Introducción:
Hace poco más de una semana publicábamos la nota de la prueba de Fiorino Qubo Dynamic, versión «de trabajo» de la nueva familia Qubo que llega desde Turquía con muy buena relación precio producto.
No tendría sentido repetir literalmente los conceptos allí vertidos, ya que la Qubo «familiar» que probamos en esta ocasión, no difiere en aspectos estructurales ni mecánicos de la probada anteriormente; nos remitiremos centralmente a los aspectos que difieren en esta versión.

Diseño:
Si Fiorino Qubo resulta atractiva, esta Qubo (a secas) supone un importante plus, con ventanillas laterales, llantas de aleación, paragolpes del color del resto del auto y algunos adornos estéticos; todos elementos que suman, consiguiendo atraer miradas a su paso. Si comparamos esta Qubo con las versiones similares de Partner/Berligo y Kangoo, claramente queda mejor plantada y luce más atractiva y moderna. El gusto es un aspecto -casi- 100% subjetivo, pero Qubo supera a sus rivales en este punto (también debe decirse que en Argentina no contamos con las ultimas versiones europeas de ellas). Seguramente ayuda la segunda (izquierda) puerta lateral corrediza, que además de practicidad, aporta un mejor perfil estético.

Respecto al diseño interior, las diferencias son menores, aunque positivas, y aportan una mejora en la calidad percibida. Aplique brillante en zona de salidas de aire centrales y climatización, nueva radio integrada, volante multifunción, nuevos tapizados, y apliques en puertas en color. Estos pequeños retoques consiguen una imagen interior de mayor calidad.

Otro aspecto destacable, en esta versión «con asientos» es el espacio y la comodidad interior. Si bien no pueden esperarse milagros de sus «menos de 4 metros», es realmente cómoda, y muy práctico el acceso, con doble puerta lateral corrediza.

Equipamiento:
Si habíamos catalogado al de Fiorino Qubo como muy bueno, el de esta Qubo Dynamic también lo es, aunque claro, con otro precio y por  lo tanto otra relación precio/producto, no mala, pero no tan efectiva como la de su hermano utilitario. Mantiene Aire Acondicionado (forzador silencioso y potente), Doble Airbag, ABS con Distribución electrónica de frenado, levantavidrios y espejos eléctricos, computadora de a bordo, doble regulación de volante, apertura a distancia, cierre automático en rodaje, regulación interna de luces, antinieblas trasero.

Y agrega, Blue&Me (comandos por voz, telefonía, Bluetooth), Eco:Drive (mejorable, poco amigable), volante multifunción para comandar telefonía, mandos por voz y audio, radio integrada y algunos retoques estéticos. Si hablamos del exterior, sus paragolpes son color carrocería (naranja audaz en nuestro caso), las llantas de aleación y 16″, nuevas barras en el techo y los vidrios que reemplazan a la chapa de la versión utilitaria.

La radio Fiat integrada trae consigo mejoras y desventajas respecto a la Sony de aquella Fiorino. Estéticamente superior, es muy práctica, con botones grandes (además del mando a distancia desde el volante) y fácil de usar. Además cuenta con mejor sonido (en parte por contar con 4 parlantes, y tweeters). Como contrapartida, su recepción FM es bastante pobre.

Mecánica:
A pesar que mantiene  las características técnicas de la Fiorino Qubo antes probada, el mayor peso (+110 kg) se nota y resulta más lenta, a pesar que oficialmente Fiat anuncie las mismas prestaciones. Más allá de los datos técnicos sobre aceleración, se la nota más lenta de reacción, debe pisársela más, sobre todo «de abajo» para equiparar prestaciones.

Funcionamiento:
Una de cal y otra de arena, siempre en la comparación con su hermano utilitario. Su funcionamiento es aún mas suave, las suspensiones parecen copiar mejor las irregularidades, y se la nota más aplomada, con un silencio mayor, en parte por asientos y demás materiales blandos. Realmente resulta placentero manejarla, sobre todo en el tránsito citadino.

Pero (todo tiene un «pero»), aquel exceso de peso comentado hace que resulte más lenta y deba utilizarse mayor presión en el pié derecho, haciendo trepar la aguja del tacómetro, y por ende con un consumo levemente mayor, no drásticamente superior, pero es más alto.

Prestaciones:
Como comentamos, la marca anuncia las mismas prestaciones para ambos modelos, aunque, lógicamente, el mayor peso incide negativamente. La familia Qubo no está pensada desde lo prestacional y no es apta para un manejo deportivo. Si algun potencial comprador así -erróneamente- lo creyera, sin dudas equivocaría el camino.

Aceptando esto, y a pesar que unos 15 caballitos más le vendrían muy bien (ni hablar si contara con el E.torQ de 115 CV), las performances de Qubo son más que dignas, y se compensan con su excelente andar, suave y silencioso, con buena caja, buena dirección, muy buen tacto de frenos y confort general.

Precio, garantía y competencia:
A pesar de seguir siendo competitiva (por equipamiento), en el análisis con sus competidores queda bien parada pero pierde algunos segundos en su ventaja. Su precio es de $ 99.000 (en la foto). Para hacer una comparación exacta deberíamos analizar con más detalle los distintos aspectos de cada modelo, pero Peugeot Partner equivalente ronda los $ 115.000 (con menos equipamiento pero un motor bastante más potente y mayores dimensiones) y Renault Kangoo, unos $ 6.000 más (similares consideraciones).

Ahora, si analizamos su mejor terminación y que paga arancel del 35%, claramente es la más competitiva del segmento.
En todo caso, sigue siendo un buena opción de compra, con un diseño muy moderno y buena calidad de terminación, más allá de la comparativa técnica. Su garantía de 3 años, elogiable.

Conclusiones:
Aun con la desmejora leve en prestaciones (básicamente reacción), Qubo mejora los buenos conceptos vertidos para Fiorino en el test anterior. Andar aún más suave, buen equipamiento y terminación conforman una buena opción de compra.
Algo más chica que sus competidores, para pelear con mayor espacio llegará en breve Doblò, desde Italia.