Hace poco más de un año probábamos Citroën C3 Aircross Shine, con caja manual, y aunque titulábamos la nota “Contacto”, se acercaba bastante a una habitual prueba. Por ello, no tenía mucho sentido repetir conceptos que, casi en su totalidad, se aplican a esta variante automática del C3 Aircross, y que fuera presentada recientemente, en oportunidad del Rally Mundial transitado por nuestra geografía cordobesa.
Decidimos entonces, tomar un “camino” (en sentido real y figurado) más distendido y no tan frío y técnico como el de habitual test (que además, ya se hizo con el manual), recorriendo justamente, parte del Rally de Argentina (un prime), recorriendo 130 km de tierra (más otros 100 por asfalto) en la región de Los Gigantes, tramo pintoresco, si los hay en las sierras cordobesas.
Si bien las cajas automáticas (con convertidor de par) no gozan de nuestras más altas preferencias, sí las elegimos antes que las CVT (cuestión de gustos simplemente) y que las manuales automatizadas (sin embrague). Claro, como en toda regla, hay excepciones. La caja de doble embrague DSG del Vento GLI que probamos recientemente, es sencillamente espectacular, muy eficiente. Por otro lado, la automática Steptronic de BMW, que probamos, por ejemplo, en el M235i, también, está a “otro nivel”. Pero, en términos generales, las automáticas convencionales como ésta del Aircross AT, con 6 relaciones, aportan comodidad y confort de marcha, más allá del gusto de cada quien, lo cual es totalmente subjetivo, claro.
Salimos temprano desde la ciudad de Córdoba, un domingo de mayo, y a diferencia de los últimos operativos, como la Escapada a Mendoza en Vento GLI o Mar y Jeep Renegade, en este caso, quien suscribe encaró el viaje solo, sin la habitual compañía en estas salidas. “No, muy temprano…..” y otros motivos echaron por tierra la idea original. De Córdoba a Carlos Paz, por autopista, la caja AT6 no tuvo mucho trabajo, viajando en 6°, relajados, a 110 km/h, con un rendimiento de 14 km/l, interesantes dada su superficie frontal y su Cx no tan efectivo. Pasando el famoso “Cucú” de la villa serrana, un poco más adelante, está el acceso a Tanti, y llegamos a la esta fresca localidad, que está a unos 10 km del lago San Roque. Fin del asfalto, comienzo de la tierra.
Si bien no era temporada alta, en un día domingo, no es raro encontrar otros “paseanderos” y más en una zona tan turística y atractiva como esa. Camino muy sinuoso (casi sin rectas) en los que adelantar a quien nos precede se hace peligroso, y además, quienes están paseando tienen el derecho de hacerlo de modo tranquilo y seguro, claro. Por eso, dejamos que la caja automática hiciera su trabajo, mayormente entre tercera y cuarta, con alguna brusquedad, lógica en estas cajas, pero olvidándonos de embrague y selector por un momento. Bien. Respecto a la partida desde 0, una positiva y una negativa para este Aircross: por un lado, el proceso es suave, ni sale “disparado” como en otros modelos, ni “se queda”, pero, hay un pequeño delay en el proceso, aunque tolerable.
Dejamos atrás ese primer tramo -muy- sinuoso después de Tanti, y comenzamos la parte “alta”, más árida y a la vez espectacular, ya rumbo a Los Gigantes.
Caminos en buen estado (dentro de lo que es un camino de montaña), lugares para admirar hacia “todos los ángulos”, y allí, prácticamente sin tránsito, apuramos al C3 Aircross, encontrando un muy confort de marcha en tierra. Frío, lógicamente, y con viento, como es normal en estas alturas (1800 m snm).
Pasando la base de Los Gigantes (campamento), y luego de cruzar el río Yuspe, de transparencia absoluta, continuamos 15 km hasta una derivación (a la derecha) que nos llevaría a la Iglesia de La Candelaria, uno de los monumentos jesuíticos que existen en la provincia. Si hubiéramos continuado el camino aquel, hubiésemos llegado a Taninga y sus famosos túneles, lo que quedará para otra oportunidad. Luego de un primer tramo llano, con pocas curvas y pocos accidentes geográficos, ya acercándonos a La Candelaria, el paisaje cambia completamente, siendo mucho más verde, y con curvas y desniveles; cambio total. Arribamos a la famosa Capilla,
Monumento Histórico Nacional y Patrimonio de la Humanidad (UNESCO), cuyos comienzos (como Estancia) datan de fines del 1600, con una extensión que llegó a las 130.000 hectáreas. De construcción simple, cuenta además con otras edificaciones de la época, en bastante buen estado, y el clásico cementerio, un poco más adelante.
En este tramo, bien sinuoso, antes de llegar al Complejo, pasamos la caja de C3 Aircross a modo secuencial, para hacer subidas y bajadas, curvas y contra curvas en la marcha que eligiéramos. Valiosa opción aunque, si bien es una cuestión de convención, preferimos las que “bajan cambios hacia adelante” y suben hacia atrás. Y al no contar con levas al volante (algo razonable dado su espíritu y posicionamiento), preferimos volver al modo automático, más práctico, sobre todo para un manejo tranquilo, y no deportivo como el que veníamos haciendo. Y a propósito, muy buen andar en estos caminos serranos y muy buena tenida en estas complicadas curvas. Buen balance dinámico.
Tramo sinuoso, con cruce de Rio Azul, y antes, otra alternativa para volver a Los Gigantes (distinta y paralela a la que tomamos), y un poco más adelante, Characato, situada en la Pampa de Olaen, muy atractivo paraje cordobés, donde se sitúa la Iglesia del mismo nombre, construida en 1895, muy sencilla y, tal vez por eso, muy interesante, en el medio de la nada, literalmente. Seguimos, con grandes desniveles y curvas, llegando al puente sobre el Río Pinto, de gran altura, quedando abajo transparentes aguas (como todas las de las Altas Cumbres).
Allí comienza una gran y muy sinuosa trepada, donde exigimos al C3 Aircross (pero dejamos el modo automático) y nos permitimos alguna diversión en esas curvas, aunque con mucho cuidado y responsabilidad, ya que en muchas no se ve si viene alguien de frente, y son caminos muy angostos. Tramo final, luego, hasta llegar a Molinari (pasando Cosquín) donde volvimos a transitar por asfalto, luego de 130 km y poco más de 4 horas disfrutando este Citroën C3 Aircross AT6 Shine por estas incomparables serranías mediterráneas.
Nuestro balance con el Aircross fue muy bueno, aunque, esta caja AT6 está pensando para el uso ciudadano, más que para los caminos de montaña. Hicimos un promedio de 10.7 km/l, aunque es un valor muy relativo y de bajo peso técnico por el tipo de camino y la topografía (velocidad promedio, 40 km/h). Gran confort de marcha, con una caja eficiente, quizás algo brusca al rebajar, hilando fino. Tiene opción ECO (debería estar por defecto al poner en marcha, siempre) y Sport, para tener ambos extremos de tipo de conducción.
Un aspecto negativo que saltó en este operativo tiene que ver con el tablero, y particularmente el sector derecho, donde está del display de la Computadora de a Bordo, y que, por un nivel de intensidad medio (aún en el seteo de mayor brillo) y un acrílico curvo, complica fuertemente su visualización en días de sol a pleno o muy alta claridad. Para mejorar. La otra negativa, menor, tiene que ver con el alojamiento de la boca de carga de combustible; no es estanca y acumula bastante tierra, si bien la tapa no permite que ingrese al tanque, claro. Los dos días siguientes, antes de devolverlo a Citroën (Parra Automotores), transitamos por ruta y ciudad; consiguiendo en este caso entre 9 y 10 km/l, aunque con pocas detenciones. Si el tránsito y los semáforos obligan a paradas y arranques permanentes (con la caja AT) estos valores descienden bastante.
Final del viaje, transitado con gran confort a bordo, buena estanqueidad general y una caja que se mostró correcta, si bien no está pensada para estos circuitos. Buena opción familiar, con un motor interesante, aunque pierde un poco de brillo con esta variante automática. Hasta el próximo operativo.