MENU

Comentarios (0) Editorial

¿Porqué manejamos tan mal? ¿No sabemos?, ¿O no queremos?

Muchas veces, cuando se aborda el tema «Cómo manejamos» se mezcla lo técnico y lo práctico, y entonces automáticamente nos defendemos, expresando: «Sé manejar, no necesito que alguien me enseñe qué hacer»

Como muchos lectores, recorro (y he recorrido) muchos kilómetros diariamente y soy bastante observador de la conducta de los demás, y no dejo de sorprenderme, sobre todo ante cuestiones que escapan a la «técnica de manejo».
Si alguien encara una rotonda por el «lado externo» (asumiendo tenga 2 carriles), ¿porqué en la mitad del recorrido se cierra?. Resulta incomprensible, y no excede a una de dos respuestas. No sabe que no puede cambiar de carril (poco probable) o, poco le importa el resto, y entonces, probablemente, ni siquiera se fija por donde circula (seguramente es así).

Pero además, en muchos casos, ni siquiera hay un «egoísta» sentido de supervivencia. Si uno frena de repente para girar, y, además, no avisa (guiño, mano, pie, lo que sea…), corre grandes riesgos que quien circula por detrás no tenga tiempo de advertir la maniobra y ocurra un accidente. Entonces, ¿para qué arriesgarse a ser chocado?, ¿no es mejor avisar, hasta exageradamente, la maniobra a realizar para minimizar el riesgo?

Otro factor que suele verse es el de la comodidad. Muchas veces podemos observar gente que, simplemente por no hacer un par de cuadras más (vuelta manzana), se cruza de carril en solo unos metros, o frena abruptamente, o, peor aún, hace marcha atrás en plena congestionada avenidad, para no pasarse de la calle donde debía girar.

Y el respeto. Llego a expresar que, ni siquiera me importa de quién es la prioridad en una bocacalle (el que va por la derecha), o en una rotonda (el que transita por ella); hay una cuestión de mínimo respeto y tolerancia que debería movernos a ceder un poco. Suelo comentar un ejemplo claro de nuestro egoísmo, y se da cuando alquien quiere ingresar a una avenida de gran circulación. Para quien intenta ingresar, esperar 20 ó 30 autos es mucho; sin embargo para quien transita por la arteria principal, dejar un lugar, es solo eso, una posición más atrás, nada más. Y a pesar de eso, es raro esperar ese gesto de algun automovilista; afortunadamente, algo de civilidad queda, y siempre aparece alguno. Más aun, si uno deja pasar adelante suyo a otro, recibe un «bocinazo» del vehículo que nos precede.

En fin, nos falta tanto en lo que hace a respeto por los demás y educación, que resulta algo infantil esperar y confiar que esto vaya a cambiar. Y no solo se da en el manejo diario, también en las otra actividades humanas. Por eso, cuando escucho críticas a políticos, como si fueran culpables de todo (lo son de muchas cosas), suelo hacer 2 preguntas, 2 que son suficientes para dejar pensando al eventual interlocutor: ¿los políticos vienen de un repollo o salen de la misma sociedad? Y además, ¿las actitudes mezquinas que vemos a diario (como quien se va del super y deja el carrito detrás del auto vecino) y no tienen a políticos como protagonistas, a qué se deben?

En fin, nos falta mucho, pero debe hacerse el intento de cambiar nuestra realidad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *