
Debo reconocerme entre aquellos que, con todo el pesar, no teníamos esperanzas de una sobrevida para Lancia más allá de unos pocos y apagados últimos años. Y no era una cuestión de pesimismo en mayor o menor grado; simplemente un pequeño grado de observación de la realidad. Una marca con un solo modelo (Ypsilon), presente en un solo país (Italia), no necesita otros elementos para dejar entrever que transita sus días finales. Más aun, no debe haber en el mundo otro caso similar (un solo modelo y un solo mercado). Y claramente, la última etapa de FCA, sobre todo la de Sergio Marchionne, no tenía a Lancia como prioridad. Y de no haber tenido un razonable éxito comercial en Italia con el Ypsilon, sin dudas hubiera tenido firmado su Certificado de Defunción bastante antes. Afortunadamente esto no ocurrió.


Cuando se formó Stellantis, con un abanico amplio de marcas y modelos, lo lógico era asumir que las marcas menos rentables (Lancia, Alfa Romeo, Chrysler, Dodge) pasaran a mejor vida. Al fin y al cabo, toda fusión entre empresas tiene como objetivo central mejorar competitividad bajando costos. Sin embargo, a través de su nuevo líder, el portugués Carlos Tavares, tanto Lancia y Alfa Romeo como DS, tendrán 10 años para mostrar resultados que justifiquen su existencia. Claro, además tendrán presupuesto para ello; de lo contrario será imposible pensar en un plan viable. Lancia tiene una historia riquísima, un pedigree consolidado, una buena imagen en general (no tanto en cuanto a fiabilidad), pero todo eso no sirve si no hay producto. Y para contar con un portfolio mínimamente interesante, debe haber inversiones. Compartidas, claro, para ello se formó esta alianza.


¿Qué puede esperarse de Lancia en los próximos 10 años que Stellantis otorgó a su rama premium?
Bueno, hay optimismo, dentro y fuera de Stellantis, pero tampoco se puede esperar el edén. Indudablemente me encantaría ver resucitar con versiones actuales (seguramente eléctricas) a los Delta (Integrale o S4), Thema, Gamma, Stratos, y otros, pero lo más probable es que se decante por lo que marcan las tendencias actuales, nos guste o no. Y entonces deberíamos esperar algún SUV/Crossover, sí con algún guiño estético a algunos de sus abuelos, pero no mucho más. Personalmente tengo alguna expectativa que pueda llegar un Delta Integrale renovado, pero en tiempos dominados por los SUVs, no es muy probable. Quizás veamos un Delta «más crossover», como fue, de hecho, la última versión que vendió la marca italiana allá por 2010.


Los últimos años de Lancia, previos a la alicaída y gris etapa actual, tampoco fueron pródigos. Vendía el Lancia Thema, clon del Chrysler 300, el Flavia (Crysler 200) y el Voyager (homónimo de Dodge y Chrysler). Pero antes, en su época dorada, y en el rally mundial, tuvo gran protagonismo, con un Jorge Recalde que se convirtió en el único piloto argentino en ganar un rally mundial en su máxima categoría, con un Delta imparable. Antes, el 037. Entre tantos modelos inolvidables, cómo no recordar al espectacular Lancia Thema 8.32, bautizado así por su motor de 8 cilindros y 32 válvulas (4 por cilindro), de origen Ferrari y 2.9 litros, que entregaba 215 CV, modestos para los tiempos actuales, pero sorprendentes para fines de los 80´s, con el que el «Thema Ferrari» llegaba a los 100 km/h en 6.8 segundos, interesantes dado su peso.
Una nueva Lancia está naciendo. Y aunque no tenemos expectativas razonables de volver a ver aquellos míticos modelos, sí ponemos algunas fichas a algún modelo «retro», adaptado a nuestros tiempos. ¿Será el Delta? Ojalá.






