La austríaca KTM (propietaria, además, de Husqvarna) es una conocida compañia de motos de altas prestaciones, muy relacionadas al off road y puntualmente al Dakar. Pero además de sus -muy- famosas creaciones de 2 ruedas, hacia 2008 irrumpieron en el mundo de los «karts» civilizados, con el X-BOW, modelo que nació para conducir con casco, biplaza, con estructura monocasco y motor de origen Audi que entregaba 240 CV. Hace unos años comentábamos acerca del GTR (que finalmente fue bautizado GT4), creado para la competición, cerrado y con mayores medidas de seguridad, para los circuitos.
Hoy, la gama X-BOW cuenta con 4 modelos. El más accesible es el R, con un motor de 300 CV (el mismo 2 litros TSI de VW/Audi). Su longitud es de 3.74 m y su peso está en el orden de los 800 kg. Su precio es de USD 70,000, nada barato. Como referencia, y ya que sus motores son Audi, el RS3, con 400 CV y una aceleración de 0 a 100 km/h en 4.1 segundos (similar a la de los X-BOW) cuesta USD 71.000…
Sigue el X-BOW RR, versión más radical (pero que también debe conducirse con caso), con algunos kilos menos, enorme alerón trasero para darle una mayor carga aerodinámica (recordemos que los X-BOW tienen motor en posición central y tracción trasera) y un motor que lleva su potencia hasta los 360 CV. Con este modelo, KTM consiguió un tiempo excepcional en Nurburgring: 7 minutos y 25 segundos.
KTM pensó en una variante que no necesitara casco pero que mantuviera los altos niveles de seguridad, y creó el GT, con un parabrisas para tal fin. El GT monta el mismo motor del R, con 300 CV, con el que acelera de 0 a 100 km/h en 4.1 segundos. Su caja es manual de 6 relaciones (o secuencial), también de origen Audi. Además del parabrisas, cuenta con un gran trabajo aerodinámico. Cubiertas Michelin Pilot Sport 3.
Finalmente, el GT4 que ya mostramos en aquella oportunidad, diseñado para la competición. El GT4 acaba de recibir una actualización estética, al igual que el resto de los X-BOW, y su precio se ubica cerca de los USD 190,000. KTM X-BOW. ¿Juguetes?, ¿caros? Tal vez ni lo uno ni lo otro; como siempre, todo depende de qué parámetros se utilicen y bajo qué coordenadas se analicen las cosas. De todos modos, juguetes o no, caros o no, ¿a quien no le gustaría poder al menos probar uno?