Estamos presenciando, desde hace unos pocos cambios, a un cambio profundo en la industria automotriz, probablemente como nunca antes había ocurrido. Inmerso, claro, en los cambios que vive el mundo en general y que encuentran al automóvil en uno de los sectores que más rápidamente está encontrando nuevos paradigmas. Ejemplos hay muchos y los hemos destacada en no pocas oportunidades. Y los «muscle car» norteamericanos no son la excepción. Ya hemos cronicado acerca de la próxima y cercana muerte del Chevrolet Camaro (al menos tal como lo conocemos, siempre vale la aclaración) y también de cómo el Mustang Mach-E, SUV y eléctrico, le viene quitando ventas al Mustang original. Dentro de (la ex) FCA, las cosas no son muy diferentes.
A mediados de este año contábamos que se estaba trabajando en nuevas generaciones eléctricas, tanto para RAM como para Challenger, uno de los íconos de los muscle cars. Antes, a principio de año, nos preguntábamos si el icónico motor V8 HEMI estaba transitando sus últimos días (meses). Pues bien, ya circula un nuevo concepto (sobre todo para los norteamericanos); los e-muscle, algo así como los «muscle cars eléctricos». El primer modelo de Stellantis en recibir este concepto será el Challenger, que en 2024 se transformará en eléctrico. Las mismas autoridades del mega grupo en Estados Unidos han asegurado que «hasta ese momento, seguirán existiendo las prestacionales variantes con el V8 de 6.2 litros», que entregan potencias entre 700 HP y 840 HP en sus versiones más potentes
Como solemos decir, «sea algo bueno o no, estamos asistiendo al final de la movilidad automotriz tal cual la conocemos». Si bien hay algunos intentos de prolongar la vida de motores a combustión, sobre todo con los e-fuel, como Porsche para el 911, casi todo pasa por la movilidad eléctrica, algo a lo que habrá que acostumbrarse rápidamente. No porque no resulten vertiginosos; por el contrario, por las características del motor eléctrico, resultan más radicales, pero claro, sin ruido y sin la magia de los motores nafteros (y diesel). A juzgar por nuestra experiencia durante la prueba del eléctrico Nissan LEAF, no resultará tan complicado acostumbrarnos.