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Toyota Century Hybrid 2018. El Rolls-Royce japonés


Toyota Century. Si Toyota es (y sobre todo «ha sido») una marca muy conservadora, Century lo es mucho más. Destinado solo al mercado interno japonés, y a un reducido segmento de muy alto nivel, hay un dato que prueba categóricamente esta afirmación: desde 1967, año en que fue presentado, esta es su 3a generación (50 año). La primera se mantuvo 30 años (hasta 1997), y la segunda hasta principios de este 2017 (20 años). ¿Conservador? Sin dudas. Esta excesiva sobriedad temporal no podría darse en el mercado europeo (donde no se vende Century), pero sí en el particular japonés, siendo además, auto presidencial.


Su continuismo estético no ha evitado su alto desarrollo tecnológico. Esta 3a generación que será presentada en el Salón de Tokio, abandona el anterior motor V12, adoptando un sistema híbrido, con un motor V8 como base y otro eléctrico, totalizando -nada despreciables- 445 CV.

La seguridad no puede ser materia pendiente en ningún modelo de la actualidad, y tampoco lo es en este Century. Precollision Brake, Blind Spot Monitor (ángulo muerto)  Rear Cross Traffic Alert (Tráfico Cruzado) forman parte del equipamiento.


Toyota ha trabajado en suspensiones y puesta a punto, para conseguir un andar que se asemeje a Rolls-Royce. Y estéticamente, este sobrio Toyota Century tiene «algún aire» al Rolls-Royce Phantom. Con una longitud de 5.33 m (como dato de referencia, el Audi A8 tiene 5.17 m de largo), el espacio interior es enorme y las plazas traseras cuentan con butacas con múltiples reglajes eléctricos y la posibilidad de utilizarlas como oficina móvil; de hecho, la mayoría de los compradores de Century tendrán chofer que se haga cargo de la conducción, mientras ellos disfrutan del viaje o preparan sus tareas laborales. Iluminación LED y un aislamiento total del mundo exterior.


Estéticamente, es claramente continuista, manteniendo el espíritu del original de 1967. Bastante «cuadrado», con capot con leve inclinación, enorme parrilla cromada, generosas puertas, gran superficie vidriada y un estilo, insistimos, que nos evoca a algunos Rolls-Royce, sobre todo de perfil. Atrás nos recuerda a algunos norteamericanos de décadas pasadas y adentro, muy sobrio y elegante, con madera noble, tapizados en tela (cuero solo opcional, pero por filosofía oriental, no por costos), cortinas en todas las ventanillas, volante a la izquierda, claro, tablero sobrio y enorme pantalla central (uno de los pocos guiños estéticos a «lo moderno»). Por supuesto, las plazas traseras son las «centrales» en este modelo. Por ahora, lejos de Argentina y del mundo; solo para Japón.

 

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