Si bien con idas y vueltas, Trump ahora asegura que a partir del 1 de agosto, entrarán en vigor las nuevas tasas arancelarias para vehículos extranjeros (en este caso mejicanos y de Europa) que se vendan en Estados Unidos. En el caso de México, habian subido al 25%, luego bajado al 15% y ahora treparán al 30%, un valor bastante alto que hace que ya algunas automotrices europeas estén cambiando el lugar de fabricación de algunos modelos, llevándolos de México a suelo norteamericano, aunque no hay anuncios oficiales todavía. Están en evaluación permanente debido a los cambios de Trump en sus anuncios.
La industria mexicana es muy fuerte y buena parte de su producción va a Estados Unidos. Este arancel complica competitivamente su industria. El caso europeo es peor, aunque más justo. Estados Unidos cobraba solo un 2.5% de impuestos a vehículos fabricados en Europa (más allá que muchos sean producidos en EEUU) mientras que Europa aplicaba un 10% de arancel a los norteamericanos.
La casi ausencia total de estos modelos en el viejo continente se debe no solo a la diferencia arancelaria sino a otras cuestiones, sobre todo en el pasado, donde los vehículos de aquel origen nunca terminan de gustar a los europeos. Ahora, con el 30%, multiplica por más de 10 el impuesto actual, y esto complicará sobre todo a las premium alemanas (ni hablar a otras como Alfa Romeo) a los modelos que produce en Europa (algunos en Estados Unidos). Si el 1 de agosto efectivamente entran en vigencia estas nuevas tasas arancelarias, el sector sufrirá fuertemente esta medida y veremos cómo se reacomoda.