BMW Serie 7. A mediados de 2015 presentábamos la 6a generación y aprovechamos para hacer una breve reseña de la historia del modelo, que fue presentado en 1977, bajo el código interno E23. No repetiremos, por lo tanto, esa parte de su vida. Sí recordar el E65 de 2001, famoso por haber salido del tablero del genial y controvertido Chris Bangle, otrora Diseñador en Jefe de BMW. Por otro lado, hace poco probamos su hermano menor, el Serie 5, concretamente el 530i, ahora con motor de 4 cilindros y 252 CV. Volviendo a Serie 7, el buque insignia de BMW, se está presentando su versión 2019, adoptando un suave restyling que afecta -básicamente- a trompa y cola. Recordemos que en Argentina se vende el BMW 750i Excellence, única versión.
Para comenzar, el nuevo BMW Serie 7 2019 resulta algo más de 2 cm más largo (22 mm) que el actual, llegando a los 5.12 m de longitud en su versión normal de carrocería, y 5.26 m en la versión L (alargada), la más buscada para el uso empresarial/corporativo. Estéticamente, las diferencias son menores (aunque no sutiles). En el frente encontramos nuevas ópticas de menor altura, un paragolpes totalmente rediseñado, capot más «limpio» y fundamentalmente, una enorme parrilla, vaya si protagonista, que hereda (conceptualmente) del reciente X7., aunque, en realidad, como puede verse, hereda bastante más que la «parrilla doble riñón». Diseño frontal más limpio, más elegante, más imponente.
Atrás, por el contrario, se ha vuelto más minimalista. Las anteriores ópticas han pasado por los «jíbaros», y ahora lucen de menor altura y como ocupando «todo el ancho», si bien aparece una franja horizontal entre los grupos ópticos, y un aplique cromado, terminación inevitable en este segmento. También se muestra «más limpio» atrás, con el logo BMW, curiosamente, reducido en tamaño. Claramente, tratándose de una «puesta al día», el perfil es el sector que delata que Serie 7 ha pasado por botox con anestesia local y no por quirófano central (creemos que tampoco le hacía falta aún). Capot con caída hacia adelante pero sin la curva característica de los modelos actuales, mayor voladizo delantero, nuevas llantas y poco más (la pseudo branquia y su filamento cromado han cambiado).
Adentro, algo también previsible, cambios muy menores, salvo la adopción del tablero digital, que ya se ha hecho extensivo a prácticamente toda la familia BMW.
Nos gustan más los analógicos, no nos cansamos de expresarlo, pero es una tendencia inevitable, y en algunos casos, bien resuelta, logrando engañar nuestra percepción. Cambios en volante y en texturas y colores (y tapizados), y casi nada más puertas adentro.
El nuevo Serie 7 contará con eficientes motores, tanto nafteros como diesel (¿Muerto el Rey, Viva el Rey?). Entre los primeros, habrá un 2 litros y 4 cilindros como el que lleva al 530i que probamos, sumándose el 750i, con motor V8 de 4.4 litros y una potencia de 530 CV (aumentó en 70 caballos…), y el tope de gama 760Li (versión larga), con el V12 de 6.6 litros y 585 CV. En diesel, 730d, 740d y 750d, en todos los casos con el motor de 6 cilindros en línea y 3 litros, y potencias de 265 CV, 320 CV y 400 CV. Y el híbrido, 745e, con 394 CV provenientes del motor naftero de 6 cilindros y 286 CV y otro eléctrico de -equivalentes- 113 CV.
Completando el aspecto mecánico, la tracción será trasera o integral, la suspensión neumática, y la caja, la Steptronic de 8 relaciones, aunque, según BMW, revisada y mejorada para esta versión 2019. La seguridad no podía ser un ítem más en un BMW Serie 7, y no lo es. Cuenta con Lane Control Assistant, Traffic Jam Assistant, Active Cruise Control, Driving Assistant Professional, BMW Night Vision, y varios sistemas más que hacen su aporte a la seguridad pasiva y activa. El nuevo BMW Serie 7 2019 llegará a Argentina, probablemente en el último trimestre del año.