Hace unos años presentábamos la totalmente nueva generación de la KIA Sportage, con un formato visual absolutamente renovado, original y muy atractivo. La probamos hace unos meses, con muy interesantes y positivas conclusiones. Y aprovechamos, como otras tantas veces, para alguna escapada lúdica, para disfrutar paisajes, dentro y fuera de Córdoba, aquellos que hacen inabarcable a nuestra Argentina, tan maltratada. En este caso, volvimos a dos lugares, cercanos entre sí (por la misma ruta) y mágicos para los amantes del rally mundial, escenarios de las mejores pasadas de los monstruos de la icónica disciplina. Hablamos de «El Cóndor-Copina», el de los puentes colgantes, y «Giulio Cesare-Mina Clavero», ambos conocidos de memoria por el inolvidable Jorge Raúl Recalde.
«El Giulio«
Aunque menos visitado que «El Condor-Copina», no deja de ser un tramo espectacular en todo sentido. Para mí, en lo personal, tiene un gustito especial ya que fue la 3a vez que lo hice, después de muchos años. Pero la primera fue inolvidable. Allá por el 2000 (poco antes o poco después, no recuerdo bien), por cuestiones laborales, viajaba cada 15/20 días con mi familia por el Camino de los Altas Cumbres, y siempre decía que alguna vez quería hacer ese tramo, del que hablaban muy bien en todos lados. Y en una oportunidad, regresando de Córdoba hacia San Luis, viajando yo solo, en un Gol diesel 1.6 de humildes 54 CV, al pasar por el punto de inicio, se me dió por bajar por ese prime. En esos días, previos a una fecha del rally mundial, estaban probando ya los equipos oficiales. Yo no lo sabía.
En el ingreso del prime había un policía que, ante mi pregunta «¿Puedo bajar por acá?, no lo conozco y hace mucho quiero hacerlo», increíblemente me contestó «Sí, pasá, están probando los WRC, pero no te hagas problema, van a bajar igual que vos, en el mismo sentido, así que si aparece alguno, dejalo pasar y listo». Una locura. Y 3 factores que lo hacían muy peligroso. Yo no soy piloto de rally, el auto en el que andaba estaba lejos de ser apto para tal situación, y además no había hecho nunca antes el tramo. Aun así, la adrenalina pudo más y me largué, todo el tiempo pensando que en cualquier momento aparecía atrás un WRC, yendo lo más rápido que me permitía el auto, un camino público y mi manejo.
A poco de haber comenzado, apareció un Escort Cosworth con unas 6 ópticas delanteras, pegado, intentando pasarme, algo imposible en ese sector. No había lugar adonde tirarse a un costado ni pedacito de banquina. Así que anduvimos «pegados», lo más rápido que pude, hasta que varios km después encontré un «huequito» y «me tiré como venía», y el Escort pasó y desapareció, literalmente. Experiencia inolvidable, tan peligrosa como adictiva. Experiencia que no busqué, pero que se dió, por la negligencia del policía que custodiaba el tramo, pero que me hizo vivir, seguramente, el momento má espectacular arriba de un auto.
Pero volvamos a la KIA Sportage y este recorrido. Llegué a inicio muy temprano, aun de noche, aunque amaneciendo. Ahora hay un parador muy pintoresco en el arranque. Buena parte del tramo, al menos hasta Villa Benegas, es muy trabado y muy técnico, casi sin espacio a ambos lados (o piedra o precipicio), incluso con lugares en los que apenas pueden pasar dos autos al mismo tiempo. Poca vegetación, claro, como en casi todas las Altas Cumbres, mucha piedra, pero en todo caso vistas espectaculares que invitan a bajarse en cada metro del camino. Hasta Villa Benegas son casi 13 km pero que se hacen a muy baja velocidad, por la traza y por el disfrute de los ojos. Capítulo aparte para el río y su laguna y cascada. Espectacular.
¿Y la KIA Sportage X-Line?
Bueno, confort absoluto, no esperaba otra cosa. De todos modos, debo decir, que aunque el confort de marcha es altísimo en cualquier condición, no se la sintió tan gusto en este tipo de caminos. Motor y caja muy bien relacionados, andar silencioso, buen equipamiento y una experiencia a bordo muy interesante. Es un auto (SUV) que invita a ser manejado, a ser disfrutado, y así ocurrió. Dos «tranquilidades». Su tracción integral, que probamos en Copina, y un auxilio normal. Dos cuestiones que aportan seguridad para encarar estos caminos, si bien KIA Sportage, como tantos otros modelos similares, no está pensado para hacer off road duro.
Luego un sector algo más «recto» y se vuelve a hacer complicado antes del famoso Puente del Cura, una de las postales más vistas del rally mundial de Argentina. El puente en sí no dice nada, ni tiene algo de espectacular; me quedo con los puentes colgantes del otro tramo, de El Cóndor-Copina, pero, los autos llegaban cruzados y los pilotos conseguían enderezarlos casi unos metros antes de su angosta vía. La verdad es que era la 3a vez que lo hacía en 25 años, y lo disfruté enormemente, para finalmente llegar a Mina Clavero y retomar por el Camino de las Altas Cumbres.
«El Cóndor-Copina«
Probablemente más conocido, o al menos más visitado que el anterior, al «Cóndor-Copina» sí lo hice muchas veces. Recuerdo a bordo de un Subaru XV en un lejano 2014, en una Jeep Compass Limited, en la potente Volkswagen Amarok V6, en el BMW X1, con Renault Oroch Outsider, o el Captur Bose, por citar algunos modelos que recuerdo formaron parte de este espectacular tramo. Y sí, es un lugar muy atractivo, y también para ciclistas y runners, a los que siempre encuentro cuando vuelvo a transitarlo. Sin olvidar que es uno de los primes más famoso del rally mundial, conocido en todo el mundo.
Claro, los famosos «puentes colgantes» constituyen uno de sus atractivos, en este caso por la mano del hombre. Hablamos de unos 22 km hasta Copina, desde el arranque, pasando el parador «El Cóndor«. A poco de comenzar nos encontramos con el viejo hotel, puesto en valor y una antena de comunicaciones, a la que hemos llegado en varias oportunidades. Todavía faltaba mucho para los puentes colgantes (que no cuelgan en realidad); están mucho más cerca de Copina. Hay varias cascadas y ollas espectaculares, aunque hay que caminar un rato, varias conocidas y con trekkings permanentes, organizados o simplemente «autoconvocados».
Tiene una fisonomía parecida al «Giulio Cesare», aunque me parece más atractivo que aquel. Poca vegetación, claro, mucha piedra y un camino serpenteante desafiando la montaña. Uno se pregunta cómo habrán hecho aquellos adelantados que abrieron paso para unir Córdoba con el Valle de Traslasierra, seguramente «a pico y pala» y a lomo de multa. Valientes soñadores que sembraron su semilla para que hoy tengamos uno de los caminos mas pintorescos de Córdoba (de los tantos que la naturaleza nos dió). La verdad es que aquellos 22 km se pasan bastante rápido, porque en cada metro, y en cada grado de visión, uno se deslumbra con el imponente paisaje.
También es cierto que no es que es un camino que siempre resulte transitable (para un auto al menos). Nos ha tocado tener que volver (por ejemplo con el BMW X1) porque no tenía sentido maltratar un modelo en tal estado. Afortunadamente suele estar transitable. Cuando lo hice con la Amarok V6, fue justo antes del Rally Mundial, y las máquinas acababan de pasar, así que era «un billar», como suele decirse. Se desciende todo el tiempo, salvo alguna trepada puntual corta, y se termina saliendo a Copina, pintoresco paraje, desde donde se puede elegir seguir por R34 (la histórica), pasando por Cuesta Blanca, Icho Cruz, llegando a Carlos Paz, la relativamente nueva variante «las Jarillas-Falda del Cañete» o por Bosque Alegre-Falda del Carmen, tramo que llegué a hacerlo cuando era de tierra, muy atractivo y desafiante, y que recibió al Desafío de los Valientes, si no recuerdo mal con los Fiat Uno.
Final de una doble jornada con la KIA Sportage X-Line, muy confortable, divertida, tranquila, cómoda, disfrutable, recreando todos los sentidos. ¿Elogiable? Casi todo, un placer manejar este SUV coreano, para resumirlo. ¿Criticable? Poco, quizás en estos caminos no se siente tan a gusto. Puede transitar perfectamente y con una capacidad de agarre notable (como en la foto anterior), que no se confundan conceptos. Simplemente, la sensación es de no estar tan cómoda en caminos en mal estado, solo eso, percepción subjetiva. De todos modos, virtudes y defectos fueron comentados en aquella nota del correspondiente test. ¿El próximo operativo nuevamente con un coreano? Veremos.