Desde sus inicios, allá por el 2000, Santa Fe mostró personalidad en sus líneas. Luego, con las sucesivas generaciones (4 hasta hoy) fue cediendo originalidad (opinión subjetiva, claro). Sí, es cierto, siempre buscando diferenciarse del resto, pero creo que lejos de aquella primera generación disruptiva. Pues bien, esta nueva 5a generación, que será presentada oficialmente en agosto, cuyas primeras imágenes oficiales está mostrando Hyundai, no solo es «rompedora», sino que muestra un cambio de timón conceptual (estético) tan grande, que cuesta adivinar que hablamos de una Santa Fe; más aún, no es sencillo aceptar que estamos ante un modelo Hyundai. Y esto no es una crítica negativa; todo lo contrario, aplaudo de pie a la coreana por seguir animándose a hacer algo diferente, como viene haciendo con Staria, o también el Ioniq 6, por mostrar dos lanzamientos recientes.
Y debo decir que, en términos generales, esta nueva generación de Santa Fe me encanta. Digo en términos generales porque no me convence el remate trasero. Muy original, sí, pero creo poco armónico. Salvando las grandes diferencias, en este sentido me recuerda al Ssangyong Musso. Volviendo al diseño exterior general, como siempre, se pueden encontrar similitudes con otros modelos de la industria. Tiene elementos conceptuales de algunos Land Rover, tanto en el sector frontal como en el lateral, algo de lo visto en SUVs de Ford; en fin, similitudes siempre aparecen en la actualidad. Demasiado «masivo» en sus 3/4 traseros para mi gusto. Pero esto no opaca el excelente camino tomado por Hyundai.
La actual 4a generación fue lanzada en 2018, con una actualización en 2020 y ahora llega esta nueva versión, con cambios radicales, drásticos, absolutos, tremendos. Aumenta su distancia entre ejes, mejorando la habitabilidad para los 5 pasajeros de la 2a y 3a fila. En cuanto a datos técnicos, no han trascendido; solo estas imágenes oficiales. No se esperan nuevos motores. Para el mercado norteamericano, el 2.5 naftero de 190 HP y el 2.5 turbo de 280 CV. Para Europa, el diesel 2.2 de 200 CV (turbo, claro), el mismo que ofrece la marca en Argentina. Pero en el viejo continente agrega un 1.6 TGDi híbrido de 226 CV y 260 CV. Eficientes motores que no necesitaban un recambio urgente ni mucho menos. Vamos finalmente a la parte estética, rubro del que podemos opinar a partir de las imágenes oficiales que hoy han trascendido. En general, debo decir que me gusta mucho, en dos sentidos.
En términos pasionales, porque soy afecto a los estilos más cuadrados en SUVs, y también de modo racional, aplaudiendo de pie a Hyundai por no caer en la tentación de seguir lo que marcan moda y tenencias. Como tantas otras veces, también con su subsidiaria KIA, la marca coreana innova permanentemente, asumiendo riesgos importantes. Y no le va nada mal. Lo que más me gusta es el sector frontal, si bien bastante «Land Rover», pero sobrio, musculoso y con la nueva firma lumínica «H». En el lateral, todo cuadrado y recto, con guardabarros «pentagonales» y cintura y techo bien rectos. Clásico y habitable. Atrás, el sector más polémico, subjetividad mediante. Mucha chapa y faros en posición muy baja, dejando demasiado sector «ciego». Portón y luneta verticales. Opinar es fácil, pero yo hubiera ubicado los faros traseros algo más arriba. Respecto al interior, me encanta. Sobrio, racional, minimalista, con muy alta calidad percibida, tablero tipo doble tablet (no me convence pero «es lo que se usa»), climatizador con mandos físicos y atractiva combinación de colores. Veremos más detalles cuando se presente oficialmente el mes próximo.
