A mediados de este año, el mismo jefe de Stellantis advertía que algunas marcas del grupo debían revertir balances «complicados» y de manera rápida ya que varias mostraban pérdidas, sobre todo en el continente americano (Estados Unidos), algo no tolerable más que temporalmente en cualquier empresa. También hay que reconocer que muchas de las que existen en el mundo (exagerando diría todas menos las chinas) no están pasando sus mejores momentos. Y más cerca, hace poco, hacíamos nuestro análisis «¿que pasa con Stellantis?». Un grupo enorme, con algunas de las automotrices más antiguas e icónicas del mundo y que por supuesto no corre riesgo extremo, pero sí se muestra preocupada por números complicados.
Seguramente el principal frente es el norteamericano y de ambas puntas del negocio. Por un lado, el fuerte sector sindical (UAW), que presiona para mejoras en salarios y demás, y que lleguen nuevas inversiones a Estados Unidos, algo que la misma Stellantis contradice por un lado, diciendo que se están ejecutando y están en carpeta otras, y por otro lado algo lógico: «las inversiones previstas no son ajenas a cambios en el mercado, a caídas en ventas y otras situaciones». Y también desde los concesionarios, sobre todo de Dodge y Chrysler, que piden un mayor portfolio para ofrecer al mercado.
Ahora se agregan las versiones de posible reemplazo de Carlos Tavares. Lo cierto es que su ciclo vence en a comienzos de 2026, y es lógico que comiencen versiones de distinto tipo respecto a su continuidad o un paso al costado. Desde Stellantis, aseguran que el proceso es el normal y que Tavares es uno de los candidatos para el nuevo período (continuidad). Hablamos de uno de los ejecutivos más importantes del sector, claramente. Y su principal desafío, hoy, está en el mercado norteamericano.