En un lejano 2021, poco después de conformarse, planteábamos los desafíos a los que se enfrentaba Stellantis, con un portfolio de muchas marcas, de diferentes regiones, diferentes realidades, disímiles desafíos y consumidores con preferencias distantes. Hemos escrito en muchas oportunidades del tema, una a mediados de este año, cuando el futuro ex líder de Stellantis, Carlos Tavares, comenzaba a advertir de los magros resultados de algunas marcas, y la necesidad de llegar a números saludables rápidamente. Hace poco nos preguntábamos, ¿que pasa con Stellantis?, desmenuzando diferentes cuestiones.
Bueno, «tranquilicemos las aguas». Stellantis no corre riesgos de quiebra ni vuela por los aires. No, nada que ver. Sí es cierto que, como otras automotrices, está enfrentando algunos desafíos complicados. Algunos comunes a muchas como el avance imparable chino y el estancamiento del mercado de modelos eléctricos (con grandes inversiones ya realizadas) y otras propias, como algunas tensiones con el gobierno italiano, con el poderoso gremio UAW norteamericano y la caída en ventas de sus marcas en Norteamérica. Todo este combo ha hecho que Stellantis no dejara lugar a dudas: Tavares (a quien le reconocen la gran tarea realizada) no tendrá continuidad cuando finalice su mandato en 2026.
Y ahora, muy reciente, el mismo Carlos Tavares ha expresado que, aunque el plan original de 2021 le daba 10 años a todas las marcas para que muestren resultados positivos (sobre todo las más complicadas como Lancia, Alfa Romeo, Chrysler), ahora «el Plan Estratégico de años sigue vigente, pero la financiación está asegurada solo hasta 2026 (5 años)». Esto implica que en 2026 se decidirá, con los resultados hasta ese momento, si todas las marcas continúan con vida, o algunas pasan a desguace, ya seguramente con nuevo presidente. «No hay lanzamiento previstos cancelados pero sí demorados», finalizó. Veremos como sigue este tema.
