Pequeñísimo repaso. Ford Kuga nació en 2007, sobre la plataforma C1 de Ford (la misma del Focus de aquella época, por ejemplo), y tuvo su segunda generación en 2013, la que llega hasta este 2019, con un restyling a mitad de ciclo, tal como lo conocemos. Personalmente creo que la segunda fue una generación muy aggiornada al mercado norteamericano, cediendo personalidad (una de las fortalezas de la primera), con un diseño algo insulso. Pues bien, eso es parte del pasado. El nuevo Ford Kuga 2020 cambia de raíz, como solemos expresar, «cambios drásticos, absolutos, totales», y en todo sentido.
¿Por donde comenzar, siendo un modelo tan diferente al actual? Comencemos por su estética. Pero antes de entrar en detalles, digamos que el nuevo Ford Kuga (y su primo norteamericano Escape) es, conceptualmente, diferente. Ha cedido imagen SUV, ganando en SUV deportivo y hasta diría hatchback, exagerando un poco. Es más, nos recuerda bastante al nuevo Focus (que no llegará a Argentina), no solo en su diseño frontal, sino en general. Y tiene que ver con lo comentado antes: ese aspecto «más de auto» que el actual. Adiós «líneas duras» y rectas, tal cual como ocurrió, justamente, con el nuevo Focus.
Su estilo más redondeado (que nos evoca al Subaru XV, con las lógicas diferencias entre ellos), lo muestra más bajo (a pesar que su altura se ha reducido solo en 2 cm), en lo que la nueva caída del techo en el sector trasero (con una luneta mucho más inclinada) hace su gran aporte. Su longitud ha crecido 9 cm, llegando a los 4.61 m. En el Kuga actual, noto un cierto divorcio estético entre trompa y cola: en el nuevo, por el contrario, se presenta totalmente integrado, como conformando una sola pieza de diseño, comentario expresado desde el mundo de la subjetividad, claro. Capot con caída (importante) curva hacia adelante, parrilla en posición bastante más baja (como un auto), y original sector bajo del paragolpes con antinieblas originales.
Atrás, cambios aún más drásticos. Techo más bajo, luneta más inclinada, con un diseño del portón algo recargado, creo, pero muy logrado, con una imagen de robustez y deportividad. El alerón trasero disimula levemente la gran caída de la luneta. Además, nueva tipografía en su nombre. En el perfil es donde más notamos las grandes diferencias, con nueva resolución de 3/4 traseros, línea de cintura más «en cuña», y un aspecto general más limpio. Olvidamos mencionar que este Kuga inaugura (en SUV) la plataforma C2 de Ford (la del nuevo Focus).
Adentro, tal como ocurrió con el Focus, el cambio le sienta muy bien, sobre todo en cuanto a calidad percibida. Afortunadamente Ford va dejando esos trazos rectos (y rebuscados), adoptando interiores con un gran salto de calidad (al menos en cuanto a la percibida) y un aspecto general más integrado. Ya no más grandes superficies verticales. Ahora todo es más sobrio, más refinado. Bienvenido. Por supuesto, encontramos un tablero digital configurable, con múltiples vistas, una pantalla central no tan exagerada, y si bien no podemos definirla como integrada, se la ve bien emplazada. Quizás, para las tendencias actuales, podría ser más minimalista, pero claramente, el interior del nuevo Kuga es muy atractivo y con una imagen de sobriedad y hasta lujo, diría.
Sintetizando y resumiendo su aspecto estético, personalmente creo que Ford ha conseguido presentar un excelente diseño, exterior e interior, aún a costa de haber perdido «imagen SUV», algo frecuente en muchas automotrices con sus nuevos desarrollos. Y si en su aspecto todo cambió, también hay grandes novedades en cuanto a la parte mecánica. Podemos resumirlas expresando que, si bien no hay nuevas motorizaciones (respecto a las actuales), el nuevo Kuga se mete en el mundo híbrido, con 3 propuestas diferentes. Con base en el motor diesel 2.0 EcoBlue de 150 CV, tenemos un Mild Hybrid (o micro híbrido), con un sistema conformado por un motor/generador movido por correa, que toma energía (en las frenadas por ejemplo) y puede aportar a los distintos sistemas eléctricos y también al motor de combustión, con una batería de 48 V.
Este es el híbrido más «suave». Por otro lado, sobre la base del motor naftero EcoBoost de 2.5 litros, y con el agregado de otro eléctrico, encontramos un híbrido que entrega 225 CV en conjunto, con una autonomía de 50 km en modo eléctrico. Y finalmente, ese mismo híbrido se convierte en plug-in (enchufable) como opción adicional, consiguiendo recuperar su carga en 4 hs, de acuerdo a la misma Ford. Lo que se dice un amplio menú híbrido para este nuevo Ford Kuga 2020. Para completar el aspecto mecánico, también se ofrece el diesel EcoBlue 1.5 de 120 CV y los nafteros tricilíndricos EcoBoost 1.5 de 120 CV y 150 CV, con una particularidad técnica muy interesante: a pesar de tener un número impar de cilindros, cuentan con la tecnología de Desactivación Parcial de Cilindros, cuando no es necesario contar con todos, redundando en un menor consumo.
Finalmente, ¿llegará el nuevo Kuga a la Argentina? Aunque Kuga (Escape) encuentra en el mercado norteamericano su mejor hábitat comercial, en un mercado dominado por pick ups, SUVs y Crossovers en detrimentos de autos, también tiene una interesante performance comercial en nuestro país, acorde a su acotado volumen, la que creemos mejorará y mucho con este nuevo Ford Kuga 2020. ¿Cuando llegará? Creemos muy a fin de este 2019, y más seguramente en el primer semestre de 2020. Esperamos no equivocarnos. En nuestro país Ford ya no producirá el Focus 3, y tampoco traerá el actual Focus 4 europeo, dejando de vender en breve también el Fiesta (de una generación anterior al europeo), apostando a estos formatos más polivalentes.