahora si el tráfico es infernal y el auto deber arrancar y frenar a cada rato o, si salimos tirando cambio en cada semáforo, esos números (como en cualquier modelo) estarán lejos de la realidad. Como sea, el consumo en este Golf es bajo en cualquier circunstancia.
Llegamos al párrafo de las conclusiones. Y la verdad es que, como puede desprenderse de todo lo anterior, creemos que Golf es, al menos en la versión probada, una de las mejores opciones del segmento (sino la mejor), y luego de haberlo utilizado por mas de 2.000 km, entendemos el porqué de su éxito en todo el mundo. Muy buena terminación, agradable diseño, excelente mecánica, buenas prestaciones (aceleración y consumo), buen equipamiento, gran confort de marcha. Entre las negativas, pocas, la ausencia de navegador, de Control de Velocidad Crucero y algo durito en el andar.
Pero quizás lo peor (y lo hemos dejando para el último), no tiene que ver con el auto en sí, el precio. No el precio de lista del fabricante, sino el que se consigue realmente en los concesionarios, y que es en definitiva el importante. Es cierto, pasa con muchos modelos de casi todas las marcas, pero no por eso dejamos de ponderarlo en el modelo que estamos analizando. Volkswagen publica $ 267.769 para esta intermedia versión ($ 238.206 para el 1.6 manual y $ 278.236 para el Highline DSG). Claro, $ 267.769 es un precio -muy- competitivo para el 1.4 TSI Confortline DSG.
De hecho, algunos conocidos, al enterarse del precio, fueron a concesionarios a pedir más info, y en las operaciones reales, no baja de $ 310.000, llegando a $ 335.000. Diferencias (promedio) de casi $ 80.000 son injustificables. Volkswagen Argentina no tiene poder sobre las concesionarias en cuanto a fijación de precios, es cierto, pero algun mecanismo debiera arbitrarse. También es cierto que esto también existe porque, a pesar de la crisis, la demanda sigue superando a la oferta, sobre todo en algunos modelos.
Una pena, porque el Golf es realmente un auto excelente, con la mejor relación precio(publicado)/producto. Si Volkswagen consigue que se respeten los precios publicados por ella misma, será líder, muy probablemente.