Ford Focus ha sido novedad en el pasado reciente, en Argentina, al anunciar (increíblemente) la filial argentina que el exitoso modelos será discontinuado antes de mediados de este 2019. Sobre todo a partir de sus buenas cifras de ventas en nuestro país (no tanto en Brasil). Es cierto que hay una tendencia mundial hacia SUVs y Crossovers, en detrimentos de los modelos «convencionales», sobre todo sedanes y hatchbacks. Tendencia inevitable (por ahora), y causante de la proliferación de estos modelos. De todos modos, no deja de resultar difícil de entender la decisión de la filial argentina. Caso cerrado, como diría un popular programa de TV.
Pero volvamos al Focus que nos ocupa en este caso. El año pasado Ford presento el Focus de 4a generación, en lo que constituyó (según mi óptica) el cambio más radical de todos los de su historia, porque más allá del mero hecho estético, implicó un cambio conceptual. Y hace poco menos de un año mostrábamos el nuevo Focus 2018. En aquella nota, al final, nos permitíamos dudar de su fabricación en Argentina, y dábamos nuestros motivos, sin imaginar que Ford cancelaría la producción del Focus III (situación bastante peor aún). La nueva generación se muestra atractiva, rara sí, para el historial del modelo, con un interesante upgrade en cuanto a calidad percibida.
Finalmente, antes de entrar en la presentación del nuevo Ford Focus ST 2020, recordemos que Focus tiene en el ST su variante deportiva intermedia (con 250 CV en la generación pasada y 225 CV en la anterior), dejando el RS en lo más alto del mundo prestacional, con 350 CV, (aun no presentado en el Focus actual). Hace poco, a la espera de este ST que estamos presentando, Ford lanzó las variantes ST-Line, que implican cambios estéticos (y altura rebajada) sobre motorizaciones existentes. Y si hablamos de los nafteros, el Focus IV ofrece en Europa todas motorizaciones downsizing, de 1 litro Ecoboost con 100 CV y 125 CV y 1.5 litro Ecoboost con 150 CV y 182 CV.
El nuevo Ford Focus ST entonces viene a llenar el vació que dejan las versiones normales, contando con un motor de 2.3 litros, Ecoboost y 280 CV, una potencia más que interesante, pero que, paradójicamente, deja un espacio muy grande con el 1.5L de 182 CV, el más potente de la gama «normal». Estéticamente, como era de esperar tratándose de un ST, no hay grandes diferencias; no encontramos enormes llantas, ni sobredimensionados alerones y spoilers, ni apliques que -a veces- rozan el tunning. Sobriedad, con leves diferencias que ya mencionaremos.
Lo más importante, sin dudas, pasa por el aspecto mecánico, y en su performance dinámica. El nuevo Focus ST cuenta con una caja manual de 6 relaciones y, como opción, una de doble embrague, de 7. Equipa un diferencial autoblocante con reparto variable a cada rueda delantera, en función de las necesidades de cada momento. Otra novedad interesante viene de la mano de su suspensión, adaptativa, denominada CCD (Continuously Controlled Damping) que ajusta la dureza en milisegundos. Dos sistemas muy eficientes para el manejo deportivo. La dirección eléctricamente asistida cuenta con puesta a punto específica y los frenos están redimensionados. Sus llantas son de 19″ y diseño específico, y la gama de colores encuentra varias alternativas, destacándose el Performance Blue como el de las fotos.
Estéticamente, como comentábamos, las diferencias son mínimas. En el frontal, nuevo paragolpes con tomas de aire más grandes, parrilla con distribución hexagonal, en la cola, cambios más sutiles y de perfil, destacan las llantas de 19″. Adentro cambios aun menores, casi desapercibidos. No deja de ser lo esperable en un ST: la diferencia está adentro, en sus entrañas. Sus neumáticos son Michelin Sport 4S. A la espera del próximo Focus RS (¿rozará los 400 CV?), el ST se convierte en la variante deportiva del Focus, para disputarle terreno, entre otros, al Megane IV RS, con 280 CV. ADemás hay una versión diesel ST, con el 2.0L EcoBlue de 190 CV.
Tenés el Focus st