MENU

Comentarios (0) Destacado, Galería, Pruebas y Contactos

Probamos el nuevo Citroën C-Elysée ($ 315,000)


Un  mundial, en una categoría FIA (Federación Internacional del Automovilismo) no es mal pedigree para llegar a un mercado, en este caso el argentino. Es cierto, eso «per-sé» no es garantía de buen producto, pero, convengamos, genera ruido, y en todo caso, directa o indirectamente, augura un presente prometedor. Es cierto, C-Elysée lleva varios años en el mercado europeo (2013); quizás debería haber arribado un par de años antes, pero, Citroën -tal vez- no lo tenía definido desde el comienzo, y el enorme éxito deportivo (Pechito mediante) terminó de definir su arribo.


Y además, que se trate de un producto global y que se venda en Europa (mayor mérito aún por tratarse de un tricuerpo y el viejo continente no es muy «proclive» a estas carrocerías), también hace su aporte para que en Citroën estén muy confiados en el nuevo producto. Me tiento a aclarar de entrada, «Ojo, no es un C4 Lounge», aunque, como veremos más adelante, «no está muy lejos». A pesar que las fuertes tormentas de verano nos limitaron un poco el contacto, 500 km fueron suficientes para poder sacar algunas conclusiones respecto al sedán francés (producido en España).


Comencemos a desmenuzar el concepto del nuevo Citroën C-Elysée. Mirándolo de frente, encontramos un diseño sobrio, con las ópticas «muy al ras del capot», como elemento distintivo. Gran protagonismo del logo doble chevrón» y capot con distintos volúmenes y antinieblas standard. Le encontramos un aire al Audi A1. Atrás, diseño simple, con un curioso encuentro entre la tapa del baúl y el portón, sobre todo de perfil. Opticas de buen tamaño, que invaden (mucho) el lateral y con molduras que acompañan su ingreso al baúl. Logo Citroën también de generoso tamaño y leyenda C-Elysée con tipografía particular. Completan sensores de estacionamiento. Luneta de gran inclinación que genera una tapa de baúl bastante corta.


Pasamos al perfil. Muy armónico y limpio. En esta vista da la sensación de un auto de segmento superior, con molduras y terminaciones interesantes. Es difícil de explicar, pero parece un auto de otro nivel, al menos desde el perfil. Ventanillas traseras muy anchas, sin ventilete, con triángulos plásticos que los reemplazan. Como comentamos, las ópticas traseras «se meten» fuertemente en el perfil del auto. El voladizo trasero es importante, no tanto el delantero, que también muestra un parabrisas bien lanzado, dejando un capot también corto. Cintura baja. Curiosa terminación de la moldura lateral al llegar al guardabarros delantero. Muy atractivas llantas de aleación sobre neumáticos Michelin Energy 195/55R16. La otra pequeña curiosidad aparece con la puerta trasera, cuya forma no acompaña la del guardabarros (recta). Espejos exteriores de buen tamaño y techo con leve caída hacia atrás: menos deportivo, mayor habitabilidad.


Entramos al C-Elysée
. Tarea muy sencilla como en muy pocos de los modelos probados. De lo mejor. Sin embargo, de entrada nos encontramos con varias «cosillas» de ergonomía: Apoyabrazos central voluminoso que molesta; desplegado, para accionar el freno de mano, y retraído, interfiere con el brazo derecho. Pocos portaobjetos (no hay donde dejar el celular por ejemplo), el comando de radio/audio (de muy atractivo diseño) no es muy práctico (compensa con mando a distancia). Por otro lado, justamente, ese mando a distancia se confunde con la llave: es normal accionarlo sin querer al poner en marcha o apagar el motor. El comando de espejos (eléctricos) queda fuera del alcance visual, mala ubicación de las teclas levantavidrios, y al brazo del control de velocidad crucero hay que «tantearlo».


¿Un desastre? Para nada
. Son cuestiones relativamente menores, y -casi- las únicas negativas. Sobre compensa con el resto de los parámetros analizables. Dejando la ergonomía de lado, nos encontramos con un interior sobrio y de buena calidad percibida. Sin estridencia ni modernidades que «rozan el tunning»; lo justo y necesario. El tablero cuenta en su sector principal con dos cuadrantes de buen tamaño y diseño clásico (¿algo aburrido?), muy visibles y prácticos. Entre ellos, en forma vertical, dos sectores «digitales». El inferior, que aloja algunas luces testigo y el superior con odómetro (total y parcial) y nivel de combustible. Como muchos modelos de la actualidad, no cuenta con medidor de temperatura de agua, algo que criticamos, más allá de cuán eficiente pueda ser una planta motriz.


Al centro, sector «simil chapa» como su primo DS 3
, atractivo. Pantalla central de pequeño tamaño (la misma que PSA usaba hace varios años), comandada desde brazo detrás del volante y algunos accionamientos en el sector audio, debajo de ella. Info normal, «tirando a poco»: Distancias, consumo promedio e instantáneo, Velocidad, A y B, Fecha, Autonomía. Además, Bluetooth y Configuración, además del audio, claro. Debajo, teclas de desempañamiento de parabrisas y luneta, A/C, A/C máx y Climatizador (manual). Y más abajo, consola central tipo «avión», muy atractiva, que aloja levantavidrios y los únicos portaobjetos (apoya vasos). Completa selector de caja, de atractivo diseño, excelente grip y presentación. Freno de mano bien ubicado y tomas de 12V y puerto USB.


A la izquierda del tablero
, comandos para regulación de altura de ópticas, ESP OFF, apertura remota baúl y On/Off sonido sensores de estacionamiento. Volante de diseño algo aburrido, aunque logrado, sin comandos a distancia (otro síntoma de su edad), compensado por brazos a ambos lados. Las butacas son de tela, de agradable diseño, muy ergonómicas y con muy interesante sujeción lateral. Su regulación en altura (bienvenida) es de las más amplias que existen y permiten setear una posición «bien baja». La visibilidad es muy buena en general, no tanto hacia atrás. La guantera frente al acompañante está «muy embutida», perdiendo capacidad; de buen volumen de todos modos, al igual que los «portamapas» (solo en puertas delanteras). En general, encontramos un diseño sobrio, buena terminación (con ausencia de materiales «blandos»), agradable.


Nos sentamos atrás con la misma sencillez y facilidad
que adelante. Muy buen espacio longitudinal; aun con la butaca del conductor en su punto más retrasado, el espacio para las piernas es amplio. De lo mejor. A lo ancho, podemos definir su amplitud como «normal». Contrapuertas de diseño algo aburrido aunque elegantes. Cojín de tamaño suficiente y buena altura al piso, y respaldo con cómoda inclinación, abatible 1/3-2/3. Muy buena altura a techo. En resumen, muy cómodas plazas traseras. Teclas levantavidrios (2) al centro, nuevamente mal ubicadas. Ganchos ISOFIX.

Pasamos al baúl, que puede abrirse desde tecla a la izquierda del volante o desde comando de llave. Si bien la boca de carga no es tan generosa (como comentamos antes, por una luneta de gran inclinación, y por ende tapa «corta»), el acceso es muy sencillo y la capacidad del mismo, enorme (506 litros). Repite la buena presentación y terminación del interior. Abrimos el capot (comando interno casi «indescubrible») y lo mantenemos abierto con varilla (que no toma la temperatura del motor). El motor está encapsulado, muy prolijo y bien terminado, con todos los fluidos medibles y batería, a mano (y a «ojo»), y está como «metido hacia atrás», por la inclinación comentada del parabrisas. De todos modos, el espacio para «meter mano» no es el mejor (aunque es problema del service, ¿no?).


El equipamiento de este C-Elysée no descolla, sobre todo en confort. Dirección de asistencia eléctrica, levantavidrios y espejos eléctricos, Aire Acondicionado, Computadora de a bordo, sistema Follow Me, Control de Velocidad Crucero, Cierre de seguros en rodaje, Alarma, Sensores de Estacionamiento Trasero, llantas de aleación, auxilio «normal» (hoy, esto aparece como un plus) y poco más. Mal para la ausencia de Navegador. Compensa en seguridad, con Controles de Estabilidad y Tracción como elementos principales, además de 4 Airbags, ISOFIX y Antinieblas delanteros y traseros.


Ponemos en marcha el motor 1.6 VTi de 115 CV
(conocido en otros modelos PSA), que a pesar de no ser el más moderno, es eficiente y austero. Ruido en ralentí, aumentado por la ausencia de cobertor interno (aislante) en capot. Al arrancar, se muestra sereno, suave, progresivo (tal vez demasiado), con un muy buen confort de marcha en ciudad, y más en ruta, solo penalizado por una exagerada «sequedad» de ambos trenes al pasar lomos de burro y otras imperfecciones. A pesar que se muestra muy progresivo, el sonido del motor adquiere un sonido más deportivo a altas rpm (corte a las 6,500 rpm). La dirección eléctrica no es tan suave en ciudad (así la preferimos) pero muy segura y firme en ruta y trazados sinuosos, donde el C-Elysée mostró una tenida excelente en el manejo deportivo, actuando pocas veces el ESP (que es más permisivo que en muchos modelos, sin perder seguridad, aplausos). Y esto muestra una muy eficiente puesta a punto de su carrocería y mecánica.


La caja es precisa (5 relaciones), aunque, en el manejo deportivo (para el que no está diseñado) no se mostró tan rápida para el pasaje entre cambios, pero, insistimos, son condiciones fuera del uso normal al que está destinado este C-Elysée y la mayoría de los modelos «normales». El ABS también se mostró algo permisivo, actuando, sin embargo con alta eficiencia y una muy segura sensación de frenado, aun ante «panic stops». El andar del modelo, tanto en ciudad como en ruta, y ante manejos tranquilos y deportivos (simulando estar al frente del C-Elysée de Pechito en el WTCC), es de lo mejor que tiene el auto. Hace todo bien.


Llegamos al consumo
, y como siempre decimos, un aspecto «muy» relativo, sobre todo en ciudad, donde distintos manejos y distintos tráficos (además de la topografía del lugar) pueden provocar resultados muy disímiles. En nuestro caso, hemos obtenido 7.5 km/l (rendimiento, para ser precisos) ante pesadas condiciones de tráfico, y también 14 km/l en condiciones opuestas. De todos modos, creemos que 11.5 km/l podría tomarse como valor «promedio» de referencia. En ruta, a 110 km/h se ubica en torno a 14.5 km/l. Eficientes ambos.


El precio del Citroën C-Elysée es otra de sus fortalezas. $ 315,000. Muy competitivo, sin dudas y tiene con qué hacerle frente a modelos de precios -bastante- superiores. Provoca, incluso, cierta amenaza para su hermano mayor C4 Lounge, que tiene más equipamiento y algunos plus. De todos modos, C4 Lounge también cuenta con un precio competitivo, arrancando en los $ 357,000.

Conclusiones
C-Elysée no es un modelo pretensioso, ostentoso, más bien pasa desapercibido (tal vez el modelo que menos miradas recibió a su paso, de los muchos probados), lo que para nosotros es más virtud que defecto. Cuenta con un conjunto motor/mecánica muy eficiente, buen equipamiento en seguridad, excelente andar y tenida y muy buen espacio interior, con buena terminación. Claramente una muy buena opción como «auto multipropósito», con un precio muy competitivo. En el «debe», ergonomía descuidada, falta de navegador, falta de portaobjetos y un equipamiento en confort que podría ser más prolífico. Y una ajena a él; acaba de ser renovado en Europa, si bien con modificaciones muy sutiles, pero podría haber desembarcado en 2017 con la nueva presentación. De todos modos, muy atractiva opción en el mercado argentino.

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *