El tema «Puretech», motor de origen francés, de la ex PSA y que equipaba originalmente a modelos de ambas marcas del grupo, da para escribir quizás no tanto como un libro, pero sí varias páginas. Nació en 2012 y se fue convirtiendo en una de las principales opciones para las versiones básicas e intermedias de distintos modelos, con 3 cilindros y potencias de 90 (sin turbo) y 110 CV y 130 CV. Su ingeniosa tecnología de correa dentada pero bañada en aceite, «en los papeles» contaba con varias ventajas: menor fricción, por ende leve menor consumo, menor ruido, mayor suavidad. Todas ventajas que sí se dieron. Pero no contaban con su principal (único diría) y grave inconveniente.
Inevitablemente la correa comenzaba a degradarse (es de goma, digamos), un proceso lógico (aumentado en las primeras unidades por una correa no tan duradera) y entonces, los restos de goma «caían» en el aceite y circulaban junto con éste por distintas partes del circuito, llegando en algún momento a tapar filtros y conductos, provocando una cada vez menor eficiencia en la tarea de lubricación, hasta que, en muchos casos, el motor se fundía o terminaba con graves daños por altas temperaturas al no poder cumplir el aceite su tarea central. El tema llegó a «las primeras planas» y la automotriz enfrentó no pocos ni menores juicios por parte de los consumidores afectados (incluso aquellos que no habían tenido problema aún, pero que verían disminuido el valor de su vehículo).
En un comienzo se tomaron algunas medidas que atenuaron el inconveniente, como la elección de una correa de mayor resistencia y durabilidad, el uso (la recomendación) de aceites de mayor calidad, una garantía de fábrica extendida y algunas otras que tuvieron algunos efectos positivos, pero el tema había adquirido tanta trascendencia que no alcanzaron estas medidas para «pasar de página». Por eso, finalmente, en Europa, ahora, decidieron equipar al 1.2 Puretech con cadena de distribución, sí, más ruidosa, menos suave pero prácticamente sin causar problemas al motor, respetando su vida útil.
Claro, siempre el marketing toma su rol y también hicieron desaparecer la «mala palabra» Puretech («pudretech» saben decir los españoles), reemplazándolo por 1.2 136, por la potencia de la versión híbrida. No nos confundamos, el 1.2 Puretech es un excelente motor y con alta tecnología, a pesar del tema de la correa bañada en aceite. En nuestra región, Stellantis ha ido cambiando aquel motor por el 1.0 turbo, también de 3 cilindros, de origen Fiat, en Peugeot 208 y 2008, Citroën C3 Aircross y siguen. A partir de la inminente baja del eterno 1.6 naftero, el 1.3 firefly también de la marca italiana, pasaría a formar parte de algunas versiones de los modelos franceses.
«El daño está hecho», pero no hay motivos para dejar de comprar el 1.2 136 y los demás, ya sin correa con baño de aceite, al menos en Europa, donde se sigue vendiendo y con interesante éxito comercial. Para ser honestos, no es la única automotriz o grupo que cuenta con esta tecnología: nuestra Chevrolet Tracker también la equipa en su 1.2 turbo de 3 cilindros. En principio sin grandes problemas denunciados, pero con la inevitable duda si mantendrán los 150,000 km que prevé Chevrolet en el manual para el correspondiente cambio. Siendo un motor relativamente nuevo, seguramente en los próximos años se tendrá un panorama más claro respecto a su durabilidad.