INTRODUCCION
Los eléctricos están sufriendo un retroceso en el mundo. Pero esta frase debe ponerse en contexto. El futuro sigue siendo eléctrico y por otro lado, el avance inicial de los EV fue desproporcionado (fabricación, energía disponible, post venta, etc.) y por lo tanto, esta ¿meseta? actual servirá seguramente para ir balanceando diferentes cuestiones, propias y ajenas, que deben mejorarse para ese futuro cercano, que sigue apareciendo como eléctrico. Pasando al Kwid E-Tech, el análisis de un modelo siempre debe estar referido a su precio y a su espíritu. No es lo mismo exigir techo corredizo en un auto del segmento B que en uno del C, por ejemplo, y resulta muy diferente analizar calidad con la misma rigurosidad, en vehículos de muy diferente precio.
Y en este caso, más que nunca, debe aclararse esto del precio. Porque, adelantando un poco la conclusión final, este Kwid E-Tech tiene un análisis muy diferente si es en función de su precio o no. Como todo eléctrico, y mas sin los subsidios gubernamentales, es bastante caro. Si nos olvidamos de su valor de mercado y lo analizamos en función del uso al que fue destinado cuando se desarrolló, hablamos de una excelente opción, sin dudas. Claro, cuando metemos en la ecuación el factor precio de venta, la cosa cambia bastante, porque por ese precio se pueden comprar modelos nafteros de segmentos superiores. ¿Es culpa del Kwid? No, pero la cuestión existe. Aclarado este muy importante punto, vamos al análisis del pequeño eléctrico.
DISEÑO EXTERIOR
Uno de sus puntos fuertes. A pesar de no haber recibido grandes modificaciones, el restyling le ha sentado muy bien. Sigue siendo un modelo de concepto low cost, funcional, práctico, utilitario (por utilidad), pero ha mejorado la percepción de calidad y resulta más agradable. Siguiendo la moda, lo que parecieran ser las luces principales, son las diurnas, los antinieblas (el lugar) son las altas/bajas. En general, muy mejorado respecto al anterior. Atrás cambia poco, forma interna de faros y paragolpes. En alusión a su propulsión, «E Kwid» y «E-Tech Electric», como para que no queden dudas.
En el lateral mantiene el estilo «SUV», con la innecesaria aclaración que está lejos de pertenecer a ese concepto. Muy atractivas llantas en negro, sobre neumáticos GreenMax ECO Touring 175/70R14, muy adecuados para su uso urbano, y de origen chino, como todo el auto. Raro color verde y calco E-Tech, opinable. A mí no me desagrada. Abundancia de sectores en negro, la mayoría en plástico, acercándose visualmente al mundo off road. Vamos atrás, con un portón muy liviano, pintura interior de menor calidad (algo frecuente en algunos Renault y Nissan). Pequeño volumen, por lógica y una boca de carga no tan práctica. Auxilio normal, solo que en llanta de chapa (ningun problema con eso). En el otro extremo, lo mismo. Capot muy liviano y pintura de menor calidad, con una varilla no tan práctica. La rareza de todo motor eléctrico; nada que resulte familiar.
PUERTAS ADENTRO
Sencillo acceso, solo penalizado levemente por un volante algo intrusivo, no regulable. Ubicación rara de levantavidrios y una calidad percibida acorde a su nivel y a su segmento (no a su precio, volvemos al tema inicial). De todos modos, nadie espera en un Kwid una calidad similar a la del Megane, ¿no?. Tablero con poca información aunque muy clara, y pantalla central con similar característica. Ordenador de a bordo básico y poco para setear/regular. En cambio, muy buenas butacas, de aspecto y si bien algo duritas, cómodas. Buena posición de manejo, alta, a pesar de no poder regular volante ni butaca en altura. Buena altura a techo. Razonable calidad de materiales.
El ingreso y egreso a las plazas traseras es algo más complicado por la altura del techo en las puertas, pero tampoco requiere contorsionismo ni mucho menos. Eso sí, el espacio, como lo adelanta su tamaño, es bastante limitado para adultos, sobre todo si hablamos de viajes, uso para el que no fue pensado este Kwid. No mucho para agregar de su interior, y redondeando, a pesar de lo espartano, se muestra simpático, palabra que define mucho mejor su diseño exterior, y más en este color verde pastel, bastante original. Su equipamiento tiene luces y sombras (hablando de su tamaño y segmento, no de su precio, volvemos a lo mismo). Sorprenden los 6 airbags, el asistente de arranque en pendiente, sensores de presión de neumáticos, regulación interno de altura de ópticas y los sensores, en cuanto a seguridad. En confort, poco para mencionar. Android Auto y Apple Car Play, 4 levantavidrios y no mucho más.
EN MARCHA
Otro de los puntos altos del Kwid E-Tech, junto con su diseño y practicidad. La llave se gira como en cualquier auto y vuelve sola al punto de «contacto». No se percibe diferencia alguna, salvo el indicar «OK» en el tablero que nos habilita a comenzar a transitar. Rueda en consola central con 3 posiciones; N, R y D. No tiene Parking como tal, y de hecho el manual aconseja dejarlo en N (neutral) al estacionar, con el freno de mano actividad. Y si no se lo hace, una alarma lo advierte. Los motores eléctricos tienen gran torque, una entrega de potencia desde «abajo», y por lo tanto resultan más prácticos para circular en ciudad por la salida «instantánea». Hablemos de la carga. No está pensado para cargar en un toma hogareño normal. Viene con dos tipos de fichas (en la parrilla): para carga alterna y continua, con hasta 35 kW instantáneos. Con este último, lo cargamos completamente en menos de una hora. Para quienes lo compren, habrá opciones a través de la red Chargebox, con una tarjeta, o instalando un wall box hogareño.
A pesar que sus 65 CV sugieren cierta pobreza en aceleración (al menos en los papeles), me sorprendió gratamente su agilidad, lo que sumado al silencio del motor (solo los neumáticos algo ruidosos) lo convierten en vehículo citadino por excelencia y muy práctico y hasta divertido para manejar en esas circunstancias. Al soltar el acelerador, retiene (no tanto como el One Pedal del Nissan Leaf), con el efecto de un frenado no brusco, para cargar las baterías. No es tanto lo que aporta, pero suma. Y no cuesta acostumbrarse a usar menos el freno, al contrario. La verdad es que en el tránsito urbano, sobre todo si es denso, resulta ideal, impecable, elogiable. En ruta la cuestión cambia por varias razones: su aerodinamia, su alto consumo (como todo eléctrico), lo bueno del torque instantáneo, pero que a su vez es plano y entonces tampoco «despierta» en grandes aceleraciones para sobrepasos y por el ruido y el efecto del viento.
¿No se puede andar en ruta? Claro que sí, pero no está diseñado para eso y no es su mejor ámbito de trabajo. ¿El consumo? Bueno, resulta raro hablar de kWh/100 km en lugar de litros/100 km, pero así se mide el consumo de un eléctrico. Como comenté antes, a diferencia de los motores térmicos en general, los eléctricos gastan menos en ciudad y más en ruta. Hablamos de unos 13.5 kWh/100 km en ruta y unos 11 kWh en ciudad, siempre relativo. Hagamos algunos números. En ruta, entonces, para hacer 200 km, necesita 27 kWh, casi toda la capacidad de la batería. En Córdoba, podemos decir que el kWh «hogareño» cuesta $ 54 (valor algo relativo ya que depende de diferentes cuestiones). Por lo tanto, para hacer esos 200 km, gastaremos $ 1,485. Si hablamos de un naftero equivalente, que haga unos 15 km/l en ruta, para hacer los mismos 200 km, necesitará algo menos de 13.5 litros nafta, o sea unos $ 14,200 dependiendo la estación y el lugar de carga.
Por lo tanto, hablamos de un consumo (en este caso) muy menor respecto a un motor a combustión. Después está el tema del costo real por km, donde aparecen los costos de mantenimiento, de cambio de cubiertas, y hasta de amortización, pero es otro tema. Hablando de combustible, electricidad o nafta, resulta muy favorable la ecuación a favor de los Volts. Claro, acá aparece (para ir terminando), el tema del análisis teniendo en cuenta o no el precio de compra. Porque si bien el gasto diario de movilidad resulta mucho menor que su par naftero, el precio de compra cambia esa conclusión. Este Renault Kwid E-Tech cuesta algo así como $ 27.5 millones de pesos, equivalente a un Toyota Corolla, y no al más económico; incluso muy cerca del Corolla híbrido. Claro, depende de los sobreprecios actuales, pero hablamos de precios de lista. Comparación difícil de obviar y pasar por alto.
CONCLUSIONES
Volvemos al tema inicial, una cosa es teniendo en cuenta su precio y otra es abstrayéndonos del mismo. Comencemos por la última hipótesis, si bien no es la razonable. Para la ciudad, es un modelo muy práctico, útil, con buen confort de marcha, buen torque, bajo consumo, sin ruidos de motor y muy ágil. Poco para agregar. Ahora, yendo por el otro camino, analizando lo que cuesta, no será fácil convencer a un comprador que tiene ese dinero, que los ponga en un Kwid eléctrico y no en un Corolla híbrido, por ejemplo. ¿No se venderá ninguno? Obviamente que sí, creo puede ser útil para empresas que deban recorrer mucho por ciudad, con un costo operativo muy bajo, o como segundo auto cuya mujer (u hombre) prefieren algo práctico y no tienen problema en ese precio, o quizás para quienes quieran algo distinto, innovador. Pero reitero, finalizando esta nota, es radicalmente diferente la conclusión teniendo en cuenta su precio o no. Luego, el mercado tendrá la última palabra, como siempre.