Suelo expresar que es imposible ser plenamente objetivo en la vida y en el periodismo. Podemos intentar abstraernos de nuestras preferencias, pero somos humanos, y por lo tanto, subjetivos. Se trata entonces de tener la menor subjetividad posible. Y sobre todo cuando debe dejarse de lado la pasión, como cuando probamos un modelo y vertemos nuetras conclusiones en una nota.
Distinto es cuanto tocamos aspectos más pasionales. Y el del Rally Mundial, y concretamente aquellos -legendarios- Grupo B, es susceptible de la más absoluta pasión, y además admiración por aquellos monstruos que parecían «mover las montañas» a su paso, y puedo decir que esa era la sensación que nos quedaba cuando pasaban por nuestras serranías cordobesas.
El Grupo B comenzó a gestarse a principios de los 80´s, aunque oficialmente comenzó, como categoría homologada por la FIA, en 1983, que vió ganador al Audi Quattro (¿Como olvidar el sonido de su motor?), conducido por el genial Stig Blomqvist.
La categoría aumentó el parque autos, incorporando al increíble Peugeot 205 T16, Lancia Delta S4 y Ford RS200 (desarrollo de Ford Motorsport solo para el grupo B) entre otros.
La más espectacular categoría de la historia del Rally Mundial contaba -a su vez- con subcategorías en función de la cilindrada (motores aspirados o turbocomprimidos) y el peso mínimo, aunque, la más popular fue la de 2500 cm3 (ó 1800 cm3 con turbo) y 900 kg de peso mínimo, y que tuvo entre sus participantes a los autos comentados.
Además, para ser homologados, debían contar con una versión «de calle» equivalente, con una producción anual mayor a 200 unidades, lo que hizo que en muchos casos se construyeran autos que no se vendían totalmente, pero permitían «mostrar» una producción por la cantidad exigida. Bastante alcanzable cifra, en comparación con las 25.000 unidades fabricadas por año que requerían los Grupo A. Párrafo aparte para la versión «normal» del 205 T16, con alguna unidad llegada a Argentina. Objeto de deseo si los hubo.
Pero tanta espectacularidad de los grupo B terminó jugándole en contra y marcando el principio de su fin.
En 1985 Ari Vatanen -literalmente- volaba en un tramo de nuestro rally, y su 205 quedaba irreconocible. Salvó milagrosamente su vida. En 1986, un terrible accidente del Ford RS200 en Portugal, terminó con la vida de 3 espectadores y dejó numerosos heridos, alertando a la FIA sobre la viabilidad de la categoría. Como empujón final, ese mismo año, un Lancia Delta S4 se fue del camino en Córcega, quemándose y falleciendo piloto y acompañante.
No más Grupo B. No más -radicales- prestaciones y comportamientos. No más magia extrema.
En 1987 siguieron las competencias, aunque, la diferencia se notaba y en esta nueva categoría (en realidad el Grupo A, que ya existía previamente, si bien opacado por su hermano mayor) comenzaba a brillar un auto que hizo historia: el Lancia Delta HF Integrale, ganando el campeonato de ese año, comandado por Juha Kankkunen, el mismo finlandés que un año antes había dominado con el 205 Turbo 16.
El Lancia Delta tiene un especial significado para los argentinos. Con ese auto, Jorge Recalde, piloto oriundo de Mina Clavero, ganaba la edición 1988 de nuestro país, marcando un hito en la categoría, y venciendo al querido Miki Biasión por muy poco.
Ovacionado en el Chateau Carreras a su llegada, Recalde moriría luego en 2001, corriendo en el campeonato argentino.
Como también ocurrió -en otra escala- con el «Lole» Reutemann, no fueron reconocidos en su real magnitud.
Ambos sufrieron el mote de «lentos» y recibieron cargadas fruto del ingenio popular.
Basta preguntar qué opinan de ambos los especialistas europeos de estas categorías. Están considerados dentro de los mejores pilotos de la historia por su calidad técnica y también por su cabeza, tan importante como la destreza.
Para tener dimensión de las prestaciones de los grupo B, basta mostrar algunos números. Con 500 CV y 1000 kg de peso, obtenían una relación Peso/Potencia de 2 kg/CV, o dicho de otro modo, cada caballo de potencia debía mover «solo» 2 kg.
¿Algunas refencias?
Los actuales WRC -también espectaculares- cuentan con un índice de 4 kg/CV , el doble de aquellos. Y una impresionante Ferrari 458 Italia, con 570 CV, tiene una relación Peso/Potencia de 2.63. Números que eximen de mayores comentarios.
Luego de 1987, abandonados por la categoría, los Grupo B incursionaron en el Dakar (excelente performance del 205 T16, seguido luego por el 405 T16), en el famoso ascenso Pikes Peak y luego en la devaluada categoría Rally Cross.
Final de este pequeño homenaje a los monstruos que marcaron definitivamente el Rally Mundial. Nada fue como entonces.