No solo nos subimos al nuevo Citroën C4 Cactus, que respecto al anterior que probamos cuenta con 55 caballos más, sino que también recorrimos el prime Santa Rosa-San Agustín, unos días antes del Rally Mundial, y luego, volvimos por Villa General Belgrano-San Agustín, otrora también prime de esta disciplina. A pesar que este nuevo C4 Cactus mantiene la estructura del anterior, los cambios, no tan profundos, le han sentado muy bien, modificando lo suficiente para que -casi- parezca otro auto. Y el concepto aplica tanto al exterior como al interior, el que sigue siendo poco práctico, pero ese es otro tema. En cuanto a diseño, elogiable renovación. La otra gran diferencia es que ya no viene de España sino de nuestro vecino Brasil.
El anterior C4 Cactus nació como una apuesta lúdica (en cierto sentido con algún gen del histórico Mehari) pero sus Airbumps resultaron bastante controvertidos. Sí, funcionalmente aportaban lo suyo, pero le daban un aspecto de «auto lego». Y tan así fue, que Citroën decidió quitarles el papel protagónico y darles un «bolo», un papel de reparto, enviándolos, disimulados, arriba del zócalo inferior. Ahora pasan -casi- desapercibidos. C4 Cactus representa la gran apuesta de Citroën para la región, trasmitiéndole la responsabilidad -no menor- de convertirse en el best seller de la marca. ¿Lo conseguirá? No lo ayuda el actual escenario económico del país, pero sin dudas tiene con qué pelear por el cetro. Interesante renovación, con luces y sombras, claro.
Analicemos al nuevo producto francés, fabricado en Brasil, y como es habitual, el inicio es con su estética. En este caso sí podemos analizar las diferencias respecto al anterior ya que se trata de un restyling. Importante, pero no es otro auto. En el frente, mantiene el concepto de luces diurnas superiores, las principales simulando antinieblas elevadas y más abajo las verdaderas antinieblas. De todos modos, ahora conforma una «parrilla» entre las de arriba, junto con el doble chevron, elimina algunos plásticos, rediseña antinieblas, y podríamos resumir expresando que «con poco ha cambiado mucho». Realmente, de frente, parece otro auto. Bien por el cambio. Atrás, los cambios son algo mayores, sin llegar a ser trascendentes. Nuevas ópticas mucho más atractivas, que reemplazan a las anteriores «tipo Peugeot 205». También elimina algunos plásticos, modifica el sector de la patente, e incorpora nuevo aplique plástico en la parte baja del paragolpes. Claramente, tanto atrás como adelante, «ha ganado mucho». Se lo ve más elegante, más refinado, menos lúdico, «más auto en serio». Bien.
En el perfil encontramos la vista más continuista, como era de esperar, tratándose de un restyling. Mantiene las líneas generales, las barras en techo, la ausencia de la tercera ventanilla. En cuanto a los cambios, además de las llantas de aleación de nuevo diseño, sobre neumáticos Good Year Efficient Grip Performance, en medida 205/55R17; con leve aumento del perfil respecto a la anterior, tenemos la reubicación y miniaturización de los air bumps, zócalo algo mayor, manijas en color negro brillante, y en nuestro caso, atractivo techo color blanco, conformando un interesante contraste con el resto, de color azul. Respecto a las llantas, nos gustan más las de las versiones iniciales, pero es subjetividad pura. Entremos al C4 Cactus, tarea bastante sencilla, por ángulo de apertura de puertas y por butacas en posición más bien baja.
El interior, sin dudas, es lo que más ha cambiado a nivel estético en este C4 Cactus. Si bien ha ganado en presentación y calidad percibida, sigue mostrando una imagen demasiado lúdica y hasta diría low cost. Nuevo volante (podría ser algo más chico), las salidas de aire centrales se han reubicado más arriba (más funcional) y la plancha se ha modificado, la pantalla táctil central ahora se ha integrado a la consola, se ha eliminado el sistema de apertura de la guantera, y algunos otros cambios menores. Pero lo más importante pasa por el nuevo tablero, digital, pero más «ortodoxo» que el anterior, que parecía casi de juguete. De todos modos, aunque el nuevo tablero supone un gran avance respecto al anterior, no deja de ser «poco» para el C4 Cactus: creemos que podría haber adoptado alguno más refinado, y no compartir apariencia con el de la Berlingo. Indicador de velocidad, digital, de buen tamaño, nivel de combustible a la izquierda e indicador ECO a la derecha, muy poco útil. Tacómetro en «filón» superior, casi imperceptible. Además, muestra posición de la caja, odómetro, temperatura exterior y la computadora con autonomía, distancias, velocidad promedio, consumo promedio e instantáneo (solo A).
La computadora de a bordo se comanda desde ruedita en el volante y desde botón en el brazo del limpiaparabrisas. Confuso, poco práctico, porque este último también cambia los parciales en la pantalla central. Tras 400 km con el C4 Cactus, no logramos adaptarnos al tablero. Y resulta uno de los pocos aspectos negativos del modelo. Preferimos los tableros analógicos, pero debemos rendirnos ante la realidad de la proliferación de los digitales. Tampoco pretendemos un tablero como el del VW Passat, pero creemos Citroën podría haber diseñado algo superador, y lo mismo vale para C4 Lounge. La pantalla táctil central sí resultó más práctica, con buena calidad, buena visibilidad, pero con las características de los franceses: más diseño que practicidad. Una tecla ESC para volver atrás mejoraría su funcionamiento. Se pueden setear varios parámetros (luces, seguridad, etc.). Si bien la climatización se comanda desde la pantalla, alivia esta incomodidad la tecla específica más abajo, que lleva directamente a ese item. Como en la mayoría de los modelos actuales, balizas mal ubicadas, lejos.
Más abajo, comando circular del Grip Control, para seleccionar el tipo de piso y así hacer más eficiente la tracción. No le encontramos una gran utilidad, pero ahí está para quien quiera usarlo. Botón de arranque. En consola central, pomo del comando de caja, de buen diseño, pero poco ergonómico. Simula una caja manual, y lo consigue. Las indicaciones luminosas de la posición elegida (si bien se replican en el tablero) están abajo, con caracteres pequeños, poco visibles. Completan teclas S (Sport) y ECO que actúan sobre la caja. Un detalle menor, pero para mencionar: el manual de instrucciones muestra algunas imágenes (tablero por ejemplo) que no coinciden con el del auto. Muy buena posición de manejo, con regulación en altura de butaca y de profundidad en volante. Cómodas butacas con un diseño original. En resumen, interior cómodo pero poco práctico, y con aspecto, no digamos low cost, pero sí de menor rango que el que tiene el modelo en su exterior. Cómodo acceso también a plazas traseras, confortables, con respaldo algo duro. Buena altura a techo, sin salidas de aire, y con piso no plano. Vamos al portón trasero, de destrabe eléctrico y con excelente boca de carga, piso bajo y buena capacidad (para su diseño). Auxilio 185/60 R15, de menor medida que las otras 4. Abrimos el capot, buena presentación del vano motor, cómodo acceso y fluidos a mano.
Resumimos lo visto hasta acá. Muy atractivo diseño exterior, muy acertado cambio estético respecto al anterior, consiguiendo un gran cambio con algunos retoques. Aunque no hemos hablado aun del equipamiento, es interesante. Poco práctico interior (sobre todo tablero) y llegamos a la parte dinámica, lo mejor que tiene este C4 Aircross. El motor ya no es el de 3 cilindros y 1.2 litro, Puretech, de 110 CV, sino el eficiente THP 1.6L con 165 CV (además del 1.6 VTi de 115 CV para el resto de las versiones). Y como ocurre con los demás modelos que llevan este motor dentro del grupo PSA, la respuesta es notable, con buena aceleración y bastante progresivo. Solo el habitual comportamiento algo ruidoso, hilando fino, característico de este motor, sobre todo en ralentí (regulando), ya que en ruta casi desaparece. En ciudad el confort de marcha es alto, solo levemente perjudicado por trenes algo ásperos.
La caja AT de 6 relaciones colabora a la perfección, y aunque no tiene la rapidez ni eficiencia de la Steptronic de BMW, ensambla perfectamente con este motor, con rapidez entre cambios adecuada y suavidad. Realmente un excelente tandem motor/caja. Nos hubiera gustado que exista una opción manual con este THP, para sacar más jugo a este motor, pero, la opción elegida por Citroën cumple correctamente. Dirección muy suave en ciudad y más durita en lo veloz (asistencia variable). En ruta se muestra muy confortable, solo atenuado por los neumáticos que transmiten bastante lo que ocurre abajo. Nos llamó la atención la ausencia de ruidos eólicos aun a velocidades altas. En el manejo deportivo para el que no fue desarrollado C4 Cactus se mostró estable, con lógico quejido de los neumáticos (ante exigencias extremas) y con algún balanceo, pero muy seguro. Estamos hablando de prestaciones deportivas en curvas y contracurvas, trazados no preparados para este C4 Cactus. Igualmente los puede encarar con solidez.
El equipamiento es, interesante en confort y muy interesante en seguridad. En lo primero destacan: Acceso y arranque sin llave, dirección eléctrica de asistencia variable, Citroën Connect, Climatizador, sensores de lluvia y crepuscular, Control Crucero, pack eléctrico, indicador ECO. Interesante, hasta ahí. En Seguridad, Controles de Estabilidad y Tracción, Ayuda al arranque en pendiente, 6 airbags, pack Safety Drive (Frenado automático de emergencia, alerta de colisión, alerta de cambio de carril, alerta de cansancio), Grip Control, cámara trasera, detección de subinflado de neumáticos, Corner light («acompañan» la curva). Generoso.
Capítulo final para una parte lúdica del test, que consistió en recorrer, a pocos días del inicio del rally mundial, un prime y otro ex prime. Saliendo de San Agustín, recorrimos el SS4, hacia Santa Rosa, en sentido inverso al del rally, para volver desde Villa General Belgrano, hacia la misma localidad de inicio (rememorando el ex tramo San Agustín-Villa General Belgrano). Desde San Agustín, ya comienza trabado en los primeros kilómetros, con un camino angosto y duro (suelo), llegando a Calmayo (muy atractivo paraje), para seguir hasta Santa Rosa, pasando por el Parador de la Montaña. Salvo la última parte de estos 16 km, llegando a esta localidad (o la primera parte en el sentido de la competencia), es bastante trabado, con poco margen para el error. Encontramos unas 4 máquinas viales trabajando a destajo para mejorar el trazado, suavizándolo con un gran aporte de tierra.
Nos llamó la atención teniendo en cuenta que faltaban pocos días para el evento. Y le pasó factura a la organización. Con las lluvias de esos días previos y un piso «suelto», el viernes del prime era puro barro, lo que complicó sobre todo la asistencia de los fanáticos. Muy pintorescos paisajes. Llegamos a Santa Rosa y desandamos por ruta los 6 km hasta Villa General Belgrano, punto de partida, en sentido inverso, de nuestra travesía. Estos 21 km no tienen tramos rápidos: todo es trabado y muy técnico, con un piso muy duro y un ancho de vía que exige atención permanente. En estas condiciones, el confort de marcha continuó siendo una de las grandes fortalezas de este C4 Cactus, con suavidad y sensación de robustez. El control de Estabilidad puede desconectarse desde el Grip Control, solo a bajas velocidades. También hicimos una escapada al «campo», con caminos con bastante polvo, mostrándose estanco en el interior. En este caso no hicimos un seguimiento de consumo, pero llegamos a valores de 14.5/15 km/l en ruta a 110 km/h. En ciudad, hicimos 12.5 km/l pero era un día con casi ausencia de tráfico y paradas. En condiciones más realistas ronda los 8.5 km/l.
Antes de las conclusiones finales, los precios. La gama C4 Cactus arranca en $ 693,500 del Live 1.6 VTi y llega a los $ 1,024,000 del Shine probado, pasando por los intermedios Feel y Feel Pack. Como resumen final, creemos que el cambio estético de C4 Cactus con esta nueva versión made in Brasil es muy acertado. Parece otro auto, literalmente. Con un muy buen confort de marcha en cualquier situación, buen equipamiento (sobre todo en seguridad), razonable espacio interior, excelente motor y buena caja AT, y un diseño muy atractivo. Hasta ahí lo mucho positivo. En el debe, un interior que podría transmitir mayor calidad (más de materiales que de ensamble), un tablero poco práctico y con aspecto «low cost» y la ergonomía y practicidad de algunos mandos. Pero en resumen, una buena opción familiar, muy mejorada respecto al anterior C4 Cactus.