Que las automotrices, todas, se están reconvirtiendo fuertemente en estos últimos años, no es novedad. A nivel estructura (fusiones, compras, etc.), a nivel producto (SUVs y crossover), combustible (híbridos, eléctricos), en lo deportivo (variantes prestacionales SUVS) y en general. La industria automotriz está cambiando como nunca antes. No sé si es bueno o malo (sinceramente), pero estamos asistiendo a cambios de paradigmas de manera constante, y cada vez con mayor rapidez, sin darnos tiempo para asimilar esas transformaciones. Y Renault no la excepción. Más bien es una de de las automotrices (grupo) que comenzó antes con un cambio radical, plasmado en el plan Renaulution que está llevando a cabo su líder (de Groupe Renault) Luca de Meo. Hasta ahora, si miramos los resultados parciales, va por excelente camino.
Por solo mencionar uno, el final del histórico Megane tal cual lo conocimos, con fuertes evoluciones pero siempre fiel a una idea, a un concepto, y a su historia, desde 1997 con Megane I, para pasar a un Megane E-Tech (V), eléctrico y solo eléctrico, cercano al mundo SUV, vaya si no es un cambio drástico. Y podemos mencionar varios más. Renault está cambiando como nunca y va por buen camino, al menos en lo comercial. Y también en su pata deportiva, históricamente popular y bien conceptuada. RS (Renault Sport) fue la sigla mágica que convirtió a modelos de calle en verdaderos -casi- autos de carrera. Seguramente el más recordado, el Megane RS, modelo que se vendió en Argentina en la 3a generación, si bien existió en la anterior también. Quizás la más radical y deseada sea la de la 4a, que está transitando sus últimos días, lamentablemente. Tampoco continúa el mas edulcorado Sandero RS, aunque muy interesante y regional.
Gordini ha sido otro apellido ilustre, fuera y dentro de Renault. Fundada en 1936, pasando a Renault en los 60s. Y aunque no los conocimos en Argentina, existieron recientemente algunos Renault Gordini, como los Twingo RS Gordini (1.6 de 133 CV) y Clio RS Gordini (2.0 de 203 CV). Mezclando y reordenando esa rica historia, que va mucho más allá de las pocas líneas detalladas, Renault le dió mayor protagonismo a Alpine (hasta entonces fabricante de modelos específicos como el A110), unificándola con Renault Sport, pasándole a partir de ahora el apellido a las versiones deportivas -eléctricas- de la marca francesa. Sabemos que llegará un R5 Alpine, con el mismo motor que su hermano Megane E-Tech, y rendidores 215 CV, que se convertirá en el sucesor (menos brutal) de aquellos Megane RS.
Pero así como existieron las versiones RS Line, buscando asemejarse estéticamente a las extremas RS pero sin sus prestaciones, y como lo hacen muchas otras marcas (Audi S-Line, Mercedes AMG-Line, BMW M-Package. Peugeot GT-Line, etc.), como el Captur RS Line, también tendremos los Esprit Alpine, herederos de aquel concepto, y Megane E-Tech podría ser el primero en recibir el apellido. De esta forma, ahora convivirán, modelos Alpine (específicos de la marca, y eléctricos), variantes Alpine, como el próximo R5 Alpine, potenciadas como aquellos RS, y Esprit Alpine, personalización estética de modelos «normales» para asemejarse a los más prestacionales. ¿Logrará Renault buenos resultados en este sentido? Veremos, pero personalmente creo que sí.
