La realidad de los eléctricos, la relacionada al parate o estancamiento en sus ventas, es un tema conocido a estas alturas, y al que hemos hecho referencia en varias oportunidades. Y no exclusivo de un modelo o una marca; abarca a prácticamente toda la industria automotriz. Las causas son varias, pero lo cierto es que no están viviendo su mejor momento precisamente. Por eso, lo del Fiat 500e no es un caso de excepción, aunque sí se conjugan un par de factores de manera simultánea. Fiat dejó de vender el 500 con motor térmico en varios mercados, apostando al eléctrico, que hasta hace poco parecía lo único viable en el mercado. Además, por cuestiones de emisiones y límites de la norma Euro. A partir de la situación de los EV, la línea de producción del 500 eléctrico, en Italia, está prácticamente parada. Por eso había decidido frenarla totalmente desde mediados de setiembre hasta el 10 de octubre.
Ahora, ha prolongado esa inactividad hasta principios de noviembre, a partir de las bajas ventas del modelo. Como acción de repunte, está trabajando en dos cuestiones diferentes. Tal como adelantamos, decidió desarrollar un Fiat 500 híbrido (que ya existe) pero a partir del eléctrico, ya que el híbrido actual se produce en Polonia y tiene otra plataforma. Los desarrollos no son instantáneos, pero llegará el nuevo 500 híbrido para levantar las ventas históricamente buenas del pequeño Cinquecento. Pero además, ha anunciado una inversión de 100 millones de euros para el desarrollo de una nueva batería para el eléctrico, con mayores performances, ya que si bien la caída en las ventas tiene que ver con cuestiones generales de la realidad de los EV, además, el 500e tiene prestaciones mejorables.