Citroën C4 Cactus. Un distinto, sin dudas. Aunque no tanto ahora, con el restyling europeo, que lo ha «civilizado», para expresarlo de algún modo, quitándole una de sus controvertidas señas particulares: los Airbumps. Incluso la versión que será fabricada en Brasil, tampoco los conservará. Decisión acertada, simplemente por un tema estético; podrán ser prácticos pero son controvertidos. ¿Tema menor? Seguramente.
Titulamos «Contacto» porque, si bien pudimos conocerlo bastante bien, por cuestiones de programación, fue un test más corto que lo habitual. De todos modos es casi una cuestión semántica, y no tanto práctica. Algo de historia: Citroën C4 Cactus fue presentado en 2014, si bien hubo un concept anterior con su nombre, aunque poco y nada tenía que ver con el modelo de producción.
A nuestro país llegan dos versiones con una única y eficiente motorización Puretech 1.2 L, de 3 cilindros y 110 CV. En Europa agrega un HDI 1.5L de 100 CV y el mismo 1.2L naftero, pero también en configuración de 130 CV. Finalizando esta introducción, este producto francés se inscribe (su existencia) en la filosofía de PSA, que decidió hace unos años, diferenciar mejor sus marcas Peugeot y Citroën, dándole a la primera una imagen más «premium», más refinada, y a la segunda, una visión más práctica, más funcional.
C4 Cactus es distinto, sin dudas. No hay otro modelo parecido, al menos que tengamos presente en este momento. ¿Ser distinto es bueno o malo? Ni uno ni otro necesariamente. Obviamente el principal aporte a esta originalidad la dan sus Airbumps, aunque también otros elementos como su frontal, sus pequeñas luces en la parte trasera, sus plásticos que ¿exageran?, su tablero «mini», sus salidas de aire, y algunas cosas más. El frente del C4 Cactus es raro, moderno, original y controvertido. ¿Todo eso? Sí, y creemos es atractivo, tal vez algo pesado. LED diurnas que simulan ser las principales, ópticas que simulan ser antinieblas y finalmente, éstos, en posición clásica. De frente también destacan las carcasas de espejos exteriores en blanco.
Atrás es bien sencillo, y nos recuerda inmediatamente a un pariente suyo: el Peugeot 205, principalmente por las pequeñas ópticas. Si tuviéramos que agregar adjetivos a este sector, podríamos catalogarlo como sencillo, algo recargado de plásticos, y finalmente, logrado. El perfil, con los Airbumps como protagonistas (insertos de un compuesto poliuretánico) preanuncia que estamos ante un modelo que busca diferenciarse. También destacan, además de los calcos RIP CURL, un zócalo plástico de poca utilidad, una ventanilla trasera grande, al ras (no baja, pivota), barras de techo, y generosos neumáticos Goodyear Efficient Grip 205/50R17, con llantas también originales. ¿No es demasiado 17″ para este C4 Cactus? Creemos que sí. Lo muestran mejor plantado, pero dinámicamente le sentarían mejor de 16″, más aún siendo el auxilio de 15″. Otro aspecto que salta a la vista es el parabrisas, muy lanzado.
La apertura del capot es muy sencilla, y además su peso es muy bajo; tarea muy simple. Cobertor en parte interna y sobre motor, que a pesar de ser de 3 cilindros y 1.2 litro, deja muy poco espacio libre (ayudado por la ubicación de la batería). Todos los indicadores de fluidos bien a mano. Pasamos al otro extremo y encontramos un baúl con boca de carga algo chica, por espacio y por la bandeja superior. Buen volumen (358 litros) y terminación acorde al promedio. Auxilio 185/65R15, marca Barum (¿?), de Portugal, y del grupo Continental. Cerrar el portón trasero también es muy sencillo. Entremos al C4 Cactus.
Las puertas abren con un ángulo no tan amplio, aunque no complican la tarea. Adentro repetimos conceptos; claramente original, aunque, «pagando algún precio», nada es gratis. Cerramos las puertas y vemos contrapuertas atractivos, con manija interna al estilo Citroën históricos, aunque mucho más refinadas. Teclas levantavidrios (2) algo lejos, si bien manejamos en la posición más retrasada. Atractivo volante (regula solo en altura), con base plana y mandos remotos de Control Crucero y Audio. (Muy) mala nota para el tablero, que parece de juguete. Pero no se trata de solo de apariencia; poca información y con caracteres y contrastes de poca visualización, sobre todo el de nivel de combustible. Completan algunos testigos. No tiene cuentavueltas (¿?). Podemos discutir la practicidad o aprovechamiento de un indicador de rpm, pero es un elemento, por ahora, ineludible. La regulación de espejos exteriores está sobre el frente, incómodo.
La pantalla táctil central tiene buena resolución, cuenta con navegador muy práctico, pero es algo lenta (no siempre responde rápidamente al tacto) y no es muy intuitiva. Datos parciales de marcha, 1 y 2, Audio, Ajustes, TE, y…………climatizador. Sí, solo táctil (igual que en 3008) y por ende, dificultoso. Las salidas centrales del climatizador son asimétricas, y con ángulo de orientación, algo original. Más abajo pomo de caja, muy similar al del Peugeot, pero sin indicaciones de posición, solo dibujadas en la consola central; no nos convenció. Y hablando de la caja, bien por funciones Sport e Invierno (arranca en 3a) para setear la respuesta mecánica al tipo de manejo que queremos en ese momento. La guantera es rara, con mucho diseño y buena capacidad. Las butacas son de buen tamaño, mixtas, muy cómodas (algo duritas hilando fino) y cuentan con regulaciones manuales. El apoyabrazos central no es el más utilizable, e interfiere con el freno de mano.
Un par de detalles llamativos: el espejo de cortesía del acompañante no tiene espejo y no hay iluminación en las plazas traseras. Más allá de estos detalles de diseño, y algunos de practicidad, el interior del C4 Cactus es atractivo y con buena calidad de ensamble, confortable. Vamos a las plazas traseras. Si el conductor lleva su butaca bien hacia atrás, el espacio para piernas trasero es limitado. Adecuada inclinación de respaldo y cojín no tan bajo compensan, aunque, las ventanillas traseras, pivotantes, complican «a los claustrofóbicos». Muy buena altura a techo y cinturones (todos) en color naranja para esta versión.
Respecto al equipamiento, pros y contras. En Seguridad encontramos (además de lo básico esperable), Controles de Estabilidad y Tracción, Ayuda al Arranque en Pendiente, 6 Airbags, Cámara de Visión Trasera y Sensores, ISOFIX y Luz en Curva. Bien en seguridad. En confort, Dirección Asistida Eléctrica (eficiente), Climatizador, Sensores Crepuscular y de Lluvia, Control de Velocidad Crucero, Navegador y poco más. Criticable la falta de regulación en altura del volante, la presentación y la info del tablero, los vidrios traseros que no bajan, parasol derecho sin espejo, auxilio no homogéneo. Dado su posicionamiento en precio podría contar con algo más de equipamiento en confort.
Vamos al aspecto dinámico/mecánico. Y destacamos su motor, de 3 cilindros, eficiente, ágil, con consumo contenido; solo un poco rumoroso, pero muy interesante siendo un 3 cilindros. El confort de marcha en ciudad es muy bueno, de lo mejor de este C4 Cactus. En ruta, este Puretech 1.2L, reconocido mundialmente, se vuelve más ruidoso, sin llegar a molestar. También elogiamos la caja EAT6, automática, bien relacionada y rápida para el manejo normal. Cuenta con opción «manual», aunque, como siempre decimos, no tenemos dudas que rara vez se terminan usando estas opciones en cualquier modelo automático.
La aceleración es buena y da la sensación contar con varios caballos que los 110 que dice tener. Aunque el C4 Cactus no es un modelo pensado para el manejo deportivo, lo exigimos en ese ámbito y respondió muy bien, con buena tenida en curvas, y quizás una exagerada transferencia de pesos, pero nada grave. El ESP es bastante permisivo. Si bien da seguridad, creemos podría setearse un poquito más «celoso», pero es algo subjetivo. Nos dejó gusto a poco el frenado, no tanto en cuanto a eficiencia sino respecto a desviarse levemente de su trayectoria. Es cierto que estamos hilando fino, pero nos llamó la atención. En cuanto al consumo, a 110 km/h se ubica en los 16 km/l, interesante valor, no solo por un motor austero sino por la caja de 6 relaciones (aunque estira la 5a más allá de lo necesario). En ciudad, con el relativismo al que siempre hacemos mención, creemos pueden obtenerse hasta 11 km/l en condiciones más bien favorables de tránsito y detenciones.
Como conclusión, el Citroën C4 Cactus es un auto más bien lúdico, con un diseño muy original, y -para nosotros- atractivo, con un motor muy interesante, y una caja automática eficiente, con algunos elementos discutibles como los Airbumps, el tablero y algún otro, y un excelente andar en ciudad y en ruta. El precio de esta variante RIP CURL es de $ 548,000, $ 10,000 que la variante «normal». Discutir el precio de un modelo no es sencillo, y menos en uno especial, distinto, como este, pero creemos no es el precio su mejor arma. A su favor, que viene de extrazona y paga impuestos bastante mayores a los del Mercosur. Devolvimos el auto en Parra Automotores para comenzar un nuevo test, el del Fiat 500X, otro diferente.