En un ¿lejano? 2014 presentábamos el nuevo concepto de BMW, su Serie 2 Active Tourer, algo así como «un monovolumen citadino», pensado para tiempos en los que estos formatos gozaban de interesante aceptación por parte del mercado. Claro, los tiempos han cambiado, y vaya si lo han hecho (y se profundiza) y en este contexto… ¿tiene sentido un monovolumen con motor a combustión? Así tal cual planteado, claramente no. Y por eso esta segunda generación de Serie 2 Active Tourer no es exactamente monovolumen y tampoco es estrictamente un modelo con motor a combustión, sino que se introduce en la hibridación.
Aclaremos ahora lo del título («polémico»). Así como ocurrió en tiempos de Chris Bangle, su diseñador líder durante más de 15 años, con sus controvertidos Serie 5 y Serie 7, entre otros recordados diseños, luego de varios años de ¿exagerada? sobriedad, BMW ha entrado nuevamente en una etapa de «búsqueda de nueva identidad», para darle un nombre, y como suele ocurrir en estos casos, no exenta de polémica. Todo comenzó con la nuevas parrilla del eléctrico i4 y de Serie 4 y M3. Y siguió con el eléctrico iX. Bueno, este nuevo Serie 2 Active Tourer tiene bastante de aquel, pero ya analizaré brevemente su estilo.
El anterior (actual) BMW Serie 2 Active Tourer fue el primer modelo de la marca en adoptar el esquema de tracción delantera, vaya cisma dentro de la marca alemana, esquema heredado de MINI, también propiedad de BMW. El nuevo Serie 2 Active Tourer que estamos presentando, con mayor razón tiene tracción delantera, basándose en Serie 1 que la adoptó por primera vez en su historia, en la actual generación. Con una longitud de 4.39 m, ha crecido 4 cm respecto al actual, y 2 cm en su ancho total. La oferta arrancará con 3 opciones mecánicas, una diesel (218d) con el 2 litros de 150 CV y dos nafteros, 220i, de 1.5 litros y 170 CV y 223i, con el 2 litros y 204 CV.
Ambos cuentan con tecnología Mild Hybrid, siendo microhíbridos, con un motor eléctrico de equivalentes 19 CV que aporta al naftero. Caja de doble embrague y 7 relaciones. Para más adelante, 2 híbridos, ambos con el tricilíndrico 1.5L: el 220e, con 245 CV y el 230e con muy interesantes 326 CV, adoptando (casi) el espíritu del M240i. Autonomía de 80 km en modo eléctrico. Y a estas variantes híbridas apuesta el presente y corto futuro de Serie 2 Active Tourer. Buscando no perder la practicidad de un monovolumen, su segunda fila de asientos (cojín) es deslizable. Se venderá inicialmente con 2 acabados: Luxury Line y M-Sport, para la versión más potente.
Estéticamente podemos analizarlo en términos relativos y absolutos. En el primer caso, si lo comparamos con el actual Serie 2 Active Tourer, y comenzando por la vista lateral, la más representativa para evaluar cambios, vemos que ahora es «menos monovolumen» y «más hatchback», con algún «aire a SUV«. Cintura más alta, techo más bajo; menos vidrio. Angulos de parabrisas y luneta sin cambios. Opticas más pequeñas (más finas) y resultado más limpio, sin pliegues ni cambios de volumen. La sección frontal es mayor y la gran protagonista es la enorme parrilla, diferente a sus recientes hermanos, pero igualmente controvertida. Debo reconocer que no me desagrada, ahora con un aspecto de «perro mostrando los dientes», si cabe la asociación imaginativa. Atrás más sobrio y moderno. Probablemente donde más se noten los cambios es en el interior, ahora digital, heredado del SUV eléctrico iX. Absolutamente minimalista, y bastante distinto al resto de los BMW, salvo iX. Algo aburrido tal vez, pero interesante. Descartado en principio para Argentina.
