Maserati. Mítica automotriz italiana, fundada por Don Alfieri Maserati en 1914, y que pasó por distintas manos (Citroën, entre otros, con aquel Citroën SM), quedándose en los 90´s dentro del grupo Fiat (hoy FCA). Sinónimo de Gran Turismo y prestaciones, elegancia y lujo, quizás algo desproporcionados estos ingredientes (es más un elogio que una crítica).
Como tantas automotrices, Maserati se dejó vencer por la moda de los SUV, modelos que se han convertido en «la gallina de los huevos de oro» para muchos, y sino basta con ver la historia del Porsche Cayenne (y ahora también Macan) y sus volúmenes de ventas. Allá por 2011, Maserati mostraba el Kubang concept antesala del SUV que finalmente denominó Levante, y sobre el que comentamos hace poco más de 2 años.
La novedad, mostrada en el Salón de Nueva York, es la presentación de una variante extrema, diseñada para mayores prestaciones, mayor deportividad, pero a la vez, mayor elegancia y lujo, algo esperable tratándose de Maserati. Con el nombre Maserati Levante Trofeo, esta versión toma la planta motriz Ferrai, V8 de 3.8 litros y 590 CV, con una caja automática de 8 relaciones y tracción integral. Obviamente cuenta con el sistema Launch Control, y acelera de 0 a 100 km/h en 3.9 segundos, llegando a los 300 km/h. Como referencia, Porsche Cayenne Turbo (al que apunta sus dardos), consigue un tiempo de 4.1 segundos..
Estéticamente, las diferencias son menores, centrándose en el paragolpes delantero y parrilla, sector inferior del paragolpes trasero, con dos salidas de escape doble específicas, obviamente nuevas llantas y leves cambios en el interior, con tapicería diferente, y algunos detalles menores y referencias «V8». Maserati Levante se vende en versiones de 3 litros nafta, de 350 CV y 430 CV, ambas disponibles en Argentina, a través de Gruppo Modena, y una diesel, también de 3 litros, con una potencia de 275 CV, y un precio de arranque, en Europa, de USD 98,500. Se desconoce el precio que tendrá esta radical versión, que difícilmente llegue a Argentina (ojalá nos equivoquemos).