Que Volvo (propiedad del grupo chino Geely) está inmersa en una carrera tecnológica, no es novedad. Famosa históricamente por su apego a la seguridad, recibiendo el mote de «la más segura del mundo», también está incursionando en tecnologías y sistemas del futuro, además de mecánicas eléctricas, a través de Polestar, su división tecnológica, y desarrollos propios como el XC40 eléctrico, por ejemplo. Y su nueva apuesta no resulta descabellada. Si los accionamientos de dirección y pedales pueden hacerse eléctricos (mediantes señales) y de hecho ya existen en el mercado, ¿porqué no permitir que un mismo modelo, casi sin cambios, pueda contar con el puesto de conducción a la izquierda, a la derecha, o incluso al centro?
Sí, es cierto que requiere un desarrollo tal vez no menor, pero una vez finalizado, permite comercializar el modelo en distintos mercados y ante distintas preferencias, sin cambios, y por lo tanto con un ahorro de costos de producción, importante. De todos modos, si es un desarrollo viable para la industria automotriz actual, es algo que habrán evaluado desde la empresa sueca. Suena interesante, por lo pronto.