Tras 17 años sin cambios generacionales, en el verano de 2021 Nissan Norteamérica presentaba la nueva generación Frontier; modelo que, digamos, no tiene gran relación con la nuestra fabricada en Santa Isabel, Córdoba, cuya versión PRO-4X hemos manejado en varias oportunidades. Por lo pronto, tiene una longitud de 5.34 m, unos 8 cm más que la argentina, que se queda en 5.26 m. Además, distinta plataforma, diferente diseño y motores bastante más potentes, como el V6 naftero de 310 caballos. Pues bien, una de las autoridades más importantes de la automotriz japonesa, en Estados Unidos, aseguró que «no creo que los compradores de camionetas estén listos para el cambio (eléctrico), y no lo harán seguramente hasta que se mejore la autonomía».
Tampoco prevé variantes híbridas, al menos en el corto plazo. La inversión necesaria para dotar a Frontier del sistema e-Power, presente en algunos modelos como la X-Trail, no se justifica como relación entre inversión y rentabilidad. Por otro lado, hay que tener en cuenta que la «Frontier norteña» renovada hace un par de años, tiene vida asegurada hasta 2029, dato más que importante en relación al título de esta nota. Además, nuestra Frontier, que tiene un camino de vida comercial distinto a aquella, tampoco tiene prevista la electrificación en el corto plazo. Veremos.