Es cierto, revolución estética no es necesariamente una virtud en sí misma. Sí traduce un elemento interesante y esel de intentar hacer algo distinto. Y vaya si este nuevo Citroën C5 (que agrega una «X» al final) no es realmente diferente a casi todo lo visto en la actualidad, con elementos de su recientemente presentado hermano C4. Hace poco menos de un mes habíamos adelantado algunos conceptos acerca de cómo se vería el C5 de 3a generación, presentando una recreación acerca de su probable aspecto, tomando bastante del C4, aunque más algo más civilizado.
La primera generación de C5, lanzada en 2001 fue un sedán clásico, aunque con la impronta Citroën, tomando algunos elementos de sus antecesores. La segunda, la de 2008, si bien mantuvo cierto clasicismo estético, se acercó a un «2 volúmenes y medio», con un acertado estilo, cediendo algo de personalidad. Bueno, esta tercera generación, que implica el retorno de C5 tras 3 años de ausencia en el mercado, si de algo no puede jactarse es de clasicismo. Claro, la marca busca volver a aquellos tiempos de los DS, CX, XM y otros, modelos muy originales, distintos a lo que se veía en el resto de la industria. Algo muy valorable en momentos en que, como nunca antes, muchos modelos de diferentes marcas se parecen entre sí.
Dentro del grupo Stellantis están los Peugeot 508 y DS 9 como modelos, digamos, similares, aunque con estilos bien diferentes. Se sabía que Citroën se alejaría visualmente de ellos, y esto se ha cumplido. Hay muy poca información técnica en esta presentación al mundo del Citroën C5 X. Casi que la única viene de la confirmación de motores diesel (necesarias en una Europa aun seguidora de estas mecánicas), nafteros, y un híbrido, que será el de 225 CV conocido dentro del grupo, conformado por el 1.6 Puretech (ex THP) y otro eléctrico. También se conocen las dimensiones: 4.80 m de longitud, 1.86 m de ancho y 1.48 m de alto. Prácticamente las mismas del anterior C5, aunque, a primera vista parecieran de diferentes dimensiones.
El nuevo Citroën C5 X contará con lo esperable en cuanto a Seguridad: Control de Crucero Activo, Cambio de Carril Activo, Reconocimiento de Señales de Tránsito, Ilumación Full LED automática, Cámaras 360° y no mucho más. Lejos de una Conducción Autónoma, pero con lo necesario. Su suspensión no será neumática pero sí con topes hidráulicos como su hermano C5 Aicross, consiguiendo un destacado confort de marcha. Estéticamente, lo primero que me viene a la cabeza es el término «raro». Como si Citroën hubiera mezclado en un batidora, un sedán y un SUV, obteniendo este ¿crossover? que, al igual que C4, aparece como recargado visualmente.
En el frente, bastante de aquel, con luces diurnas que se prolongan desde la «parrilla Chevron», hacia arriba, mientras que la principales se encuentran más abajo. Si bien lo estético es subjetivo, desentona el sector inferior, tipo «boca de pescado», recargando el frente del C5 X, en exceso a mi juicio. Atrás, ópticas con el mismo concepto, aunque algo más «ortodoxas» que en C4. Luneta muy inclinada y alerón en curiosa ubicación. Cintura que sube hacia atrás como en aquel. De perfil destaca un techo bastante plano y bajo, con largos voladizos en sus extremos, sobre todo en el delantero. Lateral más «limpio» que en C4, bienvenido. Generoso despeje al suelo, guiño al mundo crossover. Redondeando el estilo exterior, original, transgresor, polémico, aunque, me parece más logrado que el de su hermano.
Puertas adentro, también revolución visual. También original, también recargado. Poco minimalista para la tendencia actual con bienvenidos mandos de climatización y gran pantalla central de 12.3″, integrada, al estilo BMW. Sector símil madera y gran consola entre asientos ( Advanced Confort), tablero digital y volante de generoso tamaño. Buena calidad percibida aunque insisto, algo recargado. No está claro si esta nueva generación de Citroën C5 llegará a Argentina. Personalmente no lo creo, pero tampoco me animo a descartarlo. Ojalá lo tengamos, aunque, contando con sus primos Peugeot 508 y DS 9, no resulta muy probable.
