Hace unos días dábamos cuenta de los 30 años del Renault Clio, presentado en 1990; modelo que se convirtió en un ícono, dentro y fuera de Renault. Probablemente (no estoy seguro) Megane no alcance un lugar equivalente en el Salón de la Fama del Automóvil, pero sin dudas también se convirtió en uno de los modelos históricos de la marca del rombo. Con la misión de reemplazar al R19 (creo uno de los modelos más atractivos de la época, y con nada menos que 6 millones de unidades comercializadas), fue presentado en 1995, llegando poco después a nuestro país, y en una inédita versión 4 puertas (Classic), fabricada en Santa Isabel, además de la más conocida hatchback. Atractiva versión coupé y también cabriolet, con ese original sector trasero. Aquella primera generación daría lugar al revolucionario monovolumen Scenic (al menos desde lo estético y configuración). Ambos fabricados en Argentina.
En 2002, y tras un leve restyling que afectó básicamente al sector frontal, se presenta la segunda generación, con un cambio radical, profundo, absoluto, en términos de diseño, con versión de 5 puertas (y su particular resolución de los 3/4 traseros), 3 puertas y 4, además de coupé cabrio, también vendida en Argentina. Comenzó a ser producida en Brasil, varios años más tarde, con un paso -casi- sin pena ni gloria por ambos mercados, creo injustamente. Quizás no fue comprendido en términos de diseño, con algunos problemas mecánicos que hicieron que en pocos años cesara su producción. Recordada primera versión Megane RS (Renault Sport) con 225 CV. Creo, y es una mera opinión personal, que el Megane II fue el más logrado de las 4 generaciones.
En 2009 se presentaba la tercera generación, nuevamente con un cambio drástico en diseño, mucho menos «jugado», más convencional, sin pretender arriesgar demasiado, buscando quizás abarcar un segmento mayor de clientes. En esa nueva apuesta conceptual, ganó y perdió seguidores, claro. La versión RS fue quizás la más lograda de todas, llegando a los 225 CV. A diferencia de la primera generación, fabricada en Córdoba y la segunda, fabricada en Brasil, la tercera llegó a Argentina desde Turquía con una sola versión de carrocería, 5 puertas (además de la coupé). Implicó un salto en calidad respecto a la anterior generación aunque, al menos en Argentina, siendo extrazona, mostró pocas ventas en sus años de vigencia.
Llegamos a 2016, año en que se presenta la 4a generación, que recibió un restyling hace poco (y una variante híbrida). Con un gran salto en calidad y en refinamiento, quizás se ubica entre la 2a y 3a generación en cuanto a personalidad. Ni tan personal como el Megane II ni tan «soso» como el III. Con su característico frontal con ópticas «coma», y al igual que las generaciones anteriores, contó con variante rural, aunque ya no coupé ni cabriolet. Incluso el espectacular RS, que llega hoy a los 300 CV en la variante Trophy R) es de 4 puertas. Muy atractiva versión sedán que mostramos hace unos años y con la que especulábamos podía llegar a producirse en Argentina, algo que lamentablemente no ocurrió, ni ocurrirá, no solo por la situación actual argentina sino también por el descenso en ventas de estas carrocerías más tradicionales en casi todo el mundo. ¿Volveremos a tener Megane alguna vez, aunque sea importado? Quizás lo haga el eléctrico Megane V, que sería presentado en 2022, o algo antes, en Europa. Ojalá.