No solo ocurre con Volkswagen; muchas automotrices están replanteando sus estrategias y planes de movilidad eléctrica, ya lo hemos comentado, y sus causas. Uno de los problemas tiene que ver con China, y su enorme escala de producción, que hace que sus vehículos se vendan a precios difíciles de alcanzar para europeos y norteamericanos. En ese contexto (aquí simplificado), Volkswagen decidió unirse a XPENG, una joven pero exitosa automotriz china, nacida en 2015 (como tantas de su país, de escasa edad) pero con varios modelos en su portfolio, entre ellos el P7 que mostramos en esta nota.
Las facilidades chinas se pueden resumir en una frase. Según Volkswagen, esta asociación le permitirá bajar sus costos de producción en un 40%, nada más y nada menos. El primer producto del «joint venture» será un SUV y estará en 2026, pero luego llegarán otros productos. No está claro si será bajo marca Volkswagen o (seguramente) con una nueva, como ocurrirá por ejemplo, sin ir más lejos, con Scout, de la propia VW. Un alto directivo de la marca alemana expresó «la competencia es feroz y tenemos que adaptar nuestros costos para ser realmente competitivos». Poco para agregar.