Que disfrutamos hacer este tipo de notas no resulta novedad a esta altura. No es la primera vez. las hicimos con Fiat Toro por los caminos del Rally, Fiat Toro y Kayak, Citroën Aircross por los Gigantes, Jeep Renegade y el Mar, entre otras. Porque, creemos que, más allá del frío test técnico, que tiene que estar, también resulta interesante poder descubrir un modelo de un modo más relajado, y de paso, conocer o recordar otros lugares. En este caso, estamos invirtiendo el orden habitual: la nota del test de Argo Drive 1.3 irá unos días después de ésta. Cuestiones de organización, nada grave…
Y elegimos el prime Santa Rosa-San Agustín (poco menos de 24 km), que cruza las sierras cordobesas, y es uno de los que se disputarán el viernes 27 de abril. El tercero del día, que comenzará con Las Bajadas-Villa del Dique y seguirá con Amboy-Yacanto. Los 3 se repiten luego del mediodía. Pero, vamos a encararlo en sentido inverso: desde San Agustín hacia Santa Rosa de Calamuchita, al fin y al cabo, en este caso, «el orden de los factores no altera el producto».
Minutos antes de las 13 hs comenzamos el recorrido (en un andar normal, tirando a divertido, pero lejos del espíritu del rally, claro) en la bifurcación Calmayo-Soconcho, cerca de Boca del Río, en San Agustín. En realidad el prime empezará algunos metros más adelante. Los primeros 3.5 km son sinuosos (todo el tramo lo es), aunque no tanto como el resto. Subidas y bajadas con curvas no tan lentas, un arroyo que por momentos acompaña al camino y un paisaje «muy verde», con vegetación autóctona. Desde allí hasta los 6.5 km (donde está la casa de retiro de los Monjes Benedictinos) las curvas se hacen más cerradas, hay más piedra suelta, y subidas y bajadas, ya «adentro de la montaña».
Los 3 kilómetros siguientes muestran el paisaje más cerrado, con curvas muy lentas, mucha piedra suelta (y en algunos sectores de tamaño considerable), Ya en la última parte de éstos, antes del acceso a Calmayo, el camino se muestra más «racional» y amplio. Saliendo de la bifurcación a Calmayo, nuevamente tenemos 2.5 km muy cerrados, de un manejo bastante técnico, debiendo llevar «las riendas cortas», y con mucha atención. Entre los km 13.9 y 14.3 el camino muestra uno de sus peores estados, con piedra suelta grande, obligándonos a pasar con bastante cuidado para conservar la integridad de nuestro Argo. Y a propósito, a esta altura ¿cómo viene comportándose el nuevo Fiat hatchback?
Bueno, lo más destacable viene de la mano del confort de marcha en caminos de tierra (y en este caso en mal estado). Sin decir que nos sentimos a bordo de la RAM, podemos asegurar que las suspensiones filtran bastante y se lo siente muy sólido; es más, nos llevan a transitar más rápido que lo aconsejable para estos caminos. Tampoco vamos a expresar que la ausencia de ruidos es total y que creemos estar en un Rolls Royce Phantom, pero sí podemos asegurar que el confort de marcha es una de las grandes fortalezas de este Argo 1.3.
Sí, es cierto, el motor con sus 99 CV no hace magia y realmente unos caballitos más le vendrían bien; pero, para eso está al 1.8 con 130 CV, y que estaremos probando en estos días. La caja no es lo rápida que uno desearía para un manejo alegre, pero no desentona, y en última instancia, Argo no está pensado para «hacer rally». Sí le hace falta una 6a pero para ruta, no la echamos de menos en este caso. La dirección eléctrica resultó muy agradable; y sí resultan mejorables los indicadores digitales de temperatura de agua y nivel de combustible, no son de fácil lectura y en estos casos uno va atento al primero, debiendo distraer la vista más de lo razonable.
Volvamos al prime Santa Rosa-San Agustín. En el kilómetro 15 encontramos algunas curvas bien técnicas, cerradas, con piso «deslizable» y en pendiente, muy divertidas para encarar, pero claro, tampoco es cuestión de devolver el Argo a boxes y además, son caminos públicos y con curvas que no permiten ver «lo que viene», así que guardamos la adrenalina en el bolsillo y seguimos «a velocidades razonables», menores a las que nos gustaría tomar el tramo. De todos modos, y a pesar que esta no es una prueba de larga duración, salvo ante piedras y/o pozos de tamaño importante, no estuvimos atentos al estado del camino, y esto es gracias a las suspensiones y conjunto mecánico, antes comentado.
Un poco más adelante la bifurcación que permite regresar a Soconcho (no es nuestro caso) o seguir hacia Santa Rosa. Allí encontramos los peores 50 m de todo el recorrido, con un estado deplorable. Vimos (en el inicio) una máquina vial trabajando con lo cual seguramente mejorará para el rally, aunque, en estos caminos de montaña, no hay mucho por hacer, rápidamente vuelven a su estado natural. Los siguientes 3 km, aún atenuados, mantienen el mal estado general y obligan a volver a bajar adrenalinas y ansiedades. Llegamos al Parador de la Montaña, turístico paraje, ubicado mucho más cerca de Santa Rosa que de San Agustín.
Los próximos 2,5 km son rápidos, con curvas suaves, poco desnivel; bien abierto. Por primera vez, el prime se vuelve de mayor velocidad. Los últimos 3.5 km antes de llegar a Santa Rosa vuelven a mostrar curvas lentas, esas que hacen que los autos del WRC muestren todo su poderío y eficacia. Estamos en Santa Rosa, del otro lado de la montaña. En lugar de volver a Córdoba por la ruta 5 (pasando por Alta Gracia), decidimos encarar el camino Villa General Belgrano-San Agustín, similar a este, podríamos decir «paralelo», aunque bastante más corto, y que fuera prime del Rally Mundial (no en esta edición). En aquel operativo con Fiat Toro lo habíamos transitado desde San Agustín, pero sin llegar a la pintoresca villa alemana.
Desandamos la ruta 5 entre Santa y Rosa y aquella y encontramos el tramo buscado. Lo encaramos con toda la determinación y ganas, pero, a los 300 m nos encontramos con una larga recta en subida, que parecía simple a lo lejos, pero resultó imposible para un tracción simple (y más tratándose de un auto).
Hay un sector de 30/40 m en tan mal estado y con desniveles muy altos que obligan a transitarlo en primera, despacio (no hay forma de «tomar envión en este caso»). Al hacerlo, con tanta piedra suelta, el auto patina y patina, escupiendo piedras, sin avanzar.
Hicimos 3 intentos y decidimos abandonar la idea original en pos de la integridad del embrague y el tren delantero del Argo; robustos, sí, pero no para estas exigencias extremas.
¿Volver a Córdoba por ruta? No, finalmente nos volvimos a Santa Rosa y encaramos el prime en el sentido en el que se correrá en el rally; hacia San Agustín. Los mismos cuidados que a la ida (menores a los recomendables) pero aún así nos divertimos y mucho. Ya en San Agustín, conformes de haber conocido este prime (lo habíamos hecho en otras oportunidades pero en forma incompleta) que se mostrará al mundo, con un Argo que, insistimos, en la robustez y el confort de marcha encuentra sus fortalezas principales. Es cierto que no podemos evaluar durabilidad en estos cortos contactos, pero sin dudas «da la sensación de llegar a la vejez muy entero». Aprobado. Y además, un aspecto muy importante para los que disfrutamos manejar: es un auto divertido para conducir, más allá de la velocidad a la que se transite. Muy acertada la frase de Fiat en su página web: «No manejás, sentís». Tal cual.
Pero no todo terminaba acá. Varios días después, sabiendo que ibamos a ir a La Falda por el espectacular Camino del Cuadrado, asfaltado, nos preguntamos ¿porqué no hacer el primer tramo del viejo camino del cuadrado, entre el Hotel Edén (dueño de una riquísima historia, con visitantes ilustres como Albert Einstein, por ejemplo) y la ruta nueva?
Se lo puede visitar, y vale la pena, dicen, aunque no lo hemos hecho. Sí hicimos este camino, el original del cuadrado hace unos años (luego, al asfaltarlo, decidieron hacerlo bajar por Valle Hermoso y no por la Falda).
Sabíamos que su estado era muy malo. Pero, si ya habíamos hecho aquel prime del Rally, ¿porque no hacer también este? Al fin y al cabo, con alguna dosis de prudencia bastaba para evaluar cada sector si era «encarable» o no.
Salimos del costado del viejo Hotel Edén y comenzamos a subir grandes desniveles con curvas cerradas y piedra suelta. Los primeros 5.7 km realmente son complicados, por precipicios, por ancho reducido, por piedras sueltas, por subidas fuertes y curvas cerradas. Acá la adrenalina «bajó de prepo», no había forma de intentar apurar el paso más allá de lo que permitía el muy pintoresco camino. Pero a poco de dejar el Hotel, los primeros 30 m bien complicados. Piedras y huecos más aptas para el Cross Country que para un auto de calle.
Pero, «no nos amedrentamos». Y así fuimos pasando algunos sectores complicados, rogando que no tuviéramos que regresar ante alguno imposible de franquear: ni siquiera hay donde dar la vuelta, si hubiera sido necesario volver. A la mitad del tramo, el sector más duro. Mínimo envión, apuntar a la parte menos destruida, sin acelerar de más para evitar un patinamiento inútil o quedar colgados. Pasamos; al final no era para tanto como parecía indicar la imagen inicial. Y fuimos avanzando, siempre en subida y con curvas lentas, hasta llegar al histórica Estancia «El Cuadrado», ya muy cerca de la nueva ruta del Cuadrado. Metros finales en bajada, ya más relajados, hasta llegar al -no tan ansiado en este caso- asfalto.
Lo que siguió fue muy civilizado: el camino del cuadrado, si bien muy sinuoso en ambas puntas, y muy pintoresco, es un viejo conocido nuestro, así que lo encaramos con tranquilidad, con el confort de marcha de siempre, con muy buena tenida, solo penalizada por neumáticos de perfil no tan bajo, pensados para el confort, pero aún así nos dio gran seguridad. Se nota acá sí la ausencia de una 6a marcha. Los frenos trabajaron mucho sin quejarse, y si bien no medimos distancia de frenado, la sensación fue de gran seguridad. Llegamos a Córdoba, fin del doble operativo.
Conclusiones
Recordando que esta no es la nota de prueba del Fiat Argo Drive 1.3 (ya se realizó y será publicada en breve) sino una «de color» con el objetivo de comprobar su respuesta ante caminos en mal estado, y de paso, conocer estos famosos sectores (uno prime del rally mundial, el otro no, pero con mucha historia), podemos expresar que Argo mejoró la ya buena imagen que nos había dejado durante el test. Confort de marcha aun en caminos muy complicados como estos, robustez, diversión a bordo, con un interior muy agradable y buen espacio disponible.
Caja que no desentona pero no es la más precisa, como casi único ítem mejorable en el rubro mecánico, (hilando muy fino). Motor que responde muy bien para sus 99 CV, salvo por debajo de las 1500 rpm que pareciera estar bajo un sueño maléfico. Argo es uno de esos autos que invitan a ser manejados, frase que, quizás, mejor expresa nuestras sensaciones a bordo. ¿No tiene defectos? Sí, aunque no muchos, y aparecerán en la nota del test, como así también el resto de sus virtudes. Aprobado.