La idea sonaba muy atractiva. Aprovechando que no había probado la nueva generación del Jeep Wrangler, y que estábamos encarando un viaje familiar (vacaciones) a la costa, hacerlo a bordo del icónico padre de los jeeps, y en modo distendido, resultaba más que interesante. En un lejano 2015 había probado un Jeep Wrangler Rubicon, justamente antecesor a éste. Teniendo en cuenta su espíritu, me encantó, aunque equipamiento y prestaciones quedaban en el debe. ¿Mejoraron en esta nueva generación? Veamos. A fines de 2019 Jeep Argentina presentaba el renovado Wrangler; un modelo de bajo volumen comercial pero absolutamente representativo del genuino espíritu Jeep. La marca acaba de presentar una leve renovación en el mercado norteamericano, pero vamos a la experiencia familiar con el mítico modelo.
Recordando aquel Wrangler de anterior generación, probado en 2015, recordaba un andar duro, pensado para el off road, y poco propicio para la ruta. ¿Seguirían esos comportamientos en el actual? Casi 3,000 por ruta no eran la mejor opción para este modelo, sinónimo del off road en todo el mundo. Por cuestiones organizativas, el viaje se haría en 2 etapas: Córdoba-Cañuelas un sábado, y la parte final el domingo. Teniendo en cuenta que era finde XXL (carnaval), y habiendo sido testigo de lo complicado de las rutas en general, y de la Autovía 2 en particular, preferimos encararla un domingo, con menos cantidad de autos (pero significativa de todos modos). Primeros kilómetros, y la sorpresa de un andar muy bueno, algo durito sí, con ruidos eólicos lógicamente, pero con un gran confort de marcha, destacable.
Y otra sorpresa venía de la mano del motor; un Pentastar conocido y de cierta antigüedad, pero revisado, y ahora con caja AT de 8 relaciones, que le da una agilidad llamativa. Literalmente pareciera un motor deportivo y no el de un Jeep Wrangler. Aplausos. Claro, no todo es color de rosas en este aspecto. Muy buen confort de marcha, muy buena aceleración pero con un consumo que sigue siendo alto; o mejor dicho, razonable para su peso, su forma, su potencia y su espíritu. Acá no hay magia, las leyes de la física se cumplen, inevitablemente. A 110 km/h se transita muy cómodo en este Wrangler (y así lo destacó el grupo familiar) y con la seguridad de una muy buena respuesta ante sobrepasos, pero con un rendimiento de unos 8.5 km/l… Insisto, la magia no existe. De todos modos, convengamos, la ruta no es el ámbito «natural» de este Wrangler Rubicon. Aún así, pulgar arriba en ese ámbito.
Ese domingo al mediodía llegábamos a Valeria del Mar, bastante relajados, algo digno de mención tratándose de un «duro» Jeep apto para el más rudo Off Road. Bastante gente en la costa, como era previsible, de todos modos, tanto Valeria como Ostende suelen resultar más tranquilos que las coquetas localidades vecinas. Esa semana de Carnaval no suele defraudar: no son temperaturas de enero, pero permiten disfrutar del mar, sobre todo para un fanático del agua, tal es mi caso. Estando en la arena, cualquier salida con Wrangler y encima pudiendo desmontar parcial (muy simple) o casi totalmente (más complicado) el techo, el placer es absoluto. Y a pesar de mostrar un diseño continuista (teniendo en cuenta que, sin embargo, fue renovado por completo), todo el mundo lo mira al pasar, y más en este rojo rabioso. No pasa desapercibido precisamente.
Hablemos un poco del diseño de este Jeep Wrangler Rubicon. Presentación exterior clásica, un ícono del modelo, aunque, mirándolo bien se ha repasado en su totalidad. Opticas «trabajadas», uno de los signos más notorios de la renovación. Luces diurnas en guardabarros, potentes LED; encandilan. Trabas externas en capot; un guiño sentimental a su abuelo. Y tomas de aire, vistosas. Parabrisas bien vertical (también luneta). Lateral cuadrado; algo que casi no ha cambiado en décadas, y es una de sus fortalezas. Ausencia de cromados, me gusta. Gran distancia entre ejes; penaliza el off road más duro (respecto al 3 puertas) pero mejora el confort de marcha y la habitabilidad. Largueros del chasis a la vista. Neumáticos BFGoodrich Mud Terrain 255/75R17, perfil poco visto en la actualidad, pero muy apto para los terrenos complicados. Bisagras de puertas a la vista, otro vínculo a sus orígenes; lo mismo que en el portón trasero, con auxilio a la vista (con cámara de marcha atrás).
Se abre por partes, no tan práctico para cargar, aunque tampoco resultó una tarea pesada. Muy buena capacidad de carga, piso plano, subwoofer Alpine y barras para alojar cinturones de seguridad traseros al desmontar el techo. Puertas adentro, enormes cambios respecto al anterior Wrangler. Sencillo ingreso, posición de manejo siempre alta (lógica). Regulación en altura limitada pero muy amplia longitudinal, aunque siempre cerca del volante, también lógico. Volante con doble regulación y tablero analógico, muy visible. Si bien no me considero «amigo» del minimalismo extremo (estilo Tesla) en los interiores de automóviles, este Wrangler peca por el opuesto; demasiados comandos. Algunos bienvenidos como los de la desconexión de la barra estabilizadora, bloqueo de diferenciales o el equipamiento 4×4. Pantalla central con climatizador (pero con mandos físicos), muy completa, intuitiva, de alta calidad y con mucha información. Aplausos. Lo contrario para los levantavidrios, en la consola central.
Imposible estar en la costa y no volver al Off Road Park, con la habitual predisposición y buena onda de Mingo. Estaban la icónica e irresistible Gladiator, Renegade, Compass, Commander, Wrangler 3 y 5 puertas (Sahara) y algunos otros modelos de otras marcas de Stellantis. Hicimos el circuito en Wrangler Sahara, más lógico para esos médanos. ¿Porqué? Una reductora con otra relación, otros neumáticos, conformando un paquete no tan «agresivo». Es tanta la potencia de Wrangler, y en el caso de este Rubicon, neumáticos de alto agarre y una caja reductora de alta relación, que si no se dosifica el acelerador queda escarbando, literal. Mingo es un experto en estas lides, y con muchos años en el Off Road Park, así que disfruté la vuelta de copiloto, asombrándome de los límites de Wrangler, difíciles de alcanzar. Sale de cualquier situación, siempre. Luego, un par de vueltas al volante, con algunos consejos de su altísima experiencia, bienvenida. El combo Off Road Park/Wrangler es absolutamente disfrutable, muy recomendable.
Volviendo al Wrangler Rubicon Unlimited, para terminar de hablar de su interior, digamos que es cómodo en cuanto a espacio disponible, con acceso algo complicado, levemente, por su altura. El confort en las plazas traseras no es el de la Compass Limited Plus ni el de Commander, pero resulta más que apto para el uso diario; algo menos para viajes. Si bien el parabrisas es algo chico, la visibilidad en general es muy buena, no hacia atrás. Excelente iluminación LED interior; parece de día. Los de atrás cuentan con salida del climatizador y puertos USB: bien. Parlantes en techo y jaula «antivuelco» recorriendo el interior. Buena calidad, más de encastre que de materiales; duros y preparados para el maltrato. Una mala, inevitable; imposible mantener limpio pantalón al descender si se ha transitado por barro, debido a los guardabarros traseros. De todos modos, tratándose de un Jeep Wrangler y su espíritu, aprobado interior en todo sentido.
Algo más del lugar y el espíritu vacacional. En estos «operativos» se reciben comentarios del resto de la familia, y aunque no provengan de especialistas en la materia, muchas veces tienen gran sentido común. Al fin y al cabo convivimos casi 10 días con Jeep Wrangler. Y todos coincidieron en un andar duro, aunque bastante confortable, algo ruidoso en ruta, claro. Muy divertido para manejar y un ícono sobre ruedas; uno siente que puede enfrentar lo que sea, literalmente, a bordo de Wrangler. Un símbolo del espíritu 4×4. La costa argentina, aunque no es la brasileña ni otras de más al norte, siempre es atractiva, al menos para los que amamos el mar. Siempre se vuelve recargado y relajado; el mar todo lo puede. Una vez más, excelente conjunción Automotiva/Vacaciones. Me llamó la atención el crecimiento de Pinamar (y de toda la región), es realmente una ciudad grande y con vida propia permanente.
Vamos terminando con Wrangler. Hablemos de su equipamiento. Lo considero razonable siendo un jeep (con minúscula), aunque mejorable en términos relativos, teniendo en cuenta su precio. Climatizador bi-zona, tapizados en (buen) cuero, Control de Oscilaciones de Remolque, auxilio normal (aunque expuesto a los amigos de lo ajeno), Arranque en Pendiente, Audio premium Alpine (de muy buen sonido), y por supuesto, el arsenal técnico para el off road, impecable. Algunos datos técnicos: motor 3.6 V6 de 285 CV (que parecen más), caja AT8 (muy eficiente), tracción Rock Track Full Time 4WD, 25 cm de despeje al suelo.
Vamos a la parte dinámica, a cómo responde y se desenvuelve este Jeep Wrangler Rubicon Unlimited, uno de sus puntos altos, además del diseño y del espíritu jeep (nuevamente con minúscula). Motor sereno, silencioso, muy ágil en cualquier condición, parece literalmente otro motor, no el conocido V6 Pentastar. En esto ayuda y mucho la muy eficiente caja automática de 8 relaciones, claro. Mejor insonorización, aunque claro, a +110 km/h el viento se siente, no hay magia en esto, y las leyes de la física se cumplen, como me gusta decir. Me llamó la atención el confort en ciudad, alto, con sus neumáticos off road. En ruta se circula muy seguro, y los sobrepasos se hacen con facilidad. Claro, de nuevo aparece la física (y la química) y superando la velocidad legal, este Wrangler puede bajar los 8.5 km/l, algo complicado con el valor de la nafta actual. Llenar el tanque de poco más de 80 litros… puede ser terrible. Pero, ¿quien le quitará lo bailado al poseedor de Wrangler? La diversión está asegurada. No es para cualquier bolsillo, obviamente. (USD 110,700).