Rolls-Royce Phantom. Si ya Rolls-Royce es sinónimo de lujo y excentricidad -sobria- en el mundo del automóvil, Phantom es lo más exquisito de la marca británica, propiedad (vale la pena recordar) del grupo BMW. ¿Una marca alemana dirigiendo a otra británica, dos mundos -muy-diferentes? Sí, ¿porqué no? Si el grupo indio Tata pudo llevar a Jaguar y Land Rover a su mejor momento histórico (el actual), y la china Geely ha hecho de Volvo una de las más prestigiosas automotrices, no resultaba poco probable que los alemanes de BMW también lograran mantener y mejorar el prestigio de Rolls-Royce.
BMW provee el motor del Phantom, un V12 de 6.75 litros, biturbo, y con 571 CV, derivado del Serie 7. Motor alemán en un auto inglés. ¿Sacrilegio? Tal vez. De todos modos, los motores BMW en general, y el V12 en particular, son excepcionales. Queda, sin embargo, un gustito raro, tal vez más cultural que práctico, pero Rolls-Royce siembre montó con orgullo motores de su manufactura.
A simple vista, el nuevo Rolls-Royce Phantom 2018 puede parecer un simple -y ligero- restyling del anterior, que cesó su producción en 2016. No es así. Se trata de una plataforma nueva, con un estilo conservador que, claro, mantiene el aire estético anterior.
La nueva plataforma presenta una mayor rigidez estructural, reduciendo el peso, al mismo tiempo. Rolls-Royce asegura que el nuevo Phantom es «el auto más silencioso del mundo» y en la web de la marca inglesa aparece la frase «el sonido más fuerte que escucharás es el de los latidos de tu corazón». Poco para agregar.
Aunque sí, podemos decir que Rolls-Royce ha agregado 130 kg de material aislante al nuevo Phantom, intentando (y consiguiéndolo) mantener un confort a bordo nunca antes visto en la industria automotriz. La suspensión del Phantom es la Magnetic Ride, neumática, y con regulación permanente, en mili segundos, en cada rueda, en forma individual.
Estéticamente llama la atención su gran parrilla frontal, cuadrada y bien vertical, como soportando a la dama alada, «the spirit of ecstasy», un capot que se va cerrando hacia adelante, y una gran superficie frontal. Atrás, ópticas pequeñas como en todo Rolls. Ausencia total de aditamentos estéticos, cambios de volumen o molduras. Elegancia británica. Solamente las llantas desentonan, hilando muy, pero muy, fino, con un estilo no tan elegante. Enorme voladizo trasero y puertas de atrás, «suicidas», con apertura «al revés».
Pero si hay un ámbito, un lugar, un sector de cualquier Rolls-Royce, donde se nota el refinamiento y el lujo extremo, es en el interior, sin dudas. Allí aparecen los materiales más nobles de toda la industria automotriz. Allí donde la madera es de raíz y de las mejores especies, donde el cuero es exquisito, las costuras a mano, impecables y todos los comandos parecieran comprados en una joyería suiza. En este Phantom 2018 encontramos un tablero con grandes cuadrantes, clásico.
No podía faltar la pantalla central (no sabemos si táctil), aunque bien integrada, y cromados por doquier. Y las plazas traseras (en las que Rolls-Royce pone todo el énfasis) presentan en el techo, numerosos LED´s que simulan una vista a cielo abierto. Todo el refinamiento, todo el exceso de calidad (no de cantidad). Elegancia británica.
Bienvenido Rolls-Royce Phantom 2018, por ahora sigue lejos de Argentina.