Como hemos comentado en varias ocasiones, a pesar que la avanzada mundial y generalizada por la movilidad eléctrica continúa, «con prisa pero sin pausa», aparecen algunas voces de «alarma», y es saludable. Pero no criticando o demorando el avance eléctrico, algo inevitable, sino advirtiendo de algunas cuestiones (que las hemos abordado en varias ocasiones). Y digo que es sano, porque si bien comparto varias cuestiones favorables de esta movilidad (no todas), creo que viene siendo demasiado rápido, vertiginoso, traumático, en cierto sentido muy apresurado. Como hemos comentado, más allá de lo inevitable de este cambio de paradigma, es necesario evaluar y prever varias cuestiones, y en tal sentido va Luca De Meo y varias voces protagonistas más.
Ya nos habíamos hecho eco de sus anteriores comentarios. De todos modos, el ambicioso plan eléctrico de Renault sigue a pasos firmes. Llegarán la nueva generación del R5, su variante deportiva «by Alpine», la próxima del Renault Scenic, ahora SUV, el R4 nueva generación, y seguirán. Y Luca de Meo no va en sentido contrario: más aun es el gran artífice de esta «nueva Renault». Simplemente plantea algunas cuestiones razonables, luces amarillas. «El auto eléctrico será una revolución para los ricos», «la movilidad privada tal cual la conocemos, dejará de existir», «fabricar un auto eléctrico hoy es más caro que uno a combustión» y varias frases más. Lógicas. Agregó, «con los eléctricos, no tendremos más un mercado europeo de 17 millones de unidades anuales». Finalmente, «para 2035, una Europa que venda solo eléctricos, suena altamente improbable. 2040 es más razonable».