Es cierto, Lamborghini no empezó a crear maravillas sobre ruedas recién con el Aventador LP-700. Tampoco con Murciélago, Gallardo o Diablo. Y no comenzó su fantasía con el Countach. La magia había comenzado antes, bastante.
La historia de Lamborghini en su etapa automotriz se inició en la década del 60, siendo el Miura uno de los modelos más recordados de esa primera época. Luego llegaron algunos no tan famosos como el Espada, pero también el Countach, uno de los deportivos más espectaculares de todos los tiempos, que personalmente me hace relacionarlo con la Ferrari F40, muy posterior al Countach. También hizo historia el LM002, algo así como el antecedente italiano del Hummer, poco agraciado pero con un motor V12 de 450 CV, que aun hoy, 25 años después, asustan. Tendría continuidad en el Urus, que te mostramos en Automotiva.
También trascendieron Diablo, Gallardo, Murciélago, Reventón (producido en pequeña serie), Estoque (primer 4 puertas de la marca, destinado a pelear con Porsche Panamera y Aston Martin Rapid, por ahora solo concept) y el Aventador que nos ocupa en esta nota.
El Aventador es lo más poderoso de toda la familia Lamborghini. Su motor es un V12, obviamente, de 6.5 litros y 700 CV. Junto con su bajo coeficiente de resistencia al avance y su contenido peso, le otorgan prestaciones altísimas.
Acelerar de 0 a 100 km/h en 2.9 segundos y llegar a los 350 km/h no son parámetros habituales. Seguramente quien posea un Aventador no necesitará somníferos para poder despreocuparse del consumo, pero igualmente, conseguir 3.5 km/l en ciudad, para semejantes -brutales- prestaciones, no está nada mal.
Algunos datos técnicos adicionales. Tiene una longitud de 4.78 m, un enorme ancho de 2.26 m y sus cubiertas traseras son 335/30R20. Su caja es robotizada (un solo embrague) de 7 cambios, y permite realizar pasajes en solo 50 milisegundos. De ciencia ficción, podrían hacerse 20 cambios de marcha en 1 segundo..
La tracción es integral permanente, razonable para domesticar los 700 caballos en 4 apoyos.
Las 4.000 unidades que se terminarán fabricando se venden a USD 400.000. No puede afirmarse que sea barato, ni forma parte del plan «Lamborghini para todos», pero teniendo en cuenta calidad, exclusividad y prestaciones, son absolutamente racionales. Es una pena que no tengamos a la marca oficialmente en Argentina, algo que podría analizarse, siendo del grupo Volkswagen.