Cinquecento (500) viene aportando mucho a la causa Fiat. Ingresos a sus arcas, imagen de marca, deseo del mercado, participación de mercado y algunas cuestiones más difíciles de mensurar.
Que tenga éxito en Europa, suena razonable. Por un lado porque su abuelo, el 500 de 1957 se metió en el corazón de aquellos europeos de post guerra, y además por sus dimensiones contenidas que lo hacen muy apto para el viejo continente.
Algo similar puede deducirse para Argentina. Acá la referencia sanguínea es con el 600, derivado de aquel 500, algo más grande pero con un diseño muy similar.
Pero que Estados Unidos, otrora cuna de grandes (en dimensiones) automóviles, del despilfarro desmedido, del desinterés por la ecología (afortunadamente esto está cambiando y más fuertemente de lo que muchos creen), adopte al 500, no deja de ser algo destacable. Es cierto, el 500 no está en los primeros lugares de los «best sellers», que por otro lado, están ocupados por camionetas full size (Ford F-Series, Chevrolet Silverado, Dodge Ram entre otras) y japoneses.
Aun así, lentamente, está avanzando sobre el consumidor norteamericano. Además, debe tenerse en cuenta que Fiat es casi desconocida allí, salvo por aquel coupé de hace muchos años y algún otro modelo en reducidos volúmenes.
En Europa se vende con motores 1.2 de 70 CV, 1.4 MultiAir de 100 CV, 1.3 Multijet diesel de 95 CV, o.9 TwinAir de 85 CV (versiones «normales) y el Abarth con el 1.4 pero con 135 CV y el edición limitada «695 Tributo a Ferrari», con 180 CV, con techo y cabrio, en una gama de precios que va de los USD 15.000 a los USD 22.000.
En el país de América del Norte, el 500 se vende con el motor 1.4 MultiAir de 100 CV y precios que van desde los USD 15.500 hasta los USD 23.750. Como vemos, su política de precios (para un mercado «nuevo» para la marca) no es muy agresiva, repite los precios europeos, mercado mucho más afin a Fiat.
Allí también se ofrece el Abarth, en configuración de 160 CV, a USD 22.000. Y el nuevo 500 Turbo, que acaba de ser presentado, viene a ocupar el espacio entre ambos motores, con el 1.4 pero 135 CV (motor del Abarth 500 básico europeo). Su rasgo distintivo principal está en la trompa, con faros oscurecidos y paragolpes abultado, heredado del Abarth. Las ópticas traseras también cuentan con máscara negra y las llantas son las mismas que equipa la versión Sport para Argentina (que probamos en Automotiva)
Posicionado en los USD 20.000, la nueva versión busca ampliar el mercado para el pequeño de Fiat, dueña de Chrysler. Precisamente, el buen presente de la marca de origen estadounidense ha equilibrado la balanza comercial de Fiat, con números bastante bajos en Europa, como casi todas las automotrices.
Estando en Argentina el Abarth 500 con el mismo motor del turbo norteamericano, resulta poco probable que arribe a nuestro país, más aún con lo complicado e incierto del tratado con México.