Promocionada como «la mejor de Sudamérica», las expectativas de visita a Autoclásica no eran menores. El mundo de los autos (y motos) antiguos es muy particular, y aunque con un perfil bajo, sus seguidores se fanatizan con estas verdaderas joyas mecánicas.Claro, para ellos, el encanto no radica tan solo en poder apreciar un modelo restaurado, sino, más que eso, todo el proceso de puesta en valor, que termina en aquel estado -no necesariamente- inmaculado. Y por eso, el Autojumble (venta de autopartes que -obviamente- no se consiguen en negocios de repuestos) forma parte -importante- de Autoclásica. Justamente conversaba con un amigo -muy- fanático de los antiguos, y me decía: «estoy en el sector Autojumble, tengo para rato, cuando termine voy a ver los autos». Y es así, para ellos quizás es más atractivo el sector repuestos.Autoclásica se desarrolló en los jardines del -enorme- Hipódromo de San Isidro, con un sector central (como toda exposición) donde está lo más importante, lo más valioso. Aunque, fuera de esta zona encontramos varias reliquias históricas. Al entrar nos encontramos, a poco del ingreso, con el stand de la misma Autoclásica, y un impresionante Stutz roadster de 1929 que opaca todo a su alrededor. Salvo algunas marcas oficiales, muchas colecciones particulares y otras conocidas como la del Museo Fangio.
Volviendo a la «calle principal», nos topamos con un Lamborghini Countach, una de las primeras versiones, y tuvimos la suerte de escuchar su sinfonía, ya que lo estaban moviendo de un lugar a otro. Cerca, varias motos históricas como una Indian, y varias Harley Davidson, y otras menos conocidas. Stand de BMW Motorrad, con algunos modelos clásicos y la nueva GS800, espectacular.
Un poco más allá, stand del Club Citroën, con11 ligero, DS y CX predominando y adquiriendo todo el protagonismo. Varios Aston Martin, aquellos de la saga James Bond, un inmaculado DB7 de 1996 y un Vantage 0 km que, cual imán, nos dejó perplejos un buen rato.
Muchos autos de coleccionistas y clubes; Rolls Royce, algunos Bugatti (joyas de altísimo valor), Lancia, Fiat, americanos como Lincoln, Duesemberg, un par de pagodas en el stand oficial de Mercedes-Benz, Jaguar y muchos más. Completo stand de Renault, con un Alpine A110, un R8 Gordini (raro e interesante ejemplar), un taxi de principios de siglo XX, y el nuevo Clio IV que llegará en 2014, tanto en versiones normales como en la extrema RS. Y hablando de RS, estaba el Megane 3, que también llegará renovado con la nueva trompa el próximo año.Aprovechamos para conversar con Gustavo Fosco, Director de Asuntos Públicos y Comunicación de Renault, y sabiendo que había participado del desarrollo del extinto Avantime, le preguntamos por aquel precursor: «Mirá, seguramente como decís fue un adelantado para la época, pero te aseguro que era un auto realmente espectacular, lo mismo que Vel Satis»
– ¿Y no vuelve aquella tendencia con Initiale Paris (nueva gama «premium» de Renault)?, preguntamos.
– «Hay mucha expectativa en la marca por esta incursión en modelos que están por encima de la gama normal», comentó Gustavo. Y ya que estábamos, avanzamos: ¿Hay chances de recuperar Laguna, exitoso modelo que inició el segmento de lujo de las generalistas en Argentina?
– «Siempre está en estudio, pero no hay definiciones confirmadas al respecto»
Seguimos avanzando y llegamos al stand Porsche, con modelos 911 de todas las épocas, desde la década del 70 hasta nuestros días, todos en sendas filas, mostrando el avance estético del modelo, tanto y tan poco según como se mire. Magia, adrenalina, atracción, palabras que pueden definir lo que se siente por la marca germana, ícono de la deportividad extrema. Hasta un GT3 RS de 2010, pequeño monstruo con 500 CV a bordo.Muy buena puesta a punto para Autoclásica, con algunos detalles mejorables (como todo evento) pero con reliquias rodantes, de 2 y 4 ruedas. Un verdadero espectáculo impostergable para fanáticos y no tanto, para todo el que aprecie un obra de arte, tal cual.