El Peugeot 308 viene siendo noticia en Automotiva, y de manera frecuente. A fin del año pasado especulábamos con la imagen que tendría el exitoso hatchback mediano (y que se sabía iba a cambiar el estilo inaugurado por 508/208). Hace unos meses ya mostramos una imagen del modelo cazado en su fase final de pruebas, para presentarlo oficialmente unos días después. Siguieron las novedades con las especulaciones acerca de una variante eléctrica (hubo varias «idas y vueltas» al respecto. Y la última tiene que ver con la muy probable versión Cross que recibirá un tratamiento visual específico.
Ahora es el turno de la versión rural, denominada SW (Station Wagon). Aunque en Argentina estas carrocerías han pasado a mejor vida (injustamente creo), en Europa gozan de cierta popularidad, si bien vienen siendo amenazadas, como el resto de formatos, por SUVs y Crossovers. Afortunadamente, siguen vigente, y la el nuevo 308 SW es un claro ejemplo. Con 4.64 m de longitud, es 28 cm más largo que su hermano hatchback. Comenzando por sus motores, que son los mismos que utiliza aquel, encontramos los 1.2 Puretech de 3 cilindros, y 110 CV y 130 CV de potencia. En diesel, el BlueHDI 1.5 de 130 CV. También los híbridos E-hybrid, de 180 CV y 225 CV, ambos con el naftero 1.6 Puretech y un motor eléctrico, conformando el conjunto híbrido, con una autonomía eléctrica de 60 km.
Estéticamente, donde -casi- todo es subjetivo, creo que los diseñadores de Peugeot han conseguido un resultado brillante, exquisito, con una fuerte personalidad, y una percepción de vehículo de mayor segmento, y hasta diría premium. Hasta la mitad del auto no presenta prácticamente diferencias respecto a 308. Y si bien el remate trasero es obviamente diferente, se lo percibe bastante similar al hatchback, sobre todo de perfil, en donde se advierte que, a pesar del mayor voladizo trasero, muestra un gran parentesco visual con aquel.
Quizás exageración de hendiduras y cambios de volumen en el lateral, pese a que también aporta personalidad. Opticas traseras diferentes, y un diseño trasero algo más limpio, y un poco diferente al de su hermano. Aprobado. Adentro no hay cambios, como era de esperarse. Al igual que el hatchback, por ahora lejos de Argentina. Una pena. De todos modos, debería llegar alguna versión en algún momento, como ocurrió con la anterior generación. No solo el actual mundo del automóvil está muy cambiante, dinámico, y hasta raro, sino que la conformación de Stellantis y sus planes estratégicos en cuanto a productos y variantes, estando casi todas sus marcas en Argentina, es algo que podría acelerar o evitar su desembarco en nuestra región. Veremos.