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Probamos Mini Countryman Cooper S (192 CV y tracción simple)

Mini. El pequeño clásico británico, que apareció en 1959 y se mantuvo en producción (sin cambios) hasta 2000. Un año más tarde, BMW, que ya tenía el control accionario, decidió presentar un nuevo Mini, (siglo XXI), reinterpretación moderna del original, diseñado por Alec Issigonis. Junto con Fiat 500 y Volkswagen Beetle (que ya anunció su final) conforman el trío de la «vuelta a la vida» de icónicos modelos.


Si bien Mini original también contaba con otras versiones (rural y hasta pick up), con BMW se diversificaron sus variantes. Hace un par de años BMW había dejado trascender que limitaría las versiones existentes; lo que efectivamente ocurrió (ya no están Coupé, ni Roadster; tampoco Paceman) no son pocas las variantes Mini que hoy existen en el mercado (y la mayoría se venden en Argentina). Existen Mini 3 puertas, 5 puertas, Clubman, Cabrio, Electric (si bien es híbrido) y las JCW (John Cooper Works), además de la Countryman que hemos probado.


Mini es un producto distinto, lúdico, sin prejuicios,
particular, a pesar que, sobre todo en lo que hace al interior, BMW suavizó un poco su diseño, que era ¿demasiado? irreverente. El Countryman que nos ocupa en esta ocasión cuenta con variantes (en Argentina) de 1.5 litro y 3 cilindros, y 2 litros y 4 cilindros, con 192 CV, motor de origen BMW. Este motor reemplaza al anterior THP 1.6, muy eficiente, aunque, luego de haber manejado por casi 2,000 km este Mini Countryman, y haber tenido un breve contacto con aquel de anterior generación, aprobamos totalmente la elección del nuevo propulsor. Además, esta nueva generación del Countryman ha crecido en 20 cm, mejorando la habitabilidad trasera. Pero vamos al test de este Mini 5 puertas (uno de los 3 con este formato).


Comenzamos por el diseño, claramente una de sus fortalezas. El frontal es agresivo, con una parrilla muy protagonista (como en muchos modelos de la actualidad), con «bastante cromado» (lo que se repite en otros sectores), tanto bordeando las ópticas como en la misma parrilla. Llama la atención la posición (bastante central) de los antinieblas y su generoso tamaño, que también «hacen de» luz diurna. Anagrama «S», mostrando sus intenciones deportivas. Capot con protuberancia central. Bastante clásico, elegante y deportivo, sin excesos. Atrás, ópticas de gran tamaño, bastante «trabajadas», gran leyenda «Countryman», doble escape cromado y un diseño general bastante simple, logrado. Musculoso.


Pasamos al perfil. Varias características para mencionar. Cintura más bien alta, techo más bien plano (si bien cae hacia atrás), cromados varios, voladizos cortos (sobre todo el trasero), parabrisas con poca inclinación y luneta casi vertical. Pseudo rejilla lateral (efecto bien logrado) y guardabarros con aplique negro, que no le sienta mal pero hubiéramos preferido del color del auto (azul en nuestro caso), y zócalo símil aluminio. Neumáticos Bridgestone Turanza 225/50R18. Llantas acertadas desde lo estético: ni tan elegantes, ni tan deportivas. Puertas de generoso tamaño y el vidrio lateral trasero más pequeño, toque distintivo.


Barras en techo, integradas. Un detalle curioso:  la gran curvatura del parabrisas (bien «cóncavo» hacia los laterales). No nos gustan las manijas de puertas cromadas (efecto cromado), pero en esto caso, en un entorno con varios elementos de ese tipo, no desentonan. Vamos al interior, en un acceso bastante sencillo, solo complicado por las butacas muy envolventes, y lo primero que debemos mencionar es la notable mejora en la calidad percibida y una mayor sobriedad en su diseño. El acceso es «keyless» aunque solo se abre (desde la puerta) apretando el botón exterior «ad hoc». Sigue teniendo esos detalles «bien Mini», pero es más elegante. Nos sentamos cómodamente, encontrando rápidamente la posición de manejo ideal, solo levemente penalizada por apoyacabezas que quedan algo cerca de la cabeza. Primera crítica para el Mini Countryman: las butacas cuentan con regulaciones varias pero todas manuales (y la lumbar, prácticamente inaccesible), algo difícil de entender en un modelo de -casi- USD 54,000.

Y acá aparece la segunda crítica: el volante regula en altura, pero con los instrumentos solidarios con su movimiento, con lo cual, ubicando la butaca en la posición más baja (como solemos hacer) nos perdemos una parte del display de la computadora de a bordo, que entrega, Mensajes, fecha, hora y temperatura exterior, odómetro total y parcial, velocidad digital instantánea y promedio, Autonomía, «OK» de temperatura (no tiene medición de la misma). Bastante básica. Sector principal para el velocímetro analógico (podría ser más grande) y cuentavueltas muy pequeño. Más criticable resulta el indicador de combustible, con «lucecitas», a un costado. Poco atractivo, aunque de rápida visualización.


El resto del interior, solo merece elogios. Butacas muy envolventes, cómodas, con un curioso tapizado mixto, con cojín extensible. Volante con un diseño muy atractivo, de grip y tamaño perfectos, en cuero, y con mandos remotos no tan prácticos (término que repetiremos en un par de ocasiones más). El sector central está dominado por un enorme cuadrante circular (vaya la asociación lingüística) con la pantalla principal multifunción, que solo ocupa un sector rectangular de la misma, completado con balizas por encima, y controles de audio por debajo. Claramente preferimos una pantalla más clásica, pero bueno, es un Mini, y tiene estas cuestiones distintivas. Otro detalle inédito aparece con la iluminación exterior de este «círculo» que cambia de color y de alcance, dependiendo qué controles estemos regulando (volumen, temperatura, forzador, etc.); muy vistoso y tecnológico aunque, de escasa utilidad. Salidas de aire verticales, rectangulares: apropiada elección, con un manejo muy práctico y suave. En general, alta ergonomia.


Lo que sí es muy útil (y esto toma lo que está en sus primos BMW) es el manejo de dicha pantalla, con la clásica rueda circular entre asientos, con superficie táctil y varios botones, conformando un conjunto sumamente práctico, que permite controlar las funciones casi sin distraerse del camino. Aplausos. Las funciones que pueden comandarse son múltiples: telefonía (Mini Connected), seteo de prácticmente lo que se nos ocurra (My Mini), indicadores de potencia y torque instántaneo (Técnica en vivo), también heredados de BMW, Estado del vehículo, Conducción (ordenador de a bordo como el del tablero) y Manual completo de fácil lectura, con atajos. Además cuenta con un excelente navegador, completo y actualizado, de gran resolución, Radio/USB/Bluetooth, de buen sonido aunque no «premium» y más. Detalle menor, la rueda gira en sentido inverso a la lógica, al menos respecto a la nuestra.


Debajo, climatizador de dos vías, sí, muy práctico. Más abajo Mini repite el formato de comandos «tipo avión» del Mini anterior, con el de encendido de motor similar al de accionamiento de misiles en un avión caza; atractivo. El resultado estético es excelente y distintivo, pero no resulta tan práctico. Sistema que repite en el techo, para luces, techo corredizo y cambio de color en la excelente iluminación difusa interior. El comando de caja cuenta con un grip y tamaño excelentes, con freno de mano eléctrico. Paneles de puerta algo recargados pero atractivos. Pasamos a las plazas traseras, tarea bastante simple, a pesar de un ángulo de apertura no muy generoso. Muy buen espacio a lo largo; no tanto a lo ancho: para 4, comodísimo. Cojín regulable en distancia, más pensados para agregar volumen al bául (muy amplio) que para los pasajeros traseros. Portamapas de buen tamaño en todas las puertas, sobre todo en las traseras. Muy buena altura a techo atrás y bastante buena visibilidad, también por el techo solar doble. Muy cómodas plazas traseras.


El portón trasero se abre con un movimiento del pie (muy práctico), eléctricamente, con una boca de carga amplísima y buen volumen. Piso de baúl alto, aunque esconde otro compartimiento inferior. No hay auxilio. Cubiertas Run Flat. Mal. Buena presentación del baúl, lugar que suele mostrar alguna improlijidad, no en este caso. El capot cuenta con apertura de doble accionamiento (también herencia BMW), con lo cual no tiene traba exterior. Sendos amortiguadores, práctico acceso al vano motor, con una presentación premium, encapsulado, pero escaso lugar para «meter mano»; el 2 litros entra justo. Aun así, acertada elección de Mini en esta planta motriz.


En cuanto al equipamiento, destaca doble techo solar, el delantero con apertura eléctrico, Ayuda al estacionamiento, iluminación interior configurable, control de crucero activo, iluminación LED con luz alta automática, butacas deportivas mixtas tela/cuero, llantas 18″, acceso y puesta en marcha Keyless, Mini Driving Modes (3), si bien, algunos de estos elementos forman parte del paquete Chili y algunas cositas más.


Ponemos en marcha el Mini Countryman. Aparece el rugido adictivo del escape doble, que ya desde el arranque invita a acelerar, en concordancia con los 7.4 segundos, oficiales, para llegar a los 100 km/h. En ciudad, y a bajas vueltas, es muy confortable, resultando bastante menos durito que el de anterior generación. Excelente trabajo de puesta a punto de suspensiones. La caja automática de 8 relaciones Steptronic (sí, también herencia BMW, y bienvenida), con opciones sport automática y manual secuencial permite, una conducción muy placentera y a la vez un manejo deportivo, aunque, hemos notado un delay entre cambios (sobre todo en el accionamiento manual) que no se dio en el BMW 440i cabrio (por elegir el último BMW probado, para esta comparación). Creemos puede deberse a una simple cuestión de configuración electrónica.


No tiene levas, aunque personalmente, no nos molesta
, se comanda desde el selector de caja. 3 modos de seteo posibles: Green, Mid y Sport. En ruta el ronquido adictivo del escape se mantiene, aunque no molesta; al contrario, deleita. Sí aparecen algunos ruidos eólicos a más de 130 km/h. La caja de 8 relaciones permite, por ejemplo, circular a 110 km/h, en 8a, a solo poco más de 1000 rpm, brindando un gran confort auditivo y bajo consumo. En resumen, tanto en ciudad como en ruta, confort interesante, aunque, las suspensiones siguen siendo algo duritas, pero aceptable.


A la vez, esto hace que el manejo deportivo en sectores trabados sea muy eficiente, invitando constantemente a acelerar. Algún quejido leve de neumáticos fue el único síntoma ante exigencias plenas; de todos modos dobla siempre y de manera eficiente. Con un pasaje entre cambios más rápido, tendría puntaje ideal. La dirección eléctrica se comporta «durita» en estas condiciones, como debe ser, y suave en ciudad. Frenos muy eficientes; se detiene en distancias cortas y con alta sensación de seguridad. Dinámicamente, el comportamiento de este Mini Countryman es excelente. Y para completar, el andar en caminos de tierra, sin descollar, es bastante confortable. Como comentamos en la prueba del BMW M235i (salvando las distancias), permite una conducción suave y relajada, confortable y un manejo deportivo rabioso, todo en un mismo envase.


En cuanto al consumo, ítem que no nos gusta abordar, por lo absolutamente variable de su comportamiento (principalmente en ciudad), dependiendo de la topografía, el tránsito, la cantidad de detenciones, el tipo de manejo, siendo un 2 litros de 192 CV, puede considerarse austero. A 110 km/h se ubica en los 15 km/l (rendimiento) y a 130 km/h, en 13 km/l, interesante para sus 192 CV y sus formas «cuadradas» con gran superficie frontal. En ciudad, como en cualquier modelo, los valores difieren drásticamente por la modificación de los diferentes parámetros antes comentados, pero, se pueden conseguir 10 km/l, aunque, si el tránsito «se pone áspero», puede aumentar bastante; insistimos, como ocurre con todos los autos en esas circunstancias.


Conclusiones

Este Mini Countryman Cooper S nos hizo acordar bastante a aquel BMW M235i, salvando las distancias. Aquel era más radical, bastante más deportivo (y con 135 CV plus) y menos confortable en ciudad, por razones lógicas. De todos modos, las conclusiones son similares. Mini Countryman es un modelo que busca ser diferente desde lo estético, aunque en esta generación se ha suavizado, tanto en el exterior como en el interior. Terminación de alta calidad, casi diría premium, un andar bastante menos durito que el anterior (y más en esta versión FWD), con buen espacio interior, gran confort de marcha, razonable consumo, excelentes prestaciones y comportamiento dinámico en cualquier condición, destacando en el manejo deportivo exigente, ayudado por una caja excelente (aunque más lenta que los BMW), lo mismo que la dirección y los frenos. Buen equipamiento (con algunas lagunas) y un seteo general muy logrado.


Cuestiones que no nos gustaron; butaca con regulación manual, lo de la caja mencionado, algunos comandos muy vistosos pero poco prácticos, el tamaño de la pantalla central, el sector instrumentos, chico y poco visible y algún detallito más. Hablar del precio siempre es subjetivo, y más en un Mini, aunque creemos, podría ser un poco más barato. Es complicado encontrarle rivales, pero a modo de ejemplo, Audi Q2 y Q3 están por debajo, y Mercedes-Benz GLA al mismo valor. De todos modos, redondeando todos los conceptos, absolutamente aprobado.

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