No vamos a escribir (una vez mas) acerca del fenomenal e inesperado avance vertiginoso de los modelos con motor eléctrico. Lo hemos hecho muchas veces. Pero no deja de ser un tema digno de mención y que estará en los ¿libros? del futuro, como uno de los grandes cambios en la historia del automóvil. Es más, casi que ni siquiera los híbridos están teniendo vida más allá de unos pocos años: el paso de combustión interna a eléctricos se está dando de manera abrupta, o al menos, mucho más rápido que lo que se preveía. Y el continente europeo conforma una de las regiones que más apuesta por la electrificación del automóvil. A tal punto que, por ejemplo, Fiat ha anunciado que en 2030 ya no venderá modelos con motores a combustión, y Opel incluso desde 2028, además de la movida de Volkswagen con sus ID.3, ID.4. ID.5 e ID.6, y tantos ejemplos más.

Pues bien, Europa está sometiendo a consideración de los gobiernos que la conforman, una nueva normativa, que establece que hacia 2025 (ya) deberá haber una reducción de 55% en la oferta de modelos a combustión interna, y en 2030 serán eliminados. Faltan 9 años, sí, parecen muchos, pero aquella fecha límite está a la vuelta de la esquina. Por otro lado, está pidiendo a los distintos estados que inviertan en electrolineras (estaciones de servicio para carga de baterías), con el objetivo que, en 2030, y al menos en carreteras principales, haya al menos una estación cada 60 km, algo inaplicable en Argentina, sin dudas. Como hemos comentado en otras oportunidades, el final del automóvil tal como lo conocemos está muy próximo, y los tiempos se aceleran cada vez más. Aunque estoy a favor del cuidado del medio ambiente, no estoy contento con la defunción de los motores nafteros y diesel, aunque es un hecho inevitable, lamentablemente.