Skoda. Pero… ¿no se trata de una marca low cost?, ¿algo así como Dacia pero de República Checa? A juzgar por las fotos del nuevo Scala (y ni hablar si se analiza su portfolio…), Skoda tiene poco de aquel título. Por un lado, los conceptos cambian, y «low cost» tenía un significado hace 20/30 años, muy diferente al actual. Hoy no podrían venderse modelos como aquellos Dacia 1300/1400 (malas copias del exitoso R12). Además, al igual que Dacia, Skoda pertenece a otro fuerte conglomerado automotor: Volkswagen, y esto hace que se beneficie con plataformas, mecánicas, componentes, y diseños, compartidos con otros parientes de las distintas marcas del grupo.
Finalmente, además, Skoda nunca fue de baja calidad: es cierto que tuvo modelos más humildes y limitados, pero nunca al nivel (bajo) de los comentados previamente. Y es una de las automotrices más longevas de la actualidad. Nació en 1890 fabricando bicicletas (como otra tantas empresas del sector), poco después motos, y ya en 1905 fabricaba autos. No muchas pueden mostrar semejante pergamino. Hace unos años contábamos algo de la historia de la marca, a partir del Fabia para Rally.
Y el portfolio actual de Skoda es bastante amplio, desde el Citigo (up!), hasta el Superb (Passat), pasando por Octavia (Vento), o Rapid (Polo), o sus SUVs Kodiaq (7 plazas) y Karoq. Pero claro, la novedad que nos ocupa en este caso es el nuevo Skoda Scala, derivado de aquel concept Vision, y que adelanta algo de los próximos Volkswagen Golf/Seat Leon, sus primos hermanos. Toma la nueva plataforma MQB A0 del grupo. La MQB es una plataforma flexible que se utiliza tanto para el Golf como para el Passat y hasta Tiguan.
El nuevo Scala cuenta con una longitud de 4.36 m, unos 10 cm más que el Golf actual, y la misma del Ford Focus actual argentino (que la marca del óvalo dejará de producir en 2019…). Sus llantas serán de 16″, 17″ o 18″ según versión. Sus motores nafteros serán el 1.0 de 3 cilindros, con potencias de 95 CV y 115 CV, y el 1.5 TSI (que reemplaza al conocido 1.4L) de 150 CV, y que cuenta con desconexión automática de cilindros para mejorar el consumo y las emisiones contaminantes. En diesel, el 1.6 TDI de 115 CV, además de una variante en GLP. Contará con algunos elementos de seguridad vistos en otros modelos del grupo, como Alerta de Tráfico Cruzado, Detección de Peatones, Luz Alta Automática, y Alerta Activa de Cambio de Carril, Control de Crucero Adaptativo, entre otros.
En cuanto al diseño, lo encontramos muy atractivo, dentro de la subjetividad de esta disciplina. Trazos simples, sin exageradas molduras, ni cromados, ni cambios de volumen; sencillo como el espíritu Skoda. Frontal con gran protagonismo de la parrilla, logo Skoda sobre el capot (pareciera como si lo hubieran «extirpado» del centro), y ópticas que nos recuerdan al anterior BMW Serie 1. Sencillo. Sobrio. Atrás se muestra más original, con una luneta (portón en realidad) que puede elegirse con más o menos vidrio y ópticas «con volumen». De perfil apreciamos una gran distancia entre ejes, con trazos que nos resultan familiares con el nuevo VW Vento, techo bastante plano y sector posterior con un aire a Aire Q5.
¿Entonces Skoda Scala se ha copiado de otros modelos? No, simplemente tenemos una manía de encontrar parecidos, algo normal en esta era globalizada y electrónica. Nuevamente, simple, sobrio y atractivo, perfil bajo. Adentro, se diferencia un poco más de otros modelos del grupo, contando con tablero digital y pantalla central de gran tamaño, pero con algunos elementos y detalles propios del modelo. Muy buena calidad percibida, sin descuidar aquella simpleza, fortaleza de la marca. Muy interesante modelo, de una marca que, al igual que SEAT, está tomando cada vez más protagonismo dentro del grupo Volkswagen, y por ahora, como aquella, lejos de Argentina, lamentablemente.